La ética empresaria ante la globalización y la crisis
Como ciudadanos responsables las compañías pueden contribuir al desarrollo de los países, dijo Mario Calafell Loza (Pan American Energy) en la Cátedra, en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires. La siguiente es su ponencia
El tema de la Responsabilidad Social fue imponiéndose de a poco en los últimos años y en paricular la Responsabilidad Corporativa fue penetrando como consecuencia del proceso de globalización y de las exigencias que ese proceso plantea a los distintos países y a las empresas que operan en ellos.
Empezaré haciendo una referencia a la relación que hay entre la empresa y la ética de su gente. Los valores de los hombres de las empresas son decisivos para lo que será luego en el tiempo la cultura de los valores de una empresa. ¿Cómo podemos decir que una empresa sin vida, un ente ideal, una construcción de la economía y del derecho sea sujeto de valores? La empresa actúa a través de su gente, pero adquiere una cultura propia que va formando su gente, sus dueños, sus accionistas, sus dirigentes, sus gerentes. Esa cultura permanece después que los hombres nos hemos ido; nuestra huella en las empresas permanece a pesar nuestro y termina integrándose en la vida futura de las empresas. Por eso, a mi juicio podemos hablar de cultura de la empresa que trasciende a la de los hombres que hoy la integran, a la de los gerentes que hoy la gestionan y por supuesto, que trasciende a la de los accionistas cada vez más anónimos, cada vez más preocupados por los resultados que por lo que ocurre dentro de la empresa, salvo que afecten los resultados.
La ética de la empresa se ha vuelto cada vez más una condición de su éxito, de su crecimiento, de su progreso y fundamentalmente una condición de su reconocimiento social. Reconocimiento social de significativo valor si se piensa que de una manera o de otra el Estado autoriza y define las formas de actuación de cada una de nuestras empresas. Alguna de ellas, como la que yo represento, depende de concesiones estatales para operar. La renovación de sus concesiones depende del Estado, de una decisión estatal, que puede ser una decisión peor o mejor según el juicio de la empresa o según el juicio de la comunidad, pero que probablemente no será la misma si la imagen de la empresa, la imagen que de la empresa tiene la sociedad, la reputación de la empresa, es buena, es regular o es mala.
Los que son concesionarios de servicios públicos, concesionarios de explotación de recursos naturales o aquellos que sin serlo tienen empresas grandes, medianas o pequeñas de tipo industrial que parecen un poco más autónomas, cada uno de ellos tiene que cumplir con la ley, y cada uno de ellos en algún momento, aun sin quererlo, viola la ley o provoca un daño, o tiene un accidente. Son momentos en los cuales la sociedad comprende, justifica o condena. Los hombres del poder, los gobiernos, no nos tratan de la misma manera si las comunidades los acompañan en decisiones de absolución o si la sociedad no los acompaña en esta suerte de perdón y comprensión.
A esta cascada de distintos sistemas éticos debo agregar la importancia para nuestras empresas de la ética de nuestros entornos socioculturales. El entorno sociocultural de nuestras empresas es vital para determinar si un ambiente político, si una comunidad tiene una cultura pro-negocios o anti-negocios, pro-actividad privada o anti-actividad privada, pro-propiedad privada de los medios de producción o pro-propiedad estatal; pro-regulacionismo o pro-libertad. Pero en la base misma, y antes de esto, está la idea de cómo reacciona la sociedad frente a los contratos. No es lo mismo una sociedad que considera que el contrato es algo que debe ser cumplido, que aquella que considera que el contrato refleja solamente los intereses del día de hoy y mañana será otra la historia. Debo decir, casi por experiencia propia, que también hay de estas sociedades en las cuales los papeles firmados valen para el día que se firmaron y que en contextos como esos, los sistemas de riesgo, los sistemas de emprendimientos privados, los sistemas de producción son totalmente distintos; no se puede dimensionar un riesgo si estamos en una sociedad que considera que el contrato es nada más que un pedazo de papel válido para el día de la firma.
