Expirado
Cátedras

Marlise Ilhesca. Directora Ejecutiva de la Fundación Foro del Sur. Periodista. Coordinadora de Bienalsur, miembro de las fundaciones del Museo Reina Sofía, Vivre en Couleurs, Cartier, Chirac y Culture et Diversité.

La verdad que yo estoy muy contenta de poder, a partir de la Fundación, participar de este encuentro donde un grupo de personas están juntas, movidas por un sentimiento común, que es la necesidad de pensar una economía que no beneficie solamente al capital. Yo creo que esto es la clave de todo lo que estamos haciendo acá. 

En ese sentido, yo quisiera recuperar un poco lo que dijo Alessandra en su presentación, sobre la necesidad de que las mujeres se involucren más en todos los ámbitos de decisiones. No solamente porque son las más vulnerables durante la crisis de la pandemia, pero también porque la participación de las mujeres en las decisiones puede permitir que lleguemos a políticas más igualitarias, más justas. En ese sentido, yo creo que esta pandemia puede traernos una lección, y una oportunidad. 

Yo quisiera compartirles que hace más de un año, desde la Fundación Foro del Sur, estamos trabajando un tema que me parece cada día va a ser más candente, que es el de la relación de las mujeres con la tecnología. Pero, sobre todo, en relación al impacto que tiene la tecnología en puestos de trabajo donde las mujeres están especialmente involucradas así como a partir del comercio electrónico o la construcción de algoritmos, por ejemplo, que es algo de lo que se habla poco pero que perpetúa sesgos ya presentes en la sociedad. 

Ahora tenemos el desafío de pensar el teletrabajo, qué significa para las mujeres el teletrabajo. En esta línea lanzamos, desde la Fundación Foro del Sur, una encuesta muy interesante en la que invitamos a mujeres de toda la Argentina a sumarse y a que nos cuenten su experiencia y sus expectativas en relación a esta modalidad de trabajo. 

Esta encuesta fue realizada entre los días 6 de abril y 26 de mayo del 2020, y en la cual 6.366 mujeres de casi todas las provincias argentinas participaron. En la misma, les preguntamos algunas cuestiones claves, tales como si habían adoptado esta modalidad como motivo de la cuarentena o si ya la llevaban a cabo desde antes de la misma; preguntamos también si ellas preveían que lo seguirían haciendo y si creían que el trabajo remoto, desde casa, puede o no ser una ventaja. Preguntamos, también, si es posible encontrar formas de conciliar la vida profesional con la vida privada; ésta es una cuestión muy compleja, porque ahí entramos también en cuestiones culturales: si bien para muchas mujeres puede ser interesante trabajar desde el hogar, hay que cuestionarse en qué medida ello puede significar un gran retroceso a grandes avances que fueron hechos por generaciones anteriores en materia de, justamente, promover la salida de la mujer del hogar para una interacción con toda la sociedad, es decir, la experiencia cultural que deriva de salir de casa. 

Voy a compartir algunos de estos resultados con ustedes, pero antes quisiera remarcar que esta encuesta fue de carácter intencional, o sea, las mujeres que respondieron fueron especialmente convocadas a hacerlo. Lo cual no compromete la calidad de la encuesta. Pero también es importante decir que fue hecha en el marco del Covid-19, es decir, en una situación muy particular: gran parte de las mujeres hoy están dentro de la casa, repartiendo el tiempo entre teletrabajar y el cuidado de los niños y la organización del hogar. 

No obstante el marco particular, se trata de un llamado a la atención muy importante: qué implica esta modalidad de trabajo y, en caso de perpetuarse, qué problemas puede llegar a acarrear. 

Veamos algunos comentarios a partir de los resultados. Frente a la pregunta de cómo se sintieron en el hogar, el teletrabajo resulta ser una experiencia relativamente novedosa: 2 de cada 3 mujeres no habían utilizado el teletrabajo previo a la cuarentena y, en su mayoría, no habían recibido ningún tipo de capacitación para esta modalidad. Este punto es muy importante, porque aunque podamos valorar la capacidad que tenemos de buscar herramientas por cuenta propia, señala que hay una necesidad de compartir la responsabilidad del aprendizaje con el empleador. Solamente el 22% de las mujeres recibieron capacitación para el teletrabajo por parte de la empresa u organismo en el cual trabaja. Es muy interesante resaltar, también, que gran parte de las mujeres dijeron que aun teniendo esa dificultad, estarían dispuestas a seguir haciéndolo. 

Por otro lado, la existencia o no de niños en el hogar resulta una variable fundamental en esta encuesta: las mujeres con hijos dijeron que les cuesta mucho más encontrar un espacio físico y temporal para teletrabajar. Al analizar los diferentes cruces, podemos señalar que los hogares con y sin niños actúan en algunos casos de manera similar a la variable del nivel socioeconómico. Es decir, los hogares sin niños reportan mayores ventajas a nivel infraestructura, tanto espacial como de equipamiento tecnológico y de aprovechamiento de los tiempos.

