Expirado
Reflexiones Cátedras

Generar espacios de encuentro y de diálogo.

Miguel Lifschitz, Intendente de Rosario, señaló que es importante la tarea que puede desarrollar un gobierno municipal para promover y generar un clima de compromiso, de participación y de responsabilidad del sector privado y también de los ciudadanos y de las instituciones. Esta es su ponencia:

La Responsabilidad Social Empresaria está hoy de moda y ha adquirido una enorme perspectiva. Pero, en realidad, es un tema viejo el del compromiso de las empresas con el entorno, con el territorio, con su comunidad.
Quiero compartir con ustedes una visión del tema desde lo local, desde mi experiencia de gobierno en la ciudad de Rosario, que tiene un millón de habitantes, que tiene un entramado empresario muy importante, de enorme potencia, constituido por algunas grandes empresas pero fundamentalmente por una red de pequeñas y medianas empresas con una fuerte raíz local o regional. Esa identidad productiva que tiene Rosario genera una cantidad de oportunidades y posibilidades. Nosotros hemos tratado de aprovechar, de promover y de incentivar en estos años el compromiso y la participación del sector privado en la vida de la ciudad, con la idea que trabajando por la ciudad, mejorando la calidad de vida y las posibilidades de desarrollo de la región, también lo estamos haciendo por nuestra propia familia, por nosotros mismos, y por nuestra propia empresa.

La participación de las empresas se da fundamentalmente en cuatro temas muy importantes. Uno tiene que ver con la preservación del medio ambiente vinculado a la actividad específica de las empresas, el cuidado del ambiente urbano y el desarrollo de conciencia ambiental. Hay un aporte muy importante en el desarrollo de la actividad cultural, generando identidad cultural para promover y proyectar la ciudad. En el campo de las políticas sociales, apoyando y cooperando en la atención de sectores de población en situaciones de pobreza o de exclusión. Finalmente, cuando se plantean objetivos de crecimiento y de desarrollo, que tienen que ver con potenciar las fortalezas del entramado productivo local, el papel del sector privado es clave.

Para que esto ocurra y para que haya una participación y un compromiso de las empresas en estos temas es necesario generar un clima, un escenario apropiado que estimule, que promueva este tipo de actitudes y de compromisos, que no quede librado solamente a la decisión individual o corporativa de una empresa, sino que sea parte de una actitud, de una manera de encarar el desarrollo local.

Es importante la tarea que puede desarrollar un gobierno municipal para promover y generar un clima de compromiso, de participación y de responsabilidad del sector privado y también de los ciudadanos y de las instituciones. Cuando hablamos de responsabilidad en el territorio urbano estamos hablando de responsabilidad en primer lugar del Estado y del Gobierno, que deben dar el ejemplo, marcar las reglas de juego, abrir caminos, generar espacios. En segundo lugar, hablamos de las instituciones de la sociedad civil y del sector privado, de las empresas. Pero también debemos pensar en la responsabilidad individual de los ciudadanos, pensar en una cultura de ciudadanía responsable.

En ese sentido es fundamental desarrollar un marco de confianza entre el gobierno o el Estado, la sociedad civil y el sector privado. Promover y desarrollar una cultura democrática y participativa, no solamente en términos formales, en relación a las prácticas propias del Estado de derecho y del funcionamiento democrático de las instituciones, sino alentando y poniendo en escena nuevas formas de participación democrática. Las audiencias públicas, los mecanismos de consulta, las mesas de diálogo sobre diversos temas, pueden ser excelentes herramientas para lograr ese objetivo. O sea, mecanismos que faciliten el conocimiento de los ciudadanos y de los empresarios en particular sobre la actividad del sector público, que generen espacios de encuentro y de diálogo y también instancias de participación y de decisión por parte de los ciudadanos y de los empresarios sobre temas que tienen que ver con la vida cotidiana de la ciudad o con proyectos de mediano y largo plazo.

Apuntamos a una ciudadanía activa, no a una democracia de electores que cuentan para el voto, cada dos o cada cuatro años, y delegan toda la responsabilidad del gobierno en los electos, sino una ciudadanía activa en una democracia de ciudadanos que asumen plenamente sus derechos pero también sus responsabilidades, que asumen su cuota de participación y de compromiso en la vida de la comunidad. Cuanto más alto es el punto de la escala social o económica en la que se encuentran los actores involucrados, obviamente esa responsabilidad es aún mayor.

