Introducción del libro "Jorge Luis Borges. Italo Calvino. Diálogos imaginarios", de Giuseppe Lagrasta.
En un Congreso de la Sociedad Dante Alighieri sobre Los viajes de Marco Polo, Calvino y Borges pude escuchar la ponencia del porfesor Giuseppe Lagrasta sobre un diálogo posible entre ellos. En mi intervención recordé que Borges ha escrito sobre muchas ciudades, algunas imaginarias, y visitó muchas ciudades, que están en su libro “Atlas”, con la colaboración fotográfica de María Kodama, quien registró ese mágico itinerario, que se aprecia en la muestra “Atlas de Borges”, di cui sono curatore, que se presenta en septiembre de 2024 en Roma en el congreso internacional de esa Sociedad.
A Borges le gustaba dialogar y eso lo pude comprobar cuando yo era muy joven, en los años ‘70, y le pedí una entrevista sobre el tema de la muerte. El accedió y se publicó primero en la revista Panorama y luego en el diario El Cronista. En mi entrevista Borges contestó preguntas que lindaban con lo fantástico. Por ejemplo le pregunté si el imaginaba su muerte con un personaje que le dice: "Aquí estoy, yo soy la muerte, acompáñeme”. Y él contestó con unas palabras de Sócrates; cuando ya había bebido la cicuta sus amigos le preguntaron si quería ser enterrado o quemado, y respondió con una broma: "Bueno, si no me les escapo, hagan conmigo lo que quieran".
Cuando lo invité a sumarse a una revista japonesa, “Sekai”, en los ‘80, lo hizo con generosidad y entonces pude dialogar con él y con otros como era su costumbre, abierto a la imaginación. El estaba enamorado de Japón, y de María Kodama, quien también participó en el consejo editorial de esa publicación. Era un místico y en su viaje a Japón se interesó por la experiencia del “satori”, que incluso llegó a experimentar cuándo se sintió fuera del tiempo y del espacio, comparable a las prácticas de monjes nipones que él quiso conocer.
Por lo cual no es inverosímil pensar en un diálogo entre Borges y Calvino. Nell'opera di Giuseppe Lagrasta, risaltano dialoghi profondi che si instaurano, ipoteticamente, tra Marco Polo, Jorge Luis Borges e Italo Calvino, facendo cosi, emergere tra gli scrittori, una intensa amicizia e collaborazione, sia dal punto di vista umano che dal punto di vista culturale, intellettuale ed esistenziale.
El autor de El aleph consideraba como amigos a los escritores. Su biblioteca está en la sede de la Fundación Borges en Buenos Aires, sobre la cual hice un libro, en gran parte fotográfico, que se llama precisamente “La Biblioteca de Borges” (Ed. Paripé Books). La idea era acercar a la gente ese tesoro guardado por María Kodama en la fundación que presidía, que lleva el nombre de ese escritor.
Borges destacó que fue mereciendo amistades de muchos escritores, Schopenhauer, Unamuno, Dickens, De Quincey, Quevedo, se siente cerca de Wilde, como si fuera un amigo, de la misma manera que para él leer un libro de Cocteau era como “conversar con su cordial fantasma”. En ese sentido, en el prólogo de La Eneida escribe: “Virgilio es nuestro amigo”.
Giuseppe Lagrasta escribe: “Los diálogos imposibles e imaginarios que se desarrollan entre Jorge Luis Borges, Italo Calvino y Marco Polo, animan paisajes tomados de la memoria del mundo y de las transfiguraciones de los granos de arena contenidos en los relojes de arena de los que salen. Historias de almas inquietas, figuras oníricas, caballeros oscuros, damas enamoradas de caballeros inexistentes, habitantes de una zoología fantástica que se dejan depredar y que, a su vez, se deprededan, a su vez, marionetas insomnes o maniquíes irónicos que se divierten a costa de los humanos".
Borges escribió el “Manual de Zoología Fantástica”, en colaboración con Margarita Guerrero, que luego tituló “El libro de los seres imaginarios”. Recomendó que no lo tomen para una lectura consecutiva, sino como quien juega con las formas cambiantes que revela un calidoscopio. Se trata de una especie de manual de los extraños entes que ha engendrado, a lo largo del tiempo y del espacio, la fantasía de muchos. Como advierte Borges, no sabemos qué es –por ejemplo- un dragón, como ignoramos qué es el universo, pero algo hay en su imagen que está en la imaginación de los seres humanos, y así el dragón aparece en distintos lugares y en diferentes tiempos. Ese juego literario es lo que me propuse en el libro “Seres Imaginarios de Borges”, del cual soy autor (Penguin Random House Grupo Editorial) para que lectores de todas las edades desarrollen su imaginación, y puedan acceder a la literatura de un modo más fácil y lúdico.
Italo Calvino, leyendo la obra de J. L. Borges, La Biblioteca de Babel, publicada en Italia por Einaudi en 1955, redescubre el placer y la profundidad imaginaria y visionaria de la escritura fantástica borgeana; también profundiza en las texturas de Il Milione de Marco Polo, descubriendo las variables visibles e invisibles de la aventura humana. Cuando Italo Calvino escribe “Las ciudades invisibles”, la experiencias de lector, a través de las obras de Borges y Marco Polo, le resultarán útiles. Este descubrimiento inducirá a Italo Calvino a leer las demás obras de J. L. Borges y a través de la Editorial Einaudi, invitando a los lectores italianos a profundizar en la obra del escritor argentino.
Los “Diálogos imaginarios” dedicados a Borges y Calvino -escribe Giuseppe Lagrasta- marcan la transición de la conversación paradójica e irónica al diálogo fantástico y combinatorio. La escritura onírica y la escritura fantástica, la escritura cósmico-alephiana, construyen un código de la sombra, un código que habla de la muerte pero que describe, en vivo, la fuerza íntima y total de la vida y la voluntad para superar los obstáculos que la vida presenta.
Las ciudades invisibles de Calvino y las ciudades imaginarias de Borges nos invitan a desarrollar la imaginación y los seres fantásticos. Muy interesante fue el Congreso de la Sociedad Dante Alighieri sobre viajes famosos, raccontati da Marco Polo, Borges e Calvino. Hemos leido sobre la creación de las ciudades imaginadas por Borges. Hemos visitado muchas ciudades, algunas de las cuales están contenidas en su libro Atlas. Este libro muestra a un Borges feliz. Feliz de viajar a Mongolia, por ejemplo, feliz de visitar Ginebra. Con María Kodama exploró muchas regiones, lo que sugirió muchas fotografías y muchos textos, como está escrito en ese libro.
Y el diálogo de nuestros escritores continuará, a través de las ruinas circulares y la ciudad invisible, a través de las maravillas y deseos de luz y abandono, vivir los horizontes, enamorados del mágico salto del tigre y del misterioso vuelo de los cuervos.
Fernando Flores Maio
Vicepresidente de la Fundación Internacional Jorge Luis Borges. Sociólogo. Escritor. Periodista. Director del Foro Ecuménico Social.