Cultura tributaria y Responsabilidad Social
Alberto Abad, ex Administrador Federal de Ingresos Públicos de la Argentina expuso en la sesión que se realizó en el Auditorio Santa Cecilia de la Pontificia Universidad Católica Argentina. Esta es su ponencia:
Si tuviera que elegir un espacio para hacer una reflexión respecto de lo que entendemos que es una agencia pública en la Argentina de hoy, no tendría ninguna duda de que este es el espacio más importante y más significativo, porque como se dijo es un Foro Ecuménico y Social, o sea junta el ecumenismo, junta la posibilidad de analizar los temas desde distintas versiones, desde distintas lecturas y de distintas creencias, y además hace foco en lo social.
Siempre pensamos que la actividad de la administración tributaria, si se la mira con cierta miopía puede entenderla como un ejercicio de tecnicalidades impositivas, aduaneras y de la seguridad social. Si en realidad tomamos un poco de distancia y la miramos desde el Foro Ecuménico, vemos que en realidad es una herramienta estratégica para cambiar comportamientos, para cambiar climas, para empezar a salir del monólogo al diálogo, y que es una manera de empezar a corregir los errores. Los comentarios que voy a realizar vienen desde la humildad, son primeros pasos, son esbozos para retomar el diálogo y corregir los errores, pero son muy importantes. Creo que es un momento también en el que tenemos que recuperar la autoestima, porque sin autoestima es muy difícil salir de las situaciones de crisis. Lo que les vengo a contar en alguna medida es cómo está recuperando la autoestima una organización de veinte mil personas, que tiene un trasfondo, mirándolo históricamente, difícil.
Articularé la presentación en tres capítulos:
1) Mirando el contexto; 2) Revisando el modelo y 3) Los primeros resultados del diálogo.
¿Porque mirando el contexto? Porque no podemos entender nada de lo que sucede si no tenemos la capacidad de tener dos cosas: 1) una visión en 360º y 2) una visión que incorpore lo global como dato central.
Hoy la globalización, la mundialización, es una realidad. Estamos en el mundo de la modernidad líquida y si uno no la entiende no puede administrar esa famosa tensión entre la globalización y la identidad de los pueblos, que es el problema que está en discusión hoy. Porque hoy la mundialización lo que esta poniendo en duda es la idea del Estado-nación, porque las fronteras prácticamente están desapareciendo. Cuando desaparecen las fronteras se desvanece el territorio y cuando se desvanece el territorio la idea de Nación tiene serios problemas. Entonces me parece que esta lectura del contexto es para tomar algunos datos y también ponderar quiénes somos y dónde estamos. Revisando el modelo es un intento de corregir los errores, es decir, cómo estamos nosotros revisando el modelo de comportamiento de la administración tributaria respecto de los ciudadanos. Y en tercer lugar este diálogo en mayor o en menor medida genera algunos resultados que nos entusiasman en este proceso de reestructurar la relación Estado-Sociedad civil, que creo que de eso se habla mucho en este contexto del Foro.
La mirada del contexto la tomé sobre cuatro aspectos, que representan los temas que a todos nos preocupan y nos interesan: la desigualdad; la concentración de la riqueza; la informalidad y la Sociedad del conocimiento.
Es importante partir de la desigualdad, porque es el telón de fondo con el cual tenemos que encarar todos el tema y fundamentalmente quienes estamos en el sector público. El gráfico de la copa de champagne en la Argentina, relativo a la distribución de la riqueza, muestra que 20% de los más ricos tiene el 53 % de los ingresos y gana 14 veces más que el 20 % más pobre, y 20% de los más pobres tiene el 3,8% de los ingresos. Ahora veamos la copa nuestra con relación al mundo. El mundo es más desigual que la Argentina.
En el mundo, 20% de los más ricos tiene el 75% del ingreso, 85% de los ingresos del decil más rico está en manos de los paises de la OCDE, y 20% de los más pobres tiene el 1,5% del ingreso.
O sea que hay una gran concentración de la desigualdad en el mundo y una concentración brutal de la riqueza en la OCDE. Este es el mundo en el que vivimos.