La estabilidad de las normas es otro elemento de la ética de la comunidad a la que me estoy refiriendo. Sin normas estables no hay seguridad jurídica, sin normas estables no hay posibilidad de calcular los riesgos de un emprendimiento y sin riesgos de un emprendimiento no hay sistema industrial, sistema de empresa capitalista que pueda prosperar. La seguridad jurídica implica la confianza de que un juez va a aplicar una norma estable, y la va a aplicar de la misma manera a lo largo del tiempo. Esto es un conjunto de ideas que hace a la confianza como condición del funcionamiento de nuestro sistema de producción, de nuestro sistema económico, que es casi hoy nuestro sistema de vida, y quizás también lo ha sido siempre. En alguna charla que tuvimos en el foro, yo recordaba a Gunnar Myrdal, que hablaba de las condiciones del desarrollo y decía que había experiencias ocasionales de éxito en el desarrollo, que la mayor parte de las experiencias que él podía analizar eran experiencias de fracaso, de no desarrollo, y que las experiencias de desarrollo tenían una serie de connotaciones que estaban todas vinculadas al factor de confianza, que resulta de los factores ético-culturales que acabo de mencionar.
En cuanto a la responsabilidad de la empresa frente a la sociedad -que de esto se trata cuando hablamos de Responsabilidad Social Empresaria- me parece que es indispensable distinguir entre la responsabilidad legal de las compañías y de las personas, y la órbita de los actos voluntarios de las personas. La responsabilidad social primaria, por supuesto, está ligada a la responsabilidad legal, al cumplimiento de las obligaciones, al pago de los impuestos, al respeto de la persona humana y de sus derechos, al respeto del medio ambiente y todo ese cúmulo de obligaciones legales que tiene que ser escrupulosamente satisfecho por una empresa si queremos empezar a hablar de Responsabilidad Social Corporativa.
Pero cuando hablamos de Responsabilidad Social Corporativa dejamos el campo de la obligación legal y entramos en lo que son los actos voluntarios de las empresas. Y en este campo, tenemos valores éticos, normas que a nuestro juicio deben cumplirse en una empresa para que sus acciones de Responsabilidad Social sean realmente esto y no actos determinados por el interés de corto plazo, por el marketing, por la publicidad, por la formación de una pura imagen. Esta ética de las acciones de Responsabilidad Social pasa por el conocimiento profundo de cuáles son las necesidades de la comunidad, por una exploración sistemática de esas necesidades, por el chequeo de que las necesidades que uno encuentra como integrando el abanico de necesidades de la comunidad sean asumidas por esa comunidad como necesidades. La tentación por adoptar un papel superior al de la comunidad misma desde la empresa y sobre todo desde las grandes empresas, es una tentación sempiterna. Siempre esta ahí presente la tentación de sentirnos superiores. Y la realidad es que muchas veces uno dice la comunidad necesita tal cosa y las necesidades de la comunidad, por lo menos en la medida de lo que la sociedad relaciona con sus propias necesidades, pasa por otro lado.
Entonces la primera regla que nosotros aplicamos en nuestro manejo de los programas de Responsabilidad Social es determinar una necesidad, chequear si la necesidad es vista como tal por la comunidad, y el paso siguiente es verificar si la comunidad está o no está dispuesta a que uno intervenga en ese problema, en esa necesidad que a veces forma parte de la intimidad de la comunidad, que a veces forma parte del seno de la comunidad, que a veces forma parte también de campos de acción que la comunidad considera reservados a otras órbitas, a la Iglesia, o a una ONG que actúa en el seno de la comunidad desde tiempo atrás, de consejos escolares o de cooperativas de hospitales.
Entonces este tercer campo se relaciona con el respeto de la comunidad en la forma como la comunidad se ve a sí misma y la forma que la comunidad ve sus necesidades, y como ve, también, a la empresa que se ofrece a resolver esas necesidades.
