Expirado
Cátedras Antiguas

La cooperación de la AECI con América Latina

Aurora Díaz – Rato Revuelta, ex directora General de Cooperación con Iberoamérica (hoy AECID), actual embajadora española en Uruguay, habló sobre el rol de esa importante organización.

Esta es su ponencia:

Mi intervención se centrará en el trabajo específico de la AECI, actor central del sistema español de cooperación, pero no el único como han podido ver ayer y verán en las intervenciones posteriores sobre ONG y empresas. La AECI desempeña un papel no sólo de financiador de diversas intervenciones bilaterales y multilaterales, pero también sirve como espacio de concertación y coordinación de otros agentes activos en América Latina.

Divido la presentación en tres partes. En la primera haré una breve reflexión sobre cómo valoramos la situación de desarrollo en la región porque es desde ese diagnóstico que organizamos nuestro trabajo en América Latina. En la segunda parte, daré una visión general de la cooperación de la AECI en América Latina y, por último, resumiré algunos datos de la práctica de nuestra actuación en esta región.

1. La situación del desarrollo en América Latina vista desde la AECI

A raíz del consenso internacional en materia de desarrollo, se suelen utilizar los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) como marco para valorar el progreso relativo de los países en desarrollo. Es, sin duda, un buen punto de partida en particular porque sitúa a la lucha contra la pobreza y el hambre en un lugar central. No obstante, es un marco de análisis focalizado, como es lógico, en la problemática de los países más pobres del mundo. El problema es que el enfoque ODM si se asume literalmente no toma demasiado en cuenta algunos desafíos de renta media como los de América Latina. En efecto, deja fuera elementos clave que son particularmente relevantes.

En primer lugar, los ODM no incluyen una consideración explicita de la desigualdad ni de la exclusión social, factores esenciales para entender la realidad en esta región. En segundo lugar, los ODM no contemplan cuestiones políticas e institucionales que puedan determinar el éxito ( o el fracaso) de cualquier iniciativa de desarrollo. Finalmente, este marco apenas aborda un aspecto crucial como es el desarrollo económico, una precondición para muchas otras dimensiones de desarrollo. Por otro lado, aunque el ODM 8 se refiere a la asociación global para el desarrollo e incluye cuestiones fundamentales como deuda, comercio, e inversiones, este objetivo recibe menos atención que los otros siete objetivos, pero es ahí donde se inserta la cooperación para el desarrollo.

En todo caso, no es evidente que la región vaya a alcanzar todos los ODM. El informe de Naciones Unidas 2005 sobre le grado de avance hacia las Metas del Milenio presenta un cuadro relativamente complejo de la situación regional.

Si bien América Latina parece estar entre las zonas en desarrollo mejor situadas, existen varios ámbitos problemáticos. Sobretodo es preocupante el hecho de que no es probable que la región alcance las metas establecidas para el ODM 1, el cual propone reducir la pobreza extrema en la mitad (desde 1990) para 2015. según datos de Naciones Unidas, 96 millones de latinoamericanos – cerca de la quinta parte de la población regional- malviven con menos de un dólar al día, mientras el número total de pobres en la región supera los 220 millones ( 42% del total), lo que refleja los índices poco dinámicos en las metas referidas a mortalidad materna, enfermedades prevalentes, acceso a saneamiento básico y mejora de la situación de los tugurios. La falta de avance en este objetivo es especialmente notable en los países de menor desarrollo que constituyen los socios prioritarios de la Cooperación Española.

El informe de Naciones Unidas se basa en la hipótesis de que los grandes indicadores macroeconómicos se mantendrán más o menos estables. Según CEPAL, si se confirman las previsiones para 2007, el producto por habitante de la región podría acumular un aumento cercano al 15 % para le período 200-07, lo que representa una media de 2.8% por año (frente al crecimiento del 0.1 % anual entre 1980 y 2002. Las tasas de crecimiento regionales previstas para los próximos años superan el 4%, el nivel mínimo necesario para tener un claro efecto en la reducción de la pobreza.