En el gráfico de la concentración de la riqueza vemos una especie de dialéctica entre el dato local y el dato internacional. El coeficiente de Gini mide la desigualdad: cuanto más se acerca a cero más igual es la sociedad, cuando más se acerca a uno más desigual lo es. La evolución de ese coeficiente Gini en la Argentina desde el 2003 hasta el 2006 muestra niveles altos, pero la línea de tendencia muestra una declinación de la desigualdad en el país. Veamos el dato de la mundializacion, con información que produce Merryl Lynch, que atiende las finanzas de los millonarios, o sea de las personas que tienen más de un millón de dólares. Ellos reciben ese dinero y lo colocan; entonces al ser grandes administradores de esas carteras tienen información. Lo que pasaba en el 2005 en el mundo era que 8.700.000 personas tenían riquezas colocadas en el mercado financiero por 33 trillones de dólares. Al verlo en el tiempo la cantidad de personas creció en un 6.5 % , en el 2004 había 8.200.000, y la cantidad de riqueza aumentó en un 8.5 %. O sea que 33 trillones de dólares que tienen 8.700.000 personas representa el 75% del Producto Bruto Mundial; es el 95 % del PBI de los países de la OCDE, y es 13 veces el PBI de América Latina y las islas del Caribe. Entonces el mundo no solo es desigual y inequitativo, sino que está fuertemente concentrado.
El otro tema es la cultura de la informalidad, cómo nos comportamos respecto de lo que sucede, y aquí vamos a hacer el juego entre las pampas chatas (nosotros) y algunos datos del mundo. Nosotros ya hicimos una encuesta -es el tercer año que la hacemos- y da sistemáticamente resultados. Tomamos algunos comportamientos: falsear la declaración jurada, comprar algo robado, contrabandear, no pedir factura, emplear en negro o evitar multas. Se les pregunta a los argentinos qué grado de frecuencia tienen en el comportamiento informal. En promedio entre un 75 % y un 86 % dice que frecuentemente tienen estos comportamientos informales. Nosotros no creemos que sea tan grande. Es típico de los argentinos proyectar la culpa en los otros. Cuando contestan muchos de ellos están pensando en lo que creen que hacen los demás. Entonces cuando les preguntan si emplear en negro es lo habitual, dicen el 86% que sí, pero quizá no por lo que hace el entrevistado sino porque tenemos una tendencia muy bien desarrollada de la coartada para depositar lo malo en el otro. Entonces se está pensando que la gran mayoría de los otros toman empleo en negro.
También hay otra informalidad globalizada: los paraísos fiscales, por ejemplo. Se trata de países en los cuales van empresas, se instalan y prácticamente no les cobran impuestos. Esas empresas se instalan ahí para hacer sus operaciones. Los fondos no registrados los llevan a esos paraísos fiscales y desde ahí actúan. O sea, son refugios para incumplidores en el cumplimiento de sus obligaciones impositivas y son refugios adonde van fondos non sanctos.
Los ciudadanos del mundo tienen 11 trillones de dólares depositados en esas jurisdicciones y de ellos los norteamericanos (según un estudio del Senado de los EEUU) tienen un millón. Acá hago una primera correlación: es muy probable que una tercera parte de esos 33 trillones de dólares que tienen esas 8.700.000 de personas estén en los paraísos fiscales; si no ¿adónde tienen el dinero? O sea que también hay una informalidad de alto vuelo, globalizada. En EEUU se evaden impuestos por entre 40 y 70 billones de dólares en operaciones de este tipo. Las islas Caimán, que son un paraíso fiscal, constituyen el quinto centro financiero del mundo, en la cual hay más bancos que en prácticamente todos los países del mundo. Enron, que es el paradigma de cómo una empresa puede incumplir asociada con los asesores contables, jurídicos, financieros, y los bancos de inversión, por una rara casualidad tenía 440 empresas instaladas en las Islas Caimán, aunque no operaba desde allí. Cuando alguien pone una empresa en las islas Caimán no opera desde allí, no compra, no vende, no fabrica, lo único que tiene es un lugar ahí, en el espacio infinito, desde el cual puede hacer informalidad de alto vuelo.
Hablando de la informalidad mundial, otro tema central es la falsificación marcaria. Hoy el derecho de propiedad está en crisis, todo el mundo fabrica las remeras Polo, los cigarrillos X, y ya no se sabe qué es falso o verdadero porque hay algunos países en Asia y en la propia América Latina que se dedican a producir esa mercadería falsa, a distribuirla y a venderla. Se estiman ventas por 500 mil millones de euros en mercaderías falsas. Para que tengan una idea: cada tres CD que se venden, uno es pirata; cada 16 relojes suizos legítimos que se venden, 40 son de imitación. Está en crisis el derecho de propiedad intelectual.
