Expirado
Reflexiones Cátedras

Una crisis provocada por fallas en la dirigencia y en el Estado

El empresario Eduardo Costantini dijo que la demanda de responsabilidad social es gigante en la Argentina porque estamos viviendo la peor crisis social con el mayor porcentaje de familias sin empleo. En esta página ofrecemos su ponencia. 

En el tema responsabilidad social del empresario, básicamente todos mis pensamientos me llevan con mucha fuerza a pensar en el disfucionamiento de nuestra sociedad, de nuestra Argentina. Creo que tal vez estemos atravesando la peor crisis de responsabilidad social. Hay una oferta y una demanda de responsabilidad social. La demanda viene acompañada por las necesidades básicas que hacen a la dignidad de las personas, de las familias insatisfechas, y sin duda en la Argentina estamos viviendo la peor crisis social con el mayor porcentaje de familias sin empleo. 

Todos conocemos la crisis por la cual atravesamos, producto de un desmanejo de nosotros, los dirigentes, y del país o de la sociedad como un todo. Una sociedad que sin duda es excluyente, que no puede crecer, que no puede lograr crecimiento económico y a su vez que tiene problemas de distribución del ingreso, va generando un aumento enorme, gigantesco, de millones de familias que quedan excluidas de la posibilidad de tener la satisfacción de esas necesidades básicas como la alimentación y la educación.

Cuando se habla de responsabilidad social del empresario, es muy distinto pensarlo en países exitosos que han logrado una forma de crecer, como Suiza, Estados Unidos, Francia, o España, y un país en el que estamos fracasando en ese sentido. Aquí la demanda de responsabilidad social es gigante. 

Entonces el primer diagnóstico es que como sociedad institucionalmente hablando, integralmente, funcionalmente, sin duda que estamos fallando. Marcelo Paladino había dicho que en realidad no influye tanto el peso de las instituciones sino las personas que integran esas instituciones. La calidad de las personas hace a la institución, a que cumpla con su función, a su estabilidad, su permanencia en el tiempo. Para que esa institución esté en cierta forma dignificada, sobre todo me parece que es muy importante el tema de la justicia en la Argentina. Hay un error generalizado, o un comportamiento moral equivocado, en los argentinos y que da este resultado. 

La demanda es enorme y en cuanto a la oferta de responsabilidad social, cada uno en su rol, los sindicatos, los empresarios, el Estado, deben tener un comportamiento que trate de satisfacer algunos de los puntos que se han tocado en esta Cátedra. 

Creo que la responsabilidad social del empresario en su mayor medida no va a ser impulsada desde el empresariado. Yo realmente no creo en la benevolencia de las personas. No quiero dar un enfoque tan pesimista de la naturaleza del ser humano, pero me parece que cuando uno piensa en términos sociales y en términos de país es fundamental una discusión política de un acuerdo y -debo insistir- de un contrato social en el cual al empresariado se lo encarrile en un camino que fomente la responsabilidad y se castigue la irresponsabilidad social. Por eso digo que es muy importante el funcionamiento de la justicia en nuestro país y por supuesto el funcionamiento como habíamos dicho de todas las instituciones y las personas que hacen a esas instituciones. Por supuesto, los dirigentes -los políticos, los empresarios, los sindicalistas, etc- tenemos la mayor responsabilidad. Tenemos una sociedad en la que los dirigentes están devaluados; sobre todo si se quiere hablar -si uno ya tiene la etiqueta de empresario, banquero, sindicalista, político- ya arranca mal. Esto no hace más que reflejar la demanda de responsabilidad social que existe. 