Los contenidos de la Responsabilidad Social son el otro aspecto al que me gustaría referirme. No son contenidos permanentes, no son un inventario de cosas que constituyen la Responsabilidad Social de las empresas. El contenido de la Responsabilidad Social es una consecuencia directa de las circunstancias que vive la comunidad, y está determinado por ellas. Y cuando digo la comunidad digo el pueblito remoto, la ciudad del interior, la ciudad de Buenos Aires o el país. Claramente no tenía los mismos contenidos la Responsabilidad de las empresas antes de la crisis de finales de 2001 que en el 2002, en el 2003 y ahora. No tenía los mismos contenidos antes del proceso de globalización que después de ese proceso. La globalización nos expone a todos a un sistema en el cual todos compiten siempre que estén en condiciones de competir. Si uno no está en condiciones de competir no se inserta en el proceso global, queda al margen del proceso de globalización, que no es un proceso ideológico en sí mismo sino que es un hecho, es un dato de la realidad. Las comunicaciones explotaron, los sistemas de producción se revolucionaron, los sistemas de transporte se multiplicaron y la red de Internet, la web, generó nuevos mecanismos de comercio, un nuevo acceso al conocimiento, una capacidad de comunicación instantánea entre las personas. Es un desafío en sí mismo.
El mundo cambió en un lapso de 10 o 15 años radicalmente, y este mundo nuevo demanda países exitosos. El sistema para crecer demanda mercados exitosos, demanda un país con ocupación, no digo plena pero con gente ocupada, gente que consuma, gente que produzca y pueda entrar en el mercado y recibir la presión de otros mercados sin colapsar, porque si colapsan son sistemas fracasados; dentro del proceso de globalización son Estados fracasados. El estado fracasado es un problema, entre comillas, para el sistema global, que alguien se va a ocupar de resolver, y no será obviamente la población, los ciudadanos del Estado fracasado, los que resuelvan el problema. Alguien vendrá a resolver los problemas de los Estados fracasados.
Por eso el tema de la Responsabilidad Social es el tema de la responsabilidad de las empresas que con su conducta tienen un efecto de ejemplaridad, con una enorme capacidad de multiplicación, y que con su potencial económico pueden derivar recursos para llenar los baches que en un momento de crisis como el que vivió la Argentina, y sigue de alguna manera, viviendo, contribuyan a llenar lo huecos que ha ido dejando el Estado. La crisis de representación política, la crisis económica, la crisis educativa, la crisis de seguridad, alimentaria, toda esta crisis genera huecos que no son llenados solamente, ni principalmente por las empresas, pero las empresas están trabajando como ciudadanos, como otros que trabajan al lado de ellos, y como ciudadanos de la comunidad asumen a veces responsabilidades.
En esas responsabilidades tienen algunas obligaciones que cumplir para intervenir en un problema que debió ser un problema de la comunidad en tanto organización, comunidad organizada. Por eso tiene que coordinar esa acción con el poder, con el gobierno, con el ministerio de educación cuando son temas educativos, con el ministerio de salud cuando son temas hospitalarios y de salud, con las distintas incumbencias del poder del Estado, para que su intervención, al igual que el consenso de la comunidad, sea el consenso del Estado organizado como poder.
Todas estas circunstancias, unidas a la idea central de que el objetivo principal de esta intervención, de esta responsabilidad ejercida sobre la comunidad, sea legítima, unido al hecho de que su objetivo no sea un objetivo de marketing, o que por los menos no lo sea primariamente, que su objetivo no sea de publicidad, o que no lo sea primariamente, es lo que hace que la Responsabilidad Social Corporativa sea útil, contribuya al desarrollo de nuestros países, contribuya a la solución de la crisis y ayude a enaltecer y a hacer grande la actitud ética de todos nosotros.