En este panorama favorable habría que tener presente al menos dos condicionantes: por un lado, la posibilidad de que la región no logre aprovechar esta “bonanza” para mejorar su competitividad real; y por el otro, que los frutos de este período no se reparten de manera más equitativa, con lo cual se mantendría la desigualdad que caracteriza a esta región. Esa inequidad tiene una clara incidencia en los tres grandes desafíos identificados: gobernabilidad democrática; cohesión s

En cuanto al primero de ellos, la gobernabilidad democrática, a principios de los ochenta se inició un proceso de re-democratización a lo largo de la región, con los cuales a finales de los noventa, con la notable excepción de Cuba, predominaban regímenes democráticos. Que la democracia se haya convertido en la norma regional se refleja, entre otros aspectos,, en la celebración de elecciones periódicas con alternancia en los partidos gobernantes. Sin embargo, los ciudadanos latinoamericanos están expresando cada vez más reservas sobre las instituciones democráticas, lo que lleva en algunos países a recurrentes situaciones de ingobernabilidad, que se relacionan con problemas de representación y de eficacia institucional. Estas limitaciones han generado sistemas democráticos muy endebles donde, en muchos países, el concepto de ciudadanía o tiene posibilidades de expresarse en su plenitud, y donde la inestabilidad prevalece. Ambos aspectos también van ligados con un sistema fiscal que no aporte los medios necesarios para afrontar las necesidades de los ciudadanos, lo que apunta a la necesidad de nuevos pactos sociales.

El segundo reto, la cohesión social, se relaciona muy estrechamente con la calidad de la democracia. En efecto, en la medida en que una parte importante de las sociedades latinoamericanas no se siente participe del sistema, es difícil que las instituciones democráticas se consoliden. Esto tiene que ver con que los pactos sociales que han existido, explícitos o no, en la región han sido fundamentalmente entre elites. De esta forma, sectores enteros como los pueblos indígenas han sido excluidos sistemáticamente, mientras otros, especialmente las mujeres, tampoco avanzan mucho en su plena integración. La exclusión también es geográfica, en el sentido de no atender necesidades de desarrollo de muchas zonas, especialmente la rural.

Como se ha observado anteriormente, la situación política y la desigualdad expolian en cierta medida las moderadas tasas de crecimiento económico que esta región ha experimentado en las dos últimas décadas. Además, en ese período, ha habido una reducción constante de su competitividad internacional de forma que la región pierde posiciones constantes en cuanto al comercio, inversiones, etc. su deficiente inserción internacional explica en parte las dificultades de generar más y mejores empleos, que a su vez refleja estructuras económicas con una alta concentración del poder en un número relativamente pequeño de empresas. El sector de las pequeñas y medianas empresas no es suficientemente grande y dinámico para generar empleos necesarios, por lo que el tamaño de la economía informal es notable en casi toda América Latina.

Las implicaciones de este análisis para la cooperación se podrían resumir de la siguiente manera:

    En materia de gobernabilidad democrática, el análisis anterior sugiere que la cooperación tendría que concentrar sus esfuerzos principalmente en dos líneas estratégicas: (1) contribuir a fortalecer los cauces y las instituciones de representación democrática; (2) apoyar el refuerzo de las políticas públicas para el desarrollo.
    En cuanto al ámbito de la cohesión social, según el análisis precedente, habría que focalizar la ayuda en al menos dos direcciones estratégicas: por un lado, en reforzar los mecanismos de diálogo social de manera que reflejen el pluralismo de manera existente, y por el otro, contribuir a reformas en políticas públicas que reducen la exclusión social.
    Finalmente, para el eje del desarrollo económico, el análisis parece indicar, que más allá de continuar fomentando un marco macroeconómico adecuado, es preciso que la cooperación actúe crecientemente sobre el nivel micro – en especial para fomentar la generación de empleo digno – y meso – para crear marcos regulatorios más sólidos.

