Expirado
Reflexiones Cátedras

"Una sociedad integrada, más justa y equitativa genera mayor riqueza "

Guillermo Oliveri, Secretario de Culto de la Nación, propuso ampliar la base de participación, incentivar la toma de conciencia y el respeto por la diferencia, y manifestó que el diálogo interreligioso es un camino de integración. Esta es su ponencia:

En sentido amplio, la expresión "responsabilidad social" puede abarcar una cantidad de significados diferentes.

No pretendo en este encuentro abrir un debate sobre los diversos abordajes posibles del tema, sino asumirlo desde el ámbito específico de la función pública, perspectiva que por supuesto no es excluyente de otros puntos de vista. 

La explicación de "lo social" siempre está atravesada por múltiples determinaciones y, al igual que las sociedades, nunca conforman un todo homogéneo. La responsabilidad social refiere a la vida pública en su conjunto, involucrando a agentes tales como las entidades económicas y empresariales, las organizaciones y asociaciones cívicas, las actividades profesionales y el papel del Estado como articulador e impulsor de esas acciones. Y en el centro de todo ello, por supuesto, está el hombre en toda su complejidad.

En ese sentido, responsabilidad social es algo que difícilmente pueda comprenderse sólo desde un marco regulatorio o legal, el cual puede considerarse como condición necesaria pero no suficiente.

El giro que pretendo darle a la expresión tiene que ver con la incorporación de determinadas pautas que pueden estar reguladas o no, pero que parten desde el sujeto mismo, de la íntima convicción de que se actúa de acuerdo con los propios principios y no sólo por obligación o por mero interés.

Cuando las posibilidades de desarrollo humano están cercenadas, algo está funcionando decididamente mal. La exclusión social no es un hecho que sucede ni una tragedia inevitable, sino la consecuencia de determinadas políticas públicas y privadas.

Quiero centrar mi enfoque sobre aquellas acciones que parten del convencimiento de ser miembro de un espacio de pertenencia. Ese espacio o ámbito de pertenencia puede estar constituido por distintos principios, de carácter étnico, económico, religioso o político. Por lo tanto, debemos ser conscientes como sociedad que en tanto adoptemos actitudes que tiendan a expulsar gente en lugar de incorporarla, estaremos contribuyendo a destruir el sentido de pertenencia y por lo tanto una de las principales razones de los sujetos para asumir pautas de responsabilidad social.

No diré nada nuevo si afirmo que estamos transitando un complejo proceso de fragmentación social que trasciende nuestra frontera. Se da la paradoja que ante un mundo cuyo desarrollo tecnológico hace que cada vez estemos más próximos en términos de telecomunicaciones, medios de transporte, circulación de información y generación de riquezas; al mismo tiempo la distancia entre los hombres parece ir en aumento y la brecha social se agiganta. En ese contexto, se vuelve cada vez más difícil identificarse como miembro al interior de un colectivo y las relaciones de pertenencia se tornan cada día más efímeras y complejas. 

Obviamente, desde la esfera de competencia de la Secretaría de Culto no podemos abordar mecanismos de inclusión social que son responsabilidad de otras áreas del Poder Ejecutivo, pero hay otra aspecto de la inclusión que sí nos compete y que asumimos como obligación moral, necesidad estratégica y compromiso ético: trabajar para que el espacio de la pertenencia se "ensanche", trabajar en la defensa y promoción de la pluralidad y la aceptación de la diferencia partiendo de la idea de que el otro distinto nos enriquece.

En ese contexto, el diálogo interreligioso tiene un doble efecto positivo. El más inmediato tiene que ver con la propuesta misma. No puede existir diálogo sin tolerancia, sin aceptación de la diferencia, sin temor a que la aceptación de la diferencia termine por comprometer la propia identidad... Por otra parte, las religiones son un vehículo natural para la transmisión y reproducción de pautas culturales que generan lazos de cohesión y de pertenencia comunitaria. 

Si bien es cierto que corresponde al campo político crear las condiciones estratégicas para ampliar el espacio de inclusión social, esa tarea no se agota sólo con generar determinadas condiciones macroeconómicas. En todo caso ésa fue una ideología política perversa que no sólo conocimos sino que seguimos pagando los efectos de su implementación. Nunca hay inocencia alrededor de la pobreza y la exclusión, sino todo lo contrario: hay responsables. Tanto en la esfera pública como en la privada.