Todos estos fenómenos de contexto hay que tenerlos de referencia cuando nos preguntamos porqué existe la “Salada”, la cual es una repuesta a un proceso de mundializacion que necesita que parte de lo que se hace falso se distribuya y se venda en todo el mundo. Si van a Europa, por Venecia, por Londres, se van a encontrar con senegaleses que andan corriendo, vendiendo las carteritas de Louis Vuitton, y la policía que los sigue. Veamos nuestras máculas en el contexto internacional; no es coherente, ni serio, decir que “mal de muchos es consuelo de tontos”. Con esto no quiero decir que nos justifiquemos, sino que la globalización ha generado procesos de putrefacción o de erosión de los valores que están circulando transversalmente por todo el mundo.
Este Foro Ecuménico necesitaría tener una agencia internacional para discutir todos estos temas, porque estamos recibiendo, alimentando y retroalimentando un problema que es mundial.
Hay una especie de neutralizador de todo esto: Internet, no como tecnología, sino como símbolo del conocimiento, como posibilidad de acceder a la cultura, a fenómenos que prácticamente eran imposibles de entender en otro momento. No olvidemos que después de la imprenta el fenómeno de Internet es el más importante en el desarrollo de la sociedad. Internet nos está cambiando la manera de entender, de conocer y de vivir el mundo. También Internet tiene derivaciones que no son las más adecuadas, pero su uso inteligente ha generado una sociedad del conocimiento que antes era impensable.
¿Qué pasa en la Argentina? La Argentina está entrando fuertemente en el mundo de Internet. A septiembre del 2006 había 13 millones de usuarios. Pero la contracara es la brecha digital, ya que solo accedemos a Internet los que estamos en la Capital Federal y en las grandes ciudades. Hay que democratizar Internet para hablar de una sociedad del conocimiento. Se trata de una herramienta estratégica. Lo que está sucediendo en el mundo es terrible. China, India, todavía no han entrado masivamente a esto. Algunos dicen que dentro 10 o 15 años de la cantidad de mails que circulen en el mundo la mayoría van ser chinos. Ellos son 1300 millones, y en el mundo hay 6500 millones; India tiene 1000 millones más. Entre India y China son 2300 millones de personas que están entrando fuertemente a esto. Fíjense que en 1995 había 16 millones de usuarios en el mundo, en el 2005: 1000 millones, y para el 2015 va a haber 2000 millones.
Esto no es trivial, porque cambia todo: las relaciones familiares, los mecanismos de acceso al conocimiento, la posibilidad de hacer el gobierno electrónico.
Esto hay que entenderlo, procesarlo, administrarlo. El desafío no es negarse a la tecnología, sino manejar la tecnología con fines sociales. Este me parece que es el punto.
Revisando el modelo
Revisando el modelo ¿qué pasa con la administración tributaria? Es una agencia central. Los franceses dicen que el pacto de mantenimiento de la democracia se soporta sobre la cultura tributaria, que es una derivada del pacto social. Cuando el hombre decidió vivir en sociedad aceptó que para poder tener una serie de situaciones como un Estado, un territorio definido, educación, salud, etc, tiene que dejar algo de lo suyo; esta parte o algo de lo suyo genéricamente es el impuesto. Como dice el presidente de la Corte Suprema sueca: “Cuando pagos mis impuestos, pago civilización”. La verdad es que la mayoría de nosotros no pensamos eso.
Nuestro objetivo, en la nueva cultura tributaria, es que nos acerquemos lentamente, sin prisa pero sin pausa, a esa idea. En este camino de corregir los errores tenemos una nueva mirada en la administración tributaria, que traté de reflejar en un gráfico. La administración tributaria es sintéticamente una interfaz entre las normas y la sociedad. ¿Cuáles son las normas? Las leyes de los impuestos, el sistema aduanero y la seguridad social. Deben pagar un aporte en la seguridad social los trabajadores y las empresas; si no, no tenemos jubilaciones.
