Expirado
Religiones

Reflexiones del Pbro David George (Iglesia Anglicana), vicepresidente del Foro Ecuménico Social.

En Semana Santa, señaló las contradicciones que genera el miedo, aplicable a muchas situaciones actuales en la Argentina y en el mundo, y que exigen responsabilidad ciudadana, una de los objetivos de ese foro. Son estas: 

En el Domingo de Ramos Jesús está rodeado por los discípulos, aclamado por el pueblo de la ciudad y los niños cantando “¡Hosana, bendito el rey que viene en el nombre del Señor!”  Sí, Jesús en ese momento es su Señor, su Rey de Paz y lo acogen con júbilo. (Lucas 22:14- 23:56, Lucas 23:1-49)

Entonces ¿Qué pasó?  ¿Qué salió mal? Porque en cinco días el grito triunfal de ¡Hosana! Se convirtió en el aullido de una turba que exigía su muerte de voz en cuello ¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo! Entre el domingo y el viernes se pudrió todo, todo se volvió patas arriba. ¿Por qué este abrupto cambio cuando tanta gente había mostrado su lealtad y alegría al ver a  Jesús entrando la ciudad? Si analizamos las razones llegamos a una triste conclusión sobre la humanidad. Entre el domingo y el viernes pasaron cosas al nivel estatal y otras más privadas, pero igualmente vergonzosas, con respecto a lo que se revela sobre nuestra fragilidad.

Por un lado se intervinieron los poderes políticos y las autoridades religiosas del establishment. Tomaron cartas en la cuestión de qué hacer con este predicador itinerante de Galilea, pero no para practicar la justicia sino para condenar al inocente. A nivel personal hay varias traiciones en su círculo más íntimo, de Judas aparentemente decepcionado por su liderazgo y de su gran amigo Pedro aterrado por el peligro de ser tachado como un seguidor de Jesús. En unos pocos días se colapsó todo el andamiaje que había sostenido su lealtad, coraje y confianza.  “Todos lo dejaron y huyeron” dice el evangelista.

Creo que Semana Santa nos ofrece la oportunidad para reflexionar sobre el lamentable comportamiento de los apóstoles y tal vez entendamos algo acerca de la inversión de la actitud de la multitud en la calle. Obviamente el miedo influye la conducta de la gente y en la actualidad hay ejemplos sobrados de regímenes que usan el miedo para amedrentar, suprimir y eliminar a sus disidentes. 

Por suerte en la Argentina no sufrimos a causa de ser cristianos, pero en otros lados la historia es muy diferente. Esta semana no olvidemos a nuestros hermanos y hermanas perseguidos por su fe. Oremos que tengan valor para testimoniar.

El comportamiento errático y volátil de la gente en masa es una advertencia. Nos enseña que a veces nuestras emociones y entusiasmos nos engañan, haciéndonos creer que, porque hemos hecho una declaración pública de nuestro amor por Jesús, nuestra fe sea fuerte y resistente al mal. Podemos hablar con toda sinceridad de nuestra lealtad a Jesús, como hizo san Pedro, pero cuando llega la prueba se desvanece. Es fácil regocijarse cuando todos en nuestro alrededor comparten nuestra experiencia y el evento parece un éxito y lo que llamamos nuestros corazones se llenan con sentimientos cálidos Pero el corazón bíblico es un órgano mucho más duro y menos atractivo que un sentimiento pasajero.

Reflexionemos entonces esta semana y revisemos cuidadosamente lo que es real en nuestro compromiso con Cristo más allá de las emociones para que no estemos contados entre aquellos que hoy proclaman ¡Hosana! y el viernes bramarán ¡Crucifícalo! Crucifícalo!

Obra: Fragmento de “Vía crucis”, de Giovanni Tommasi Ferroni.