Expirado
Cultura

La Hermana Teresa Varela, presidente de la Fundación Misión Esperanza, comentó su experiencia en el Chaco, adonde visita a los aborígenes tobas con un camión sanitario, médicos y un enorme grupo de voluntarios, medicamentos, ropa, calzados, alimentos y juguetes.

Nuestra vocación de servicio y de ayuda a los más necesitados nos motivaba a buscar la manera de acortar las distancias geográficas y culturales y responder a tantos pedidos hechos durante años. Por eso fuimos al Chaco, a visitar a los aborígenes tobas que habitan la región, con nuestro Camión Sanitario, médicos y un enorme grupo de voluntarios, medicamentos, ropa, calzados, alimentos, juguetes, y ganas.


El viaje para mí fue tan doloroso como excelente. Excelente por el empeño, por la alegría, por el esfuerzo y entrega de nuestros compañeros médicos y no médicos. Doloroso por la situación de nuestros hermanos.
Al Impenetrable no lo llamo más así, porque nosotros lo hemos penetrado. Al llamarlo Impenetrable está como está y ellos están ahí dentro como perdidos, como no existentes, como cosas.

Me dolió mucho ver esa situación, sobre todo porque no es falta de medios, sino que falta voluntad, decisión. Falta una propuesta firme y decisiva de quienes tienen el poder, la facultad y la posibilidad de hacerlo.

Cuando veía a los hermanos tan flacos, sobre todo cuando vi la imagen de Apolinario siendo atendido por uno de nuestros médicos, me cortó el alma. Uno que lo ve así diría: “ese señor tiene una enfermedad mortal, está en sus últimos días”. Pero no, Apolinario tiene una sola enfermedad: el hambre. La desnutrición lo llevó a un estado de delgadez extremo que ni siquiera se le podía medir la presión porque la piel estaba pegada a los huesos. Le costó al cardiólogo medirle la presión.

Ahora me pregunto y pregunto a mi gente ¿qué hacemos después de eso? La nuestra ¿será una visita como la de cualquiera? ¿Para ver qué pasa? ¿Para conocerlo? ¿Llevar al médico para que conozca su situación y nunca más aparecer? Me vienen a la mente las palabras de Antonio Méndez: estoy cansado de que me saquen fotos y las llevan para hacerlas conocer al mundo y no vuelven más, no me ayudan en nada”.

No es esa nuestra intención. ¿Qué queremos entonces? Buscar un camino que nos lleve hasta ellos y ayudarlos a mejorar su calidad de vida. Para eso nuestra intención es traer a algunos de los que son líderes en su comunidad, formarlos en nuestro Centro y por supuesto inculcarles que asuman el compromiso de ayudar a su pueblo, de mejorar la calidad de vida de su pueblo, y no que después de formados se vayan a vivir a Resistencia o cambien el estilo de vida dejando a su gente. Dicha formación consistiría en conocimientos básicos de enfermería, cursos de trabajo comunitario, social y una formación espiritual; así pueden hacer un aporte de formación integral a su gente.

Nuestra idea es volver a los mismos lugares, concretar el plan de ayuda y ver cómo podemos ir más allá de sus orillas, y cómo podemos penetrar un poco más ese lugar no penetrado