Todo este sistema normativo afecta a la sociedad y la administración tributaria es una interfaz entre estas dos cosas ¿Qué significaba esto en el sistema que yo llamo tradicional? Las normas se derivaban en obligaciones de la sociedad. Nosotros somos funcionarios públicos y veíamos a cada uno de ustedes como contribuyentes. Este es el modelo que hay que convertir. Esta es la lógica del pasado: pensar las normas como obligaciones, pensar a la sociedad como un conjunto de contribuyentes y nosotros vernos como funcionarios públicos. La nueva mirada quiere otra cosa, ¿qué es lo que queremos nosotros? Agregarle a las normas el concepto de derechos. Los contribuyentes no sólo tienen obligaciones: tienen derechos y obligaciones. Cuando hablamos de derechos y obligaciones, ya no pensamos en los contribuyentes, pensamos en los ciudadanos. El otro salto que tenemos que dar nosotros es pasar del contribuyente al ciudadano, porque “contribuyente” evoca obligaciones. Cuando se dice la palabra ciudadano se dice “derecho”.
Estamos tratando de pasar de la obligación a los derechos, y de los contribuyentes a los ciudadanos. Y lo más importante es el cambio nuestro de funcionarios públicos a servidores. El funcionario público es el que cumple la ley y se siente satisfecho cuando la cumplió. Nosotros creemos que cuando el funcionario cumplió la ley hizo nada más que su obligación, pero tiene que hacer más, tiene que agregar un valor.
Eso es lo que también se está discutiendo ahora como Responsabilidad Social Empresaria. Cuando hablamos de ese tema decimos que una empresa por el mero hecho de pagar los impuestos, darles salud a sus trabajadores o condiciones de trabajo, no está haciendo RSE. Está cumpliendo con la ley, pero eso no es RSE, sino mero cumplimiento de la ley.
Tener una nueva mirada es salir de esta lógica de la coacción, la idea de que el Estado está arriba y el ciudadano dos metros más abajo, la idea de que el Estado siempre tiene capacidad de coacción. El Estado tiene que ser una usina de convicción, y con el ejemplo, con el comportamiento y con la convicción llevar a que cada vez más el sistema normativo se cumpla con una idea de compromiso social, y no por una imposición que nos viene dada de afuera sin ningún tipo de razonamiento que la justifique.
Esto obviamente es un largo desafío, que nos va a llevar muchos años, porque es un cambio de cultura. No hablamos solamente de la cultura tributaria de los ciudadanos, sino de nuestra cultura tributaria. A veces la administración tributaria se acerca más a ser una fuerza de seguridad que a ser una agencia pública. Lean los diarios y se van a encontrar muchos ejemplos de inmiscuirse en la vida de los ciudadanos que no tenemos ningún derecho por la mera situación de tener que cobrar los impuestos, o controlar el comercio exterior, o ver los recursos de la seguridad social.
Esta nueva mirada, este principio de corrección, es un objetivo a largo plazo. Nos falta un largo camino a recorrer, pero yo les quiero contar algunos ejemplos para ver si nos acercamos en alguna medida a esto.
Hablamos sobre lo que pasa en el mundo, sobre la nueva mirada y ahora sobre los hechos. Es como se tiene que tratar de demostrar una tesis. Con la idea de la nueva mirada, recordando los derechos y las obligaciones, lo primero que estamos tratando de hacer es recordarle a los ciudadanos sus derechos. Para eso tenemos tres herramientas que están funcionando: 1) la responsabilidad del contribuyente; 2) las consultas sobre inspecciones; 3) el servicio doméstico.
Empezando con la primera, hoy hay 400 defensores en todo el país. Cada agencia y cada aduana de la Argentina tiene un funcionario identificado como tal, al cual el ciudadano cuando tiene un problema, una denuncia, un maltrato o lo que fuera, puede ir presentarse. Tiene un cartel que identifica quién es y en qué lugar esta ubicado. Primer le recordamos al ciudadano que tiene derechos, y que los haga cumplir. Hay una persona de AFIP que está en cada uno de esos lugares, que es responsable. Puede hacerlo presencialmente, telefónicamente o por Internet. Hoy el 85 % de los casos que nos presentaron están resueltos.