Como miembros del ámbito político e integrantes del Gobierno nacional, asumimos el compromiso de trabajar en un proceso de inclusión que garantice a las personas los principios de igualdad ante la ley, de no discriminación, de derecho, de libertad de pensamiento, de convicciones o de religión. Derechos de los cuales nuestro país es heredero por tradición y que están ratificados además por un conjunto de normas jurídicas internacionales a las que la Argentina adhiere. 

Desde la Secretaría de Culto hace tiempo venimos trabajando en dirección a favorecer la construcción de espacios de diálogo y reconocimiento para las distintas comunidades religiosas. 

Consideren ustedes que hoy en la Argentina hay más de 2500 entidades religiosas no católicas inscriptas en el Registro Nacional de Cultos que ejercen su magisterio con total libertad. 

Concretamente, impulsamos una política activa de apertura e inclusión, mediante la cual realizamos un extenso programa de visitas a una importante cantidad de dignatarios religiosos en las localidades donde desempeñan su actividad. De ese modo pudimos compartir in situ las problemáticas, inquietudes y demandas que nos permitieron comprender y hacer un diagnóstico más preciso de la situación.

Hemos elaborado un anteproyecto de reforma de la Ley del Registro Nacional de Culto cuya reglamentación está en plena discusión. Durante todo este año se han programado reuniones abiertas con representantes de las distintas confesiones, entidades religiosas, ONGs y organismos del Estado para recoger sus opiniones y aportes al anteproyecto. En tal sentido se prevé la creación de un nuevo registro de Organizaciones Religiosas, de carácter optativo, que otorgue personería jurídica de carácter religioso a las diferentes comunidades que lo soliciten. 

Por otra parte, se trabajó en una variedad de proyectos y programas de fomento por el respeto a la diversidad religiosa, con el diseño de seminarios de formación que esperamos llevar a ámbitos tales como la policía, las fuerzas de seguridad, el servicio penitenciario y otros organismos. Es decir, pretendemos capacitar a un conjunto de agentes sociales en una cultura de respeto por la diversidad y los principios religiosos. 

En el orden internacional, nos reunimos con diferentes lideres religiosos, agrupaciones y autoridades encargadas de la problemática de culto.

En Paraguay, Chile, Bolivia, Brasil y Uruguay hemos propuesto la creación de un Foro de Culto en el ámbito del MERCOSUR donde obtuvimos una respuesta sumamente alentadora por parte de las autoridades locales.

Conseguimos que en el ámbito del Foro de Consulta y Concertación Política se aprobara por unanimidad la propuesta argentina de realizar dos seminarios en Asunción para evaluar la creación del Foro de Culto en el ámbito del MERCOSUR. Existe, a su vez, una propuesta argentina para ampliar las reuniones especializadas sobre el tema interreligioso dentro del espacio del MERCOSUR, con la ALADI y en la Cumbre IBEROMERICANA.

Por último, en la Secretaría de Culto creemos que es importante la publicación y difusión no sólo de las actividades realizadas sino de los instrumentos que tutelan y hacen efectiva la libertad de cultos. Por ejemplo, se llevó a cabo un trabajo de recopilación de las principales leyes, tratados y declaraciones que afirman el respeto a las diferencias, a la convivencia plural y a la no discriminación. Esa tarea la hemos realizado con el Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología y consiste en una publicación pensada como una herramienta para los educadores, funcionarios, líderes sociales, ONGs y los diferentes equipos técnicos de las áreas de gobierno. Esta herramienta es imprescindible, ya que los derechos que nos asisten siempre son más fáciles de vulnerar si son ignorados. 

También en estos días, y fuertemente relacionado con los principios de la causa por la paz, será publicado un libro sobre el tema del diálogo interreligioso promovido y gestado desde la propia Secretaría. El libro rescata el debate y los mutuos gestos de aproximación en materia de diálogo que vienen realizando las tres religiones monoteístas.

Para finalizar y retomando lo dicho, desempeñarse con responsabilidad social sin duda genera más responsabilidad social y ésta es una labor que nos compete a todos, tanto desde lo individual como desde nuestros puestos de tareas, independientemente si nos desempeñamos en el ámbito público, privado o religioso. Ampliar la base de participación e incentivar la toma de conciencia y el respeto por la diferencia no puede sino beneficiarnos. El diálogo interreligioso es nada más ni nada menos que un camino de integración y entendemos que nuestra tarea es alentarlo. Porque una sociedad integrada, más justa y equitativa genera mayor riqueza en cualquiera de los sentidos que se tome la palabra.

CÁTEDRA ABIERTA DE RESPONSABILIDAD SOCIAL Y CIUDADANA