Cuento anecdóticamente que me enteré que en un programa de televisión habían hecho una crítica a mi persona por la construcción de un edificio a dos cuadras del Museo Malba en el que el metro cuadrado se vendió a 2900 dólares, un valor realmente elevado. De nuevo, la queja se da en esta Argentina bipolarizada, en la cual hay un sector de la población que tiene acceso a bienes y hay un enorme segmento de la población que no tiene acceso. Al mismo tiempo se ve en programas de televisión panaderías en las que hay colas de gente pidiendo por las sobras a la tarde. Evidentemente, la sociedad, nosotros, no respondemos a esa necesidad vital de las familias argentinas. ¿Cómo puede ser que se construya un edificio de departamentos que valen más de un millón de dólares cada uno y al mismo tiempo la gente se muera de hambre? Lo que está mal es la totalidad, la resultante que nosotros hemos generado. 

Por otro lado el Estado no reconoce la dimensión social de las empresas. Primero, no hay una política fiscal que aliente la inversión social por parte del sector privado en las ONGs. No hay desgravación fiscal ni para las familias ni para las empresas. Yo pertenezco también al mundo de la cultura y hace algunos pocos años se trató la aprobación de una Ley de Mecenazgo, en la que de alguna manera había un incentivo fiscal para todas las donaciones con un fin cultural. Independientemente de las imperfecciones que tenía, el cuello de botella para la aprobación de esa ley estuvo en el ministerio de Economía, por las restricciones fiscales que tiene la Argentina debido a su incapacidad para recaudar. Siempre faltan recursos. No era tanto un tema conceptual sino que la que tiene mayor autoridad es la secretaría de Hacienda, que dijo: “Esto me va a producir tal perjuicio impositivo”. En este caso se demuestra la falta de una política de Estado global referida al rol de las familias y las empresas en su dimensión social. Pero aun si esa ley se llegaba a aprobar, era absurda porque el que donara para un museo, o para un proyecto cultural, tendría desgravación y aquel que donara para un hospital o un colegio no la tendría. 

No creo en la benevolencia per se, creo en la caridad como un don, pero cuando estamos hablando en términos de país tiene que haber una legislación apropiada y el funcionamiento de la justicia para castigar todas las conductas que van en contra de la responsabilidad social. Recuerdo que hace unos pocos años hubo un corte de luz en California y después de siete u ocho horas la gente empezó a asaltar los supermercados en una sociedad pudiente. Es decir, cuando ellos vieron que no había control y no había penalidad, actuaron en consecuencia. Entonces para mí es fundamental tener políticas de Estado, que tengan un rol todas las instituciones, y que exista una justicia efectiva que vaya sancionando de acuerdo al mal comportamiento. 

Hay un tema bastante duro de expresar y es que en la Argentina en general los empresarios y las familias pudientes tienen una menor propensión a las actividades filantrópicas si las comparamos con las de otros países.

Tal vez esté diciendo una barbaridad, pero por la experiencia que tengo, por los números que conozco de otras fundaciones, de otras instituciones, de otras ONGs, me doy cuenta de lo difícil que es obtener recursos de una magnitud más o menos significativa. Me parece que los argentinos estamos de alguna forma con un pie acá y un pie afuera. Sobre todo los que tenemos mayores recursos, tenemos menor adherencia a nuestro país. También es lógico que sea así, ya que es la consecuencia de ese mal funcionamiento de nuestra sociedad, que lleva a darle un valor menor al que debería tener. O sea, uno ve en otras sociedades un compromiso mucho mayor de las familias con las distintas instituciones. Por ejemplo lo vemos en Estados Unidos, en Harvard o el Museo de Arte Moderno de Nueva York, que obtienen fondos en una cantidad realmente muy significativa. Si bien allá las fortunas son mucho mayores que las que hay acá, se involucra más a las familias y a los empresarios, están más integrados, hay un sentido de comunidad mayor. 

También Marcelo Paladino hablaba de construir el tejido social, de esa pertenencia, y me parece que nosotros estamos más disgregados, y que es producto de la crisis, del disfuncionamiento, de la corrupción, de las prácticas que nos hacen tener un menor sentido de identidad y de pertenencia. Todas esto es fundamental considerarlo para corregir en gran parte el problema de la responsabilidad social del empresario. 

CÁTEDRA ABIERTA DE RESPONSABILIDAD SOCIAL Y CIUDADANA