Expirado

Estados fallidos, desarrollo sostenible y corrupción

Sobre ese tema expuso en la segunda sesión de la Cátedra el profesor Eusebio Mujal-Leon, de la Universidad de