Otro tema: consulta sobre inspecciones. Esto es estratégico. Antes cuando una empresa o una persona era fiscalizada, nunca sabía cuando terminaba la fiscalización, y el fiscalizador se quedaba un año, dos años o tres años. Nosotros hicimos un sistema por Internet por el cual todos los ciudadanos pueden entrar con su clave fiscal y comprobar esto: primero, la identidad del inspector, saber si el señor que le dice yo soy José García de la AFIP, es José García de la AFIP o es José García vivaracho que no tiene nada que ver con la actividad que está desarrollando; segundo, puede ver por Internet el nombre del inspector y el nombre del jefe del inspector, puede saber la situación de la fiscalización: si está demorada, si estamos esperando alguna información, si hay alguna medida cautelar de la Justicia, y además después de que ve todo eso le aparece una ventanita, y si no le conforma eso nos puede mandar un mail haciendo sus observaciones, y el jefe del inspector tiene la obligación de darle una entrevista dentro de los 10 días.
O sea , nos hemos abierto a que cada empresa o cada ciudadano que está sujeto a un proceso de fiscalización pueda saber la situación y expresar sus dudas o sus comentarios si considera que esto es oportuno. Esto es muy reciente y ya tenemos mil consultas por mes. O sea, hay mil personas y empresas que entran a ver qué pasa con su fiscalización. Esto es transparencia para el ciudadano y es control para nosotros, porque nosotros somos 20 mil personas, y no podemos saber que está haciendo cada uno de los inspectores que esta recorriendo a lo largo y a lo ancho el país. Esto es Internet, la sociedad del conocimiento. Si no tuviéramos esta herramienta, esto sería impensable. Internet puede ser utilizada como una herramienta muy útil para la transparencia y para el control.
El tercer caso es el servicio domestico. Esta es la criatura que nos ha dado más satisfacciones. En la Argentina hay aproximadamente 900 mil señoras o señoritas y caballeros, porque esto incluye a los jardineros y mayordomos, que están realizando trabajos en casas de familia, donde en la mayoría de los casos la personas que le da el trabajo es porque sale a trabajar, y cuando va al lugar donde trabaja esta persona es una acérrima defensora de sus derechos. Si en la empresa donde trabaja no le pagan el aguinaldo en término, no le dan la seguridad social, la obra social no le contesta, hace un escándalo. Ahora en su casa la persona que hace lo mismo no es una trabajadora, es una señora que le ayuda; entonces el salto cualitativo en sí es: no le hagas el monumento, ponela en blanco, porque el monumento es buenísima: me quiere, me cuida a los chicos… Este es un problema de compromiso y de cumplimiento con la ley, no por coacción sino por convicción.
Ha sido así: hablar con periodistas, hablar con fundaciones, instalar el tema. En 2005 había 58 mil señoras que estaban en blanco; hoy tenemos 240 mil. Aumentó en un 315 %. Este es un ejercicio gigantesco de educación tributaria, sin necesidad de ir a las casas a golpear las puertas, o a ponernos en la puerta del country a ver si la señora está en blanco o en negro, sino solamente apelando a la solidaridad social, apelando a lo que apela este Foro Ecuménico Social. De todas maneras hay un largo camino a recorrer, tenemos que llegar a las 800 mil personas, porque hay muchos lugares adonde todavía este discurso y esta realidad no penetra. Así que les pido que sean socios de nosotros en este proyecto.
El otro tema son los ciudadanos. Cuando recuperamos a los ciudadanos nos recuperamos a nosotros, los funcionarios, los servidores públicos. Aunque parezca mentira también los que trabajan en AFIP son ciudadanos. Para esto tenemos tres programas: uno, el de educación tributaria, que es central, estratégico, de largo plazo y es el eje filosófico conceptual de todo esto. Si esto no funciona, todo lo demás se cae, porque la informalidad que veíamos antes con esos indicadores es un problema cultural. Cuando algo es cultural, quiere decir que se incorporó en el mecanismo de acción y de respuesta del ciudadano, y la única manera de cambiar mecanismos de acción y de respuesta erróneos es la educación. La única manera de darle una solución en el largo plazo es la educación.
¿Qué queremos hacer con la educación tributaria? Formación en valores, la idea de ciudadanía fiscal, o sea, tenemos derechos pero también tenemos obligaciones. Lo público es de todos y hay que cuidarlo, y los derechos existen si tienen financiamiento. Esto es un dato tan elemental pero parece que no lo entendemos los argentinos. La Constitución dice: le garantizamos a los argentinos salud, educación, justicia, seguridad, medio ambiente razonable. Ahora, ¿cómo se garantiza la educación? Teniendo fondos para mantener las escuelas y pagar las universidades ¿Cómo se garantiza la salud? Manteniendo los hospitales. O sea que detrás de cada derecho está su financiamiento. Si eso no lo entendemos desde chiquitos vamos a tener problemas. También en el financiamiento está la transparencia de los funcionarios en el cuidado de los fondos que se ingresan y en su aplicación.
