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"Un conflicto humano, no político, porque no se conocen", dijo el maestro Daniel Barenboim y no se refería a la Argentina sino a Medio Oriente, en un encuentro organizado por el Mozarteum, al cual fue invitado el Foro Ecuménico Social.

Un conflicto humano, no político,porque no se conocen
 
Es lo que dijo el maestro Daniel Barenboim y no se refería a la Argentina sino a Medio Oriente, en un encuentro organizado por el Mozarteum, al cual fue invitado el Foro Ecuménico Social.

El director de la revista Foro E, Fernando Flores, lo felicitó por la orquesta que creó, integrada por jóvenes israelíes y palestinos como una manera de mostrar que es posible el diálogo, y lo invitó a una reunión para cuando vuelva a la Argentina en el 2010.

En el encuentro participaron varios periodistas, entre ellos Nelson Castro, y embajadores, entre ellos los de España, Italia y Austria.

Ante ellos insistió en que el “maldito conflicto” en Medio Oriente no es político sino humano. “Se convirtió en un conflicto político porque hicieron entrar otros elementos. Pero se trata de un conflicto humano. Son dos pueblos que sienten que tienen el derecho de vivir en la misma tierra”, subrayó.

Criticó a los Estados Unidos y a países europeos que no entienden la situación, y llegan a vincularla con Irán. “Pero allí a nadie le interesa eso. Por eso tenemos que luchar contra la ignorancia. No me ocupo de trabajar por la paz sino que trato de convencer a la gente para que se conozcan unos y otros. Ni unos ni otros conocen la historia ni lo que son sus derechos”, aseveró.

Cuestionó los procesos de paz, que no hacen nada, que introducen elementos violentos que encuentran la forma de captar la imaginación del pueblo palestino que quiere convertirse en nación.

Señaló que es necesario que la gente comprenda la situación, la conexión entre el pasado y el presente. “La situación en Medio Oriente es dramática y peligrosa porque hay mucha gente que perdió la esperanza, tanto entre los israelíes como entre los palestinos”.

Sus palabras podrían ser aplicables a la Argentina, adonde se comprueba la falta de diálogo entre distintos sectores.

La imagen de la orquesta puede servir para mostrar esa deficiencia, como señaló el Rabino Daniel Goldman, en un coloquio que realizó el Foro Ecuménico Social en Rosario, al referirse precisamente a Daniel Barenboim, sugiriendo que sería bueno invitarlo a un encuentro para hablar sobre este tema.

“El símbolo de la orquesta es fuerte. Hay que comprender el sentido de la sociedad no como que cada uno toca su propia partitura, que cada uno toca su propio instrumento, porque cuando uno de los instrumentos desafina, la orquesta suena mal. El gran problema de la sociedad es que cada uno toca otra partitura y hoy sigue tocando su pieza”, ilustró Goldman.

¿Cómo hacemos para que la orquesta pueda funcionar? se preguntó. “No solamente depende del director. Depende de cada uno de los ejecutores, depende de la voluntad de los artistas como también de quién deba dirigir”, acotó.