Encuesta sobre Responsabilidad Social Empresarial
Gabriel Berger, profesor de la Universidad de San Andrés, dio a conocer los resultados de una encuesta sobre el estado de la RSE en la Argentina. En esta página damos a conocer su ponencia.
El propósito de esta presentación está orientado a conocer cuál es el estado de la Responsabilidad Social Empresaria en la Argentina, y surge de una encuesta que realizamos a partir de una iniciativa de la Fundación IRSA, del Foro del Sector Social y de la Universidad de San Andrés.
El estudio fue realizado por Gallup y la Universidad de San Andrés y contó con el apoyo del Banco Mundial, de la Fundación IRSA, de Molinos y de Shell. El propósito de este estudio fue tratar de generar una línea de base que nos permitiera monitorear la evolución de la Responsabilidad Social Empresaria y también de los identificadores claves.
El estudio se basó en una encuesta de 150 casos entre las 500 empresas más grandes, e incluye la indagación sobre diez dimensiones que tienen que ver con valores y ética en la empresa, contribución a la comunidad, relaciones laborales y desarrollo de personal, apoyo a grupos vulnerables, cuidado del medio ambiente, relación con proveedores, relación con consumidores, acciones contra la corrupción, participación empresaria en acciones sectoriales del bien público (esto es lo que denominamos coaliciones empresarias) y la comunicación externa de estas acciones.
Voy a centrarme en algunos de los resultados, apuntando a identificar cuáles son los principales patrones. Aquellos interesados en explorar más, pueden encontrar el informe completo en la página web de la universidad de San Andrés.
El primer tema es qué pasa con la ética. En el primer indicador encontramos que el 86% de las empresas manifiestan contar con un código de ética y cuando exploramos de qué manera difunden estos principios o estos valores, nos encontramos que principalmente los valores se difunden internamente en distintos mecanismos, como la página web, materiales de inducción, pero hay poca o escasa información externa acerca de cuáles son los principios éticos y los valores en la empresa. Un ejemplo de esto es que hay escasa inclusión en las memorias y balances de estos principios éticos, como si los aspectos económicos y sociales estuvieran disociados. Todavía no se ve de manera integrada la creación de valor económico y la creación de valor social, y el respeto y la coherencia con principios éticos y valores. Hay que destacar que el 24 % de las empresas reportó que sí incluyen sus valores organizacionales en sus memorias y balances anuales.
Avanzando, nos preguntamos cómo se instrumentan estos principios éticos y en qué medida tiene la empresa un comité responsable de analizar los desafíos, los dilemas, los problemas éticos. Si bien el 86% contaba con un código de ética, el porcentaje de las empresas que contaba con un comité dedicado a analizar estas cuestiones disminuye al 55%. Esto se da más en empresas con capital extranjero que en empresas con capital nacional, y un dato interesante es que hay escasa participación de actores externos o empleados incluidos en estos comités. Se trata sobretodo de comités directivos y ejecutivos con escaso escrutinio o visiones externas.
Parte de la conciencia ética es asumir y tener en claro cuáles son las responsabilidades y el impacto que genera la acción de la empresa en la comunidad. Al respecto encontramos que los temas ligados a dicho impacto se discuten con mucha frecuencia en el 47% de las reuniones de alta gerencia y el porcentaje disminuye un poco en relación a las reuniones de directorio. En el caso de las reuniones de alta gerencia, el 58% de las empresas manifiesta que incluye esta temática con mucha frecuencia o siempre y en el caso de reuniones de directorio el porcentaje disminuye un 10% aproximadamente, lo que nos dice que, por lo menos, hay cierta conciencia de la influencia, el impacto y las consecuencias de la acción de la empresa sobre la comunidad.
Avanzando a la segunda dimensión, vemos que la acción social de las empresas prácticamente se ha generalizado. Ahora, cuando analizamos cuál era el tipo de aporte, encontramos que las formas tradicionales de aporte son las más difundidas. El 74% de las empresas ha efectuado acciones en equipamiento, 72% auspició eventos, e hizo donaciones en efectivo el 67% de las empresas. Pero cuando nos dirigimos a acciones menos tradicionales, por ejemplo, brindar asistencia técnica a ONGs nos encontramos que el 40% ha realizado algún acción de este tipo, el 14% ha realizado alguna acción de marketing con causa, o el 27% de las empresas manifiesta haber brindado personal a préstamo a una ONG en el año 2004.