Otro tema muy importante es que hoy todas las personas que trabajan en relación de dependencia pueden ver por Internet su recibo de sueldo y comprobar si el empresario, el empleador, lo que le retuvo lo depositó o no. Esto es participación ciudadana en el proceso de control, ya que hay 5.500.000 personas que pueden ver si los aportes que les retienen se depositan o no en los bancos, si van a la salud, a la AFJP o a la jubilación.
Ya tuvimos 5.240.000 consultas, o sea que más de 5 millones de personas entraron por Internet a ver esto. Internet es para nosotros una herramienta espectacular de conexión con el ciudadano.
Otra cuestión es que nosotros tenemos que rendir cuentas a la ciudadanía. Desde 2002 todos los años hacemos un informe de rendición de cuentas, se lo enviamos a unas cinco mil y lo distribuimos también en agencias y aduanas. Queremos que la gente sepa claramente qué hicimos, cómo manejamos nuestro presupuesto, cuáles fueron las actividades, las inversiones, las cosas nuevas, nuestra posición respecto a algunos temas, como por ejemplo el tema de los paraísos fiscales. Es una devolución mínima que tenemos que hacer nosotros a la sociedad.
Y en cuanto a la conversión de funcionario en servidor público, estamos aprendiendo a servir, estamos aprendiendo a que nuestro rol no sólo es controlar sino prestar servicios. Los centros de servicios son una herramienta importante. Estamos creándolos en los lugares más alejados. Hacemos todo por Internet, pero en Formosa no hay Internet. Entonces abrimos un lugar y le pusimos conectividad, computadoras gratis, y nuestra gente le ayuda a los ciudadanos de esos lugares a entrar por Internet. Esta es una manera de bajar la brecha digital, porque el que no accede a Internet está desconectado del mundo. Si no achicamos la brecha digital, en vez de democratizar seguimos dividiendo a la sociedad.
Hoy todas las PYMES pueden presentar su declaración jurada. Se la hacemos nosotros por Internet, y no tienen ni siquiera que prepararlas ellos. Directamente con un clic entran automáticamente a la AFIP. Esto es el gobierno electrónico. Por último, el mostrador virtual. Esto también es Internet puro. Este año recibimos 23 millones de declaraciones juradas por Internet. La gente puede preparar la declaración jurada un sábado a las tres de la tarde desde su casa sin tener que ir a una agencia; el 85% de la recaudación entra por Internet. Envían la declaración jurada y pagan por Internet, y estamos haciendo facturas electrónicas. Son todas actividades que están operando los siete días de la semana, las 24 horas . Les queremos mostrar algunos resultados del diálogo.
Con esta visión nueva, y con todos estos cambios que queremos hacer, creemos que la sociedad ha respondido: en el año 2002 la recaudación fue de 50.000 millones de pesos, y en el 2006 fue de 150.000 millones. Se triplicó entre el 2002 y 2006. La idea de cambiar el enfoque, de ir por el lado de la convicción, de ir haciendo educación tributaria, de dialogar en vez de ordenar y de acercarse y de horizontalizar la relación entre las agencias públicas y la sociedad civil, también se ve en estos resultados.
En cuanto a la recaudación respecto del producto, pasamos del 16 % al 23 %. Esto quiere decir que hay mayor cumplimiento voluntario porque crece la economía pero la recaudación crece más que la economía, o sea que hay menos gente que evade. En el caso del IVA, habíamos llegado en el año 2002 a un 35% de evasión, y ahora estamos en un 23 % y seguimos bajando. En el año 2002 había 346.000 monotributistas que pagaban sus cuotas, en el año 2007 tenemos 1.272.000. En alguna medida esto contradice la encuesta del comportamiento informal. Por eso tenemos una visión distinta.
Aprendimos que los contribuyentes no son evasores sino personas que tienen problemas, y la gente prefiere estar en la formalidad que estar en la informalidad. El mecanismo es que seamos lo suficientemente inteligentes quienes tenemos que trabajar en esto para darles el vehículo, el camino, el puente para convertirse de informales a veces por obligación o por necesidad en formales. Obviamente no hablo de los delincuentes, que tienen que tener otros tratamientos. Pero el 90% de la sociedad quiere vivir en paz con sus compromisos