Pero también es importante generar la motivación y los estímulos, porque nadie se compromete ni participa sino encuentra algún motivo, alguna causa, algo que lo lleve a asumir compromisos tanto en el terreno individual como en el corporativo. Es una tarea de los gobiernos locales generar esos estímulos, proponer objetivos, metas que estimulen la participación y el compromiso con la comunidad.

En nuestro caso, nos propusimos organizar el Tercer Congreso Internacional de la Lengua Española en 2004, y fue un extraordinario acicate para muchísimos empresarios que se involucraron con las distintas actividades. Se refaccionó el teatro más importante que tiene la ciudad de Rosario, que es el teatro El Círculo, con más de tres millones de pesos de aportes empresarios y sin un solo peso de aporte público. Toda la actividad que fue muy exitosa, tuvo una gran repercusión nacional y que posicionó a la ciudad a nivel internacional, y además promovió y desarrolló la actividad cultural y turística en forma significativa, se desarrolló a partir del aporte de los ciudadanos, de las instituciones y de las empresas.

Este tipo de actividades son muy relevantes justamente para despertar las voluntades de compromiso y de participación de la comunidad. Pueden ser también metas sociales, objetivos de carácter social o de carácter económico. Hay distintas alternativas en ese sentido.

Las ciudades necesitan construir cohesión social. Alimentar una conciencia, una cultura de solidaridad en la ciudad. Solidaridad en términos de sensibilidad frente a los problemas de los sectores en situación de pobreza o de exclusión o ante aquellos casos más evidentes de inequidad social como las situaciones de los chicos de la calle, por ejemplo. Sino también solidaridad como conciencia de un destino común, como el desarrollo de una conciencia comunitaria. Construir la idea de comunidad, la idea de que todos los ciudadanos y todos los actores sociales y económicos de la ciudad tenemos un destino común, y que ese destino de alguna manera es una construcción colectiva.

Esto implica desarrollar un sentimiento de equipo, en el que todos somos concientes que tenemos una tarea, pero donde el resultado del partido nos beneficia a todos. Ganar el partido es una tarea de todos. Es un intangible pero es un capital importante de una ciudad. Algunos lo llaman capital social, es la capacidad de una comunidad para establecer vínculos y redes, la capacidad de asociación entre lo público y lo privado, entre las instituciones entre sí. Esto se construye y termina siendo un capital importante para una ciudad, para una comunidad, para un país.

Trabajando sobre estas líneas, sobre estas ideas, sobre estas estrategias con cierta continuidad hemos logrado resultados muy importantes. Mencionaré algunas cosas que están funcionando y que tienen que ver con esta posibilidad de desarrollar un espacio de cooperación, de trabajo en común, de relación entre las empresas, el sector privado y el gobierno. Formulamos hace unos años atrás un plan estratégico. No sólo es una experiencia de planificación, que ya de por sí es muy importante. Hacer un ejercicio de perspectiva, de mirada a largo plazo sobre la ciudad y hacerlo además en forma participativa con especialistas, con técnicos pero también con los actores económicos y sociales de una comunidad es un ejercicio de por sí muy importante.

Pero sobre todo el plan estratégico es una excusa, una herramienta, un instrumento para generar un marco de concertación, para generar una mirada común sobre los problemas, sobre las perspectivas y sobre las oportunidades que tiene una ciudad. Se trata de lograr que los empresarios, la universidad, el gobierno, los distintos sectores políticos, las instituciones sociales más importantes compartan una visión sobre la realidad, un diagnóstico y un proyecto de futuro.

Nosotros lo construimos hace unos años atrás y se ha convertido en una herramienta clave del crecimiento y del desarrollo de la ciudad, del abordaje de los principales problemas sociales y urbanos. Es un marco de orientación para el trabajo del sector público, pero también para las empresas y para las instituciones de la ciudad. La mayoría de los grandes proyectos que ha definido el plan estratégico se han implementado o están concluyéndose. Es muy importante para una ciudad avanzar con una mirada más o menos clara, pero también más o menos compartida sobre la meta, sobre el destino hacia el cual estamos caminando.

Como fruto de ese plan estratégico entre otras cosas surgieron una cantidad de instituciones, por ejemplo una agencia de desarrollo regional que está integrada por todas las organizaciones empresarias de la ciudad, por el gobierno local, el gobierno provincial y otras entidades, que tiene como tarea fundamental no una tarea corporativa ni de defensa gremial de las empresas sino, al contrario, desarrollar y promover a la pequeña y mediana empresa, desarrollar el sector de la economía social, generar nuevos empresarios, es decir hacer un trabajo de promoción económica para fortalecer el tejido productivo de la ciudad.