    La Cooperación de AECI con América Latina. Una visión general
    El contexto de la cooperación internacional con América Latina

    En el contexto actual de la cooperación internacional es evidente que América Latina no se encuentra entre los objetivos principales de los donantes. De hecho, se ha observado una gradual pero clara tendencia de estancamiento de los flujos relativos de Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) y de retirada de algunos donantes de varios países o subregiones del continente (aunque luego algunos parecen estudiar su retorno a la región), lo que refleja, al menos en parte, un desconocimiento de los desafíos particulares de los países de renta media y de América Latina en particular. Como resultado de esta tendencia y del crecimiento de sus propios recursos, España es actualmente el tercer donante bilateral más importante para América Latina, hecho que conlleva una responsabilidad especial.

    Lo cierto es que esta región nunca ha sido un gran receptor de la ayuda internacional, y desde los años noventa se han intensificado otros flujos, en particular los privados, hacia América Latina. De tal forma que, según un reciente informe del SELA, los flujos privados suman 11 veces los públicos. El dinamismo que han demostrado algunos de los flujos privados es asombroso, como se ve en el caso de las remesas que han pasado de una media anual de 8 mil millones de dólares en 1990-1994 a 22 mil millones en 2000-2004, mientras la AOD en ese periodo sólo aumentó de 4 mil millones a 8 mil millones. Por otro lado, en esta región predomina la cooperación multilateral financiera. Así, la cooperación de los bancos multilaterales es 4 veces más grande que la cooperación bilateral.

    Se pueden derivar dos conclusiones de esta información:

    - La AOD es una parte cada vez menos relevante de las fuentes financieras que llegan a la región, con lo cual es fundamental repensar su papel. En efecto, la importancia de la ayuda no se relaciona tanto con el volumen de recursos como con la capacidad de los donantes de orientar y concentrar con mayor eficacia esos recursos. En esta línea, parece cada vez más necesario redoblar los esfuerzos de focalización alrededor de un número reducido de objetivos estratégicos.

    - En el conjunto de la cooperación, las agencias bilaterales tienen un papel reducido, y si la previsión de aumentar grandes proyectos de infraestructura física y energética se mantiene, ese papel seguirá en declive relativo. Este hecho parece apuntar hacia la necesidad de reforzar los esfuerzos de coordinación y armonización con otros donantes, en línea con la Declaración de París (y con los PACÍ 2006 y 2007).

    Perfil general de la cooperación de la AECI en América Latina

    En este apartado se ofrece un breve perfil de la cooperación de la AECI con América Latina. La acción de la AECI se inserta en un marco global de crecimiento rápido de la Cooperación Española con esta región preferente. Así se observa que entre 2004 y (las previsiones para) 2008 se duplica la AOD bilateral para Iberoamérica, contabilizando recursos del MAEC, otros ministerios, las Comunidades Autónomas y Entidades Locales y otras entidades públicas.

    En relación con la AECI, se ha producido un aumento constante de su cooperación entre 2002 y 2005, aunque en 2004 esta trayectoria se interrumpió temporalmente. Los datos preliminares para 2006 indican que esta senda se mantiene, llegando la AECI a canalizar más de 220 millones de euros a América Latina, un 46% más que en 2005, gracias en buena parte a la puesta en marcha de operaciones de apoyo presupuestario y sectorial, pero también por subidas en otros rubros. Por otro lado, el peso relativo de la región dentro del presupuesto global de la AECI va reduciéndose gradualmente aunque se mantiene la intención de que no baje de la meta cuantitativa del 40% establecida en el II Plan Director.

    Cabe señalar también que en 2005 más de un tercio de la cooperación de la AECI con la región se canalizó vía las organizaciones no gubernamentales de desarrollo (ONGD). Entre 2004 y 2006, las subvenciones a ONGD para intervenciones en América Latina han pasado de casi 24 millones de euros a los 42 millones. En 2006 se introduce una nueva modalidad, los convenios, que representa por sí solo 12 millones de euros.