Asimismo, el 25% de las empresas informó que cuenta con una fundación empresaria y esto representa un incremento con relación a un estudio anterior que habíamos hecho en el año 97, año en el que el 20% de las empresas había manifestado tener una fundación de este tipo.
Continuamos con la comparación entre la encuesta de 1997 y 2005. Sumado al crecimiento de la cantidad de fundaciones se agrega el avance en la profesionalización: pasó del 37 % al 57 % el número de empresas que cuentan con personal asignado. También se destaca el crecimiento de trabajo voluntario: del 26 % al 56 % de las empresas; creció asimismo la colaboración entre empresas, factor importante para generar impacto social, pasando del 27 % al 53 %. Las áreas prioritarias de destino de inversiones son: 78% a la educación básica, 62 % a pobreza y acción social, el 56 % salud, y otras áreas no tradicionales como juventud, ancianidad, participación ciudadana, educación cívica reciben un apoyo mucho menor.
Con relación a la colaboración entre empresas y ONGs, se observa que más del 64 % de las empresas han generado algún tipo de alianza con asociaciones sin fines de lucro. Al mismo tiempo, las empresas han comenzado a generar programas propios: el 59 % ha realizado un programa de acción social en la comunidad en forma independiente y autónoma de ONGs.
En referencia al involucramiento del personal de las empresas en acciones en la comunidad, el 56 % de éstas da apoyo a su personal para actividades de este tipo, y el 36% lo efectúo mediante la sistematización de un programa de voluntariado corporativo, que representa una acción articulada, organizada, duplicando la incidencia de este tipo de acciones en comparación al año 97.
Si se observa cómo las empresas involucran a sus altos directivos, se nota que hay una participación significativamente menor: el 18 % de las empresas incentiva a participar a sus directivos en consejos directivos de organizaciones de la sociedad civil.
Analizando los datos sobre la conciencia en el impacto ambiental la mayoría de las empresas considera que tiene un alto grado de conocimiento del impacto de sus acciones sobre el medio ambiente. Cuando analizamos de qué manera esto se ha traducido en mecanismos concretos, el porcentaje es significativamente menor. El 46 % de las empresas posee algún tipo de estándar o certificación. También se observa que el 52 % de las empresas no han extendido estas políticas a sus proveedores. Esto es importante ya que uno de los grandes impactos que pueden tener las grandes empresas es la de promover las prácticas de responsabilidad social a través de su cadena de valor.
Un tema de gran relevancia se refiere a la trasparencia y a la rendición de cuentas, y cuando se analiza en que medida las empresa publican reportes sociales uno se encuentra que 1/3 de las empresas lo hace anualmente. Pero el porcentaje es mucho menor si se trata de reportes que sigan algún modelo internacional preestablecido: sólo el 61 % de quienes publican un reporte social utiliza un estándar reconocido para producirlo.
Un dato que resume en qué estado estamos en campo de la RSE se refiere a la distancia entre conocimiento y acción. En cuanto al grado de conocimientos de los encuestados sobre esta temática, el 53 % contestó que considera que su grado de conocimiento es alto y el 21 % es muy alto. O sea que la gran mayoría considera que conoce ampliamente esta temática. Pero cuando se les pregunta cuál es el grado de desarrollo de la RSE en nuestro país, el 41 % dijo que es bajo y el 50 % que es medio.
A modo de conclusión se puede decir que la temática se ha instalado, está presente. El desafío se ha instalado con fuerza en las principales empresas argentinas, pero al mismo tiempo se debe reconocer que hay un largo camino por recorrer.
Se espera la participación de la empresa, no sólo a partir de donaciones, sino adoptando una comprensión más amplia de la responsabilidad social corporativa, incorporando entre otras cosas trabajar en el desarrollo social por medio de sus estrategias centrales y sus operaciones de negocios, acercando fuentes de empleo a las zonas con mayor dificultad de generarlo o adaptando sus productos a las necesidades de sectores de bajos recursos. El desafío para los próximos años por lo tanto pasará por incorporar a la responsabilidad social corporativa como modelo de gestión de la empresa.