De todos estos temas, aquel del espacio físico para trabajar con privacidad se revela como el ítem más problemático en todos los hogares: sólo un 20% del total de las encuestadas cuenta con un espacio específicamente destinado a teletrabajar, porcentaje que por otro lado se corresponde en mayor número a los hogares unipersonales que a aquellos con niños. 

Es necesario destacar que el teletrabajo se sustenta en una inversión que realizan las trabajadoras. Los empleadores casi no proporcionan ni infraestructura ni soporte técnico (sólo el 22% de los empleadores de las encuestadas lo hace), ni asumen los gastos de conectividad para la realización de las tareas (tan sólo en el 1% de los casos). Lo cual genera cierta barrera de ascenso en esta modalidad de trabajo. 

Las entrevistadas cuentan con una infraestructura medianamente suficiente para sostener la modalidad de teletrabajo con matices según el segmento de pertenencia. Por supuesto que esa realidad no es la misma en todo el país: en algunas provincias esto se da de una forma más clara, en otras no. Por ejemplo, en el AMBA, centro de Buenos Aires, existe un mayor nivel de conectividad.

El balance final entre la comodidad y la incomodidad que reporta el teletrabajo es bastante complejo. No existe una tendencia clara en ninguno de ambos sentidos. 2 de cada 3 mujeres, a priori, se sienten cómodas con la modalidad del teletrabajo, pero señalan tanto atributos positivos como negativos. Para 4 de cada 5 mujeres, la carga de tareas domésticas aumentó a partir de la cuarentena. Y esto, como vimos, no sólo hace incómoda la tarea del teletrabajo, sino que probablemente pueda estar influyendo en la calidad de rendimiento laboral de las mujeres.

Impacto en el bienestar físico (algo de lo cual no se habla mucho): el 60% de las mujeres declara que es más sedentaria a partir del teletrabajo. Si bien casi 40% mantienen los mismos hábitos de alimentación, 1 de cada 4 mujeres cree que ha desmejorado su relación con la alimentación y el ejercicio físico. 

En líneas generales, el 84% de las mujeres argentinas que contestaron esta encuesta aprueban el teletrabajo como modalidad laboral, aunque poco menos del 50% la realizaría solamente si pudiera combinarla con la modalidad presencial. 

Y en este punto vuelvo a remarcar la interesante cuestión que es el impacto cultural, porque realmente la mayoría dice que el teletrabajo está muy bien, que le resulta una muy buena experiencia, evitándoles por ejemplo el tener que trasladarse (punto clave de la encuesta), pero la mayoría no está dispuesta a dejar de convivir con los colegas. Es decir que la experiencia social es fundamental al hablar del teletrabajo, el no dejar esta experiencia. 

La realidad es que, aunque algunos países estén haciendo avances importantes en la reglamentación del teletrabajo –en Argentina la Cámara de Diputados aprobó un proyecto que ahora va al Senado-, aún hay margen para mucha controversia. Es un tema abierto, es un tema a discutir. Por esta razón, cuando empezamos a poner sobre la mesa esta cuestión decidimos que teníamos que avanzar de una forma muy transversal. Para ello, la Fundación Foro del Sur invitó a 35 organizaciones, sindicatos, universidades privadas y nacionales, empresas, federaciones y gobiernos provinciales, para que a partir de esta encuesta podamos pensar juntos cómo establecer una hoja de buenas prácticas y conductas, no solamente para políticas públicas que surjan sino también para elaborar estrategias para empresas y sindicatos, que abarquen el interés común de las mujeres. 

En todo lo conversado hasta ahora se habló mucho del sentido de la solidaridad; y yo creo que, en esta temática, también se impone la cuestión de la solidaridad. Cualquier marco regulatorio debería ser generoso, empático, debería pensar que no debe reflejar únicamente el interés de un grupo de mujeres que usen esta práctica. 

Ustedes me podrían preguntar: ¿Por qué hablás tanto de la práctica del teletrabajo en relación a las mujeres? Porque, por supuesto, cuando esta práctica es ejecutada por una mujer, surgen variables distintas a aquellas de los hombres. La primera es el hecho de que, al realizarla en la casa, tenemos que equilibrar esta responsabilidad con aquella del cuidado. Entonces, la dinámica es totalmente distinta. Y ahí también se cruza otra cuestión, que fue a la que hizo mención Alessandra, que es la cuestión de la violencia. Estando más tiempo en el hogar, muchas veces las mujeres nos encontramos también más vulnerables a convivir con situaciones de violencia o de acoso. Es decir que, nuevamente, las variables asociadas al teletrabajo son muy complejas. 

Lo que estamos haciendo a partir de esta encuesta es, entonces, un llamado para que cualquier decisión que surja de acá en adelante y que involucre a las mujeres, lo haga a partir de un consenso, de una mayor participación de un conjunto de la sociedad; en otras palabras, que las decisiones no sean unilaterales. Creo que realmente estamos viviendo un momento bisagra en estos días, y estoy absolutamente convencida de que, aunque sea un desafío, esta pandemia puede ser una oportunidad histórica para que hagamos las cosas de otra forma. Que seamos más inclusivos, más atentos a la mirada de los otros.

El resultado completo de la encuesta esta disponible en el área de publicaciones del sitio web de la Fundación Foro del Sur: www.forosur.com.ar