    La Cooperación Regional se ha convertido en un canal cada vez más relevante de la acción de la AECI en América Latina. En 2003 se creó el Programa de Cooperación Regional con Centroamérica y en 2006 se ha puesto en marcha el Programa Regional Andino. En ambos casos se trabaja estrechamente con organismos regionales en varias líneas de acción. En 2006, se destinaron 6 millones de euros al Programa Centroamericano y un poco más de un millón al andino.

    Una novedad destacable en la cooperación de la AECI con América Latina es el aumento de los flujos canalizados vía organismos multilaterales. En 2004, esta cooperación no llegaba a los 6 millones de euros, pero en 2006 ha superado los 16 millones, prueba del compromiso del gobierno con el multilateralismo. En 2006, aunque no se contabiliza en el presupuesto de la AECI (sino en el de la SECI), se han creado fondos fiduciarios con varios organizaciones internacionales (que superan ampliamente los recursos gestionados desde la AECI), y una parte importante de esos recursos irá destinada a América Latina, siendo la AECI responsable de su seguimiento, en asociación con éstos organismos.

    En 2006 se llevó a cabo el primer ejercicio de programación operativa plurianual que tuvo el objetivo de mejorar la orientación estratégica de esta cooperación y de avanzar hacia una gestión por resultados. Como resultado de ese proceso, los recursos de la AECI aumentarán en más del 60% entre 2006 y 2008.

    Análisis del "valor añadido" de la cooperación de la AECI en la región

    No es fácil determinar con precisión el valor añadido que un donante específico puede tener en cualquier región en desarrollo, pero se trata de una reflexión necesaria, que debe partir de un análisis lo más objetivo posible.

    En un primer acercamiento al tema se podrían citar, entre otras, las siguientes fortalezas de la cooperación de la AECI con América Latina.

    Una amplia presencia en la región a través de las OTCs, Centros de Formación y Centros Culturales, sumada a su importante y creciente peso entre los donantes presentes en América Latina.
    Un fuerte interés de diversos actores públicos y privados españoles en cooperar con contrapartes latinoamericanos y de hacerlo en colaboración con la AECI.
    La capacidad que tiene la AECI de incorporar otros departamentos de la Administración General del Estado en distintas intervenciones, y de construir relaciones con un amplío abanico de actores nacionales e internacionales, privados y públicos
    La reciente experiencia de transformación política y socio-económica de España en ámbitos relevantes para América Latina (no para trasladar modelos, pero sí para compartir experiencias). Habría que equilibrar los aspectos anteriores con otras características menos favorables, a saber:
    Una diversidad de actores cooperantes, la mayoría de los cuales tienen poco o ningún interés en insertarse en marcos existentes de coordinación
    Una dispersión de acciones en cuanto a sectores y zonas de atención, y una limitada innovación en cuanto a metodologías, procedimientos, estructuras y formas de trabajo.
    La falta de evaluaciones actualizadas de gran parte de sus programas y de mecanismos institucionales de aprendizaje y transmisión de experiencias.
    Una deficiente comunicación de su quehacer a los ciudadanos españoles.

    Finalmente, este análisis tendría que tener presente las reformas y mejoras generales que se esta introduciendo en los últimos años y que contribuirán a reforzar el potencial de la AECI como donante en América Latina.

    En suma, pareciera que la AECI tiene unos claros activos que constituyen los elementos centrales de una actuación estratégica en América Latina. La AECI es consciente de sus limitaciones y esta trabajando activamente en superar algunas de ellas en un plazo breve.

    Objetivos y ejes globales de la AECI en Iberoamérica

    Frente a la situación de América Latina y con el fin de responder más eficazmente a sus desafíos que son propios de regiones de renta media, es importante hacer una cooperación con un enfoque diferente a otras regiones como África o Asia del Sur.