De la misma forma surgió un Polo Tecnológico que está constituido por más de setenta empresas de tecnología cuyo objetivo no es promover beneficios para las empresas de tecnología sino interrelacionarse con la universidad y con el sector científico y tecnológico para generar más recursos humanos y mejor calificados, para promover el desarrollo de las investigaciones y apuntalar la tarea de los centros de investigación locales, para consolidar el perfil científico y tecnológico de la ciudad.

Así también sucedió en el ámbito turístico con la creación del Ente Turístico, junto al sector empresario del turismo, lo que ha permitido en estos años convertir a Rosario en una ciudad turística, con un turismo creciente nacional y también internacional.
Nuestra más reciente creación en este terreno de proyectos de cooperación público-privado es la Fundación de la ciudad de Rosario, una institución que también surge como una iniciativa del municipio pero que se comparte con más de cien empresarios de la región que en dos meses han aportado más de 500 mil pesos para desarrollar tareas de promoción, de posicionamiento de la imagen de Rosario en el país y en el mundo.
Otro organismo, el Cimpar, también de integración público-privada, con un conjunto de empresas industriales de la ciudad, desarrolla buenas prácticas de política ambiental.

Estos son algunos ejemplos de las cosas que se pueden lograr cuando se genera un clima apropiado, cuando hay estímulos y cuando efectivamente hay empresas que tienen una vocación de ser protagonistas en distintos tipos de actividades asumiendo su responsabilidad social o su responsabilidad comunitaria.

Otra experiencia que hemos desarrollado en los últimos siete años, que no se vincula directamente con el tema de la responsabilidad social de las empresas pero que ha sido para nosotros un valiosísimo instrumento para construir ciudadanía, para ampliar las bases de la participación democrática de los ciudadanos, es la descentralización y el presupuesto participativo. Con la descentralización generamos ámbitos territoriales más pequeños para que el ciudadano común, para que la institución local y para que la pequeña empresa encuentren un territorio más cercano, un ámbito más próximo para facilitar y promover la participación. La ciudad de Rosario, que tiene la misma superficie que la Capital Federal, se dividió en seis distritos y cada uno de ellos tienen más o menos 200.000 habitantes, en relación con un centro municipal. Alrededor de ese centro municipal se desarrollan diversas actividades; una de ellas es la del Presupuesto Participativo, que es un instrumento también como el de planificación estratégica, donde la excusa es la asignación de una cierta parte del presupuesto del municipio para obras o proyectos sociales en el distrito. Esa es la excusa, porque el objetivo más importante es justamente desarrollar una gimnasia, una práctica de participación, una práctica democrática del ciudadano común, ya no a través de representantes ni de mediadores, ni de instituciones, sino en forma directa, en la tarea de pensar, planificar, decidir los proyectos más importantes para su territorio, su barrio, su distrito.

Esta experiencia ha ido creciendo año tras año en cantidad de participantes pero también en calidad de participaciones, porque evidentemente en la práctica se van desarrollando también hábitos y conductas que mejoran la participación y la convivencia de la gente. Es una excelente herramienta para promover esa cultura de responsabilidad ciudadana de la que hablábamos; el ciudadano no solamente le demanda al Estado sino que en este caso tiene que proponer, que analizar, que priorizar, porque hay un presupuesto limitado y finalmente decidir. Se trata de una especie de práctica de gobierno, de responsabilidad, hacerse cargo de tomar decisiones que benefician a unos y obviamente postergan las posibilidades de otros. Esto contribuye también al objetivo de una ciudadanía responsable.

Finalmente creo que en estas cosas no hay recetas. Seguramente nuestra experiencia no es trasladable a otros lugares. Cada ciudad tiene su historia, su identidad, su cultura. Pero vale la pena hacer el esfuerzo porque muchos de los problemas de nuestras comunidades como la violencia urbana, la exclusión social o los conflictos de la convivencia pueden encararse mejor y la calidad de vida en la ciudad puede aumentar si somos capaces de construir una cultura ciudadana de la responsabilidad y la solidaridad.

CÁTEDRA ABIERTA DE RESPONSABILIDAD SOCIAL Y CIUDADANA