    En esta línea, la AECI esta reorientando su cooperación con un enfoque menos "asistencialista" y dirigido al apoyo directo de las necesidades básicas. Esto no quiere decir que haya que ignorar los sectores sociales, sino todo lo contrario, pero sí es fundamental trabajar más estrechamente en reforzar las políticas públicas que en la provisión de servicios.

    Con sus escasos recursos (comparados con la enormidad de los desafíos regionales), la AECI no podrá reducir directamente las tasas de pobreza ni mejorar los índices de desigualdad, pero sí puede contribuir, junto con otros miembros de la comunidad de donantes, a potenciar la capacidad propia de los países de la región. En efecto, la principal responsabilidad para el desarrollo reside en los Estados latinoamericanos y el papel de la cooperación se limita a fortalecer su capacidad para atender las necesidades de su población.

    De ahí que el Objetivo Estratégico de la cooperación de la AECI sea contribuir a que los países de América Latina puedan alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio mediante un fortalecimiento de sus capacidades políticas, institucionales, sociales y económicas.

    Este objetivo general se divide en tres objetivos específicos que constituyen los tres ejes globales alrededor de los cuales se organiza la cooperación de la AECI en Iberoamérica:

    1) Contribuir a fortalecer la gobernabilidad democrática, aumentando la capacidad de las instituciones para responder y canalizar a las demandas de la población. De ahí se trabaja en el ámbito de reforzar los órganos de representación, el diálogo social, el acceso y la calidad de la Justicia, la mejora de la eficacia de la Administración Pública, la descentralización, etc.

    Para el periodo 2007-2008 las prioridades de actuación en cuanto a Gobernabilidad tienen que ver con el apoyo a las siguientes líneas estratégicas:

    (i) democracia y pluralismo político. Esta línea se relaciona con el problema de la representatividad que esta afectando la calidad democrática en toda la región. Una vía de trabajo es el fortalecimiento de los sistemas de partidos, algo que hacemos en colaboración con otras entidades como PNUD, IDEA, etc. El pluralismo también se logra mediante la potenciación de los mecanismos de diálogo, un objetivo que compartimos con socios como la OIT, entre otros.

    (ii) fortalecimiento del Estado de Derecho, un desafío clave ante las presiones desde diversas frentes. Al respecto una línea clave es la de la promoción de los Derechos Humanos que se hace mediante diversas intervenciones bilaterales y mediante una colaboración estrecha con la OEA.

    (iii) desarrollo de la administración pública al servicio de la ciudadanía y buena gestión de los asuntos públicos, con especial incidencia en el apoyo a los gobiernos locales. Este objetivo es fundamental pues se ha visto que no hay desarrollo si no funciona la administración pública y si no responde adecuadamente a las demandas ciudadanas. Para este fin, el principal instrumento que utilizamos es el de la formación profesional especializada, tanto en nuestros Centros de Formación en la propia región como en diversos organismos en España.

    En el periodo 2007-08 la AECI destinará el 22% de sus recursos a este eje. Esta proporción podría parecer baja pero en realidad refleja el hecho de que la mayoría de las intervenciones tiene un coste relativo menor al de los otros ejes.

    2) Contribuir a una mayor cohesión social con el fin de reducir las desigualdades, la exclusión y la pobreza y generar oportunidades económicas, sociales y políticas. Esto implica especialmente la potenciación de las políticas públicas sociales vía la formación, la asistencia técnica, los intercambios transnacionales y el apoyo sectorial y presupuestario, junto a acciones puntuales -mediante proyectos pilotos— para atender necesidades concretas. Este eje es el que más recursos recibirá en la programación 2007-2008, llegando a los 56%. Esta ayuda se centra fundamentalmente en educación, seguridad alimentaria y salud. Otra vez el trabajo se realiza por distintas vías. En estos sectores sociales el papel de las ONGD es bastante importante, pero también hay una estrecha colaboración con diversos organismos multilaterales, como UNICEF, FAO, etc. En el tema concreto de la igualdad de género la AECI esta estrechando su trabajo conjunto con organizaciones como UNIFEM e Instraw, entre otros.

    3) Contribuir a reforzar las bases de un desarrollo económico sostenido con el fin de crear mayores oportunidades a nivel micro y de mejorar la inserción de América Latina en la economía mundial. Se orientará las acciones en particular hacia micro y pequeña y mediana empresas, cooperativas y otras empresas sociales para la generación de empleos dignos. Este eje concentra un 22% de los recursos en la programación indicativa de 2007-08. Incluye actividades diversas desde el medio ambiente a los sectores productivos. Otra vez, los socios son diversos abarcando algunas entidades multilaterales, ONGD, etc.

    3. La Práctica de la Cooperación de AECI con América Latina

    En la última parte hablaré de la práctica de nuestra cooperación. Acabamos de terminar el ejercicio de programación para 2007-08. En este ejercicio se han ordenado los objetivos y los recursos por sectores, países y subregiones, identificando en cada caso los socios colaboradores. Los recursos de estos dos años que manejará directamente la AECI suman a 343 millones de euros, a los cuales habría que añadir otros recursos que supervisará. América Central lleva casi la mitad de esta suma en gran medida por el crecimiento de su programa regional. Se destinan algo más de un tercio de los recursos a América del Sur y el resto, unos 18% se canalizan mediante programas horizontales o iberoamericanos.

    A continuación hablaré algo de nuestras prioridades geográficas y sectoriales.

    Al respecto, cabe destacar que América Latina requiere una cooperación adaptada a cada una de sus subregiones y países que se enfrentan a diferentes realidades y desafíos de desarrollo. Por ello la cooperación de la AECI se estructura alrededor de tres tipos diferentes de países: Países prioritarios, Países de Atención Especial y Países Preferentes para los que se aplica un tipo de cooperación específica. La cooperación en cada uno de ellos se define a través de los Documentos Estratégicos País (DEP) para los Países Prioritarios, y los Planes de Actuación Especial (PAE) para el resto de los países. Estos documentos deben servir para orientar más estratégicamente la Cooperación Española en los próximos años, particularmente en lo que se refiere a la concentración sectorial.

    Por último mencionar que se tenderá a focalizar zonas prioritarias dentro de cada país para lograr mayor eficacia. Se identifican zonas según criterios de nivel de pobreza y trayectoria de la cooperación española.

    Según el Plan Director vigente la AECI debe concentrar al menos el 70% de su cooperación en los países prioritarios, que son aquellos de renta relativa menor: cuatro en Centroamérica, tres andinos, Paraguay y dos caribeños. Pues bien, en la Programación para 2007-2008 superamos ese objetivo, destinando un 79% a este grupo de receptores. En estos países se dispondrá de todo el abanico de instrumentos. En 2005 se han elaborado Documentos de Estrategia País para cada uno de estos países.

    En cuanto a cooperación con los dos Países de Atención Especial, Argentina, Colombia y Cuba, esta se concentrará en ámbitos relacionados con su situación particular. En 2007-08, se estima que este grupo de receptores llevarán el 7% de nuestra cooperación. En este año se han elaborado Planes de Atención Especial.

    Finalmente, los Países Preferentes son aquellos con situaciones económicas y políticas relativamente mejores. Se trata de países con los cuales queremos avanzar hacia nuevas formas de cooperación, como la cooperación triangular y paritaria. Se han elaborado PAE para estos países que en conjunto recibirán casi la décima parte de los recursos que hemos programado para 2007-08. Aparte de todos estos estados, debemos señalar que la cooperación española también intensifica su atención hacia el Caribe no hispano, especialmente a nivel regional mediante un convenio con Caricom.

    Dentro de las prioridades sectoriales que establece el Plan Director, se orientará gran parte de nuestra cooperación a tres grandes ejes que responden a los tres ejes mencionados dónde se necesita reforzar las capacidades:

    En cuanto a las prioridades horizontales de nuestra actuación son tres, y la lucha contra la pobreza debe influir de manera directa o indirecta todas nuestras intervenciones:

    1) La igualdad de género. En esta línea se refiere no solo a intervenciones específicas para la mujer, sino también a acciones para potenciar el papel de la mujer en procesos de decisión.

    2) La sostenibilidad medioambiental que de manera integral trata de mejorar la vulnerabilidad y fomenta la conservación de la biodiversidad y el desarrollo sostenible. El programa principal es Araucaria XXI.

    3) El apoyo a los Pueblos Indígenas que apoya procesos de autodesarrollo sostenido y participación en la toma de decisiones. Se ha elaborado una nueva estrategia en 2006 que se ajusta al actual Plan Director. Las actuaciones se canalizan a través del apoyo al Fondo Indígena y a través de pequeños proyectos, incidiendo mucho en la participación de grupos indígenas en foros multilaterales.

    Niveles de cooperación e Instrumentos

    Si bien el grueso de las intervenciones de la AECI se canaliza mediante los programas bilaterales, crecientemente se opera a otros niveles. En primer lugar, es de destacar la línea de Cooperación Regional, en funcionamiento desde 2003 en América Central y recién lanzada para la zona andina. Se trata de acciones complementarias a las iniciativas bilaterales que, por un lado, potencian la integración subregional, y por el otro, fomentan el intercambio de experiencias y la realización de acciones conjuntas entre dos o más países vecinos. De manera complementaria, se apoya la cooperación transfronteriza en varias zonas de América Latina. Una segunda línea importante es la cooperación a escala regional, tanto vía el sistema iberoamericano como mediante la colaboración de diversos organismos multilaterales con las cuales la AECI esta forjando alianzas estratégicas.

    La Agencia cuenta con una amplia diversidad de instrumentos pero el reto es utilizarlos de forma más integral y eficaz según las orientaciones de la Declaración de París sobre la eficacia de la ayuda al desarrollo (de marzo de 2005). Así, aunque se mantienen los instrumentos tradicionales (proyectos, proyectos a través de convenios con ONGD, asistencia técnicas, programas de microcréditos, etc.,) se complementan con una cooperación que se refuerza y amplía con nuevos instrumentos de cooperación, privilegiando cada vez más el enfoque sectorial (apoyo presupuestario y sectorial), agrupando diversas intervenciones alrededor de una estrategia consensuada con los países latinoamericanos y otros donantes que permiten a la AECI mejorar el impacto y aumentar la relación de asociación con los países de la región.

    También es fundamental buscar complementariedades y mutua responsabilidad con otros actores e instrumentos que manejan otras entidades, como son el canje de deuda, créditos FAD, microcréditos, etc., y con otros agentes de cooperación, favoreciendo la apropiación, la armonización y la alineación.

    Colaboración con otros actores y agentes

    La coordinación con otras administraciones es fundamental, pero la AECI va más allá en la colaboración interinstitucional, para trabajar con universidades, ONGD, empresas, asociaciones de profesionales, Comunidades Autónomas y Entidades Locales, etc., porque la colaboración con otros agentes es clave para mejorar la calidad de la ayuda. El proceso de preparación de las Comisiones Mixtas es una buena oportunidad para poner este enfoque en marcha, invitando a diversos actores a participar. Por otro lado, el II Plan Director de la Cooperación Española pone mucho énfasis en el objetivo del multilateralismo eficaz, lo que se traduce en una reforzada colaboración institucional y en mayores aportaciones financieras a los organismos activos en la región. Finalmente, la AECI esta abocada en desarrollar Alianzas Público-Privadas.

    En esta presentación solo he podido dar una visión general de lo que hace la AECI en América Latina pero confío en que haya sido suficientemente clara e informativa.

    Seminario, “Las relaciones de España con América Latina: de la Ayuda a la Inversión”. Colegio de Fonseca, Universidad de Salamanca, Salamanca, 9 de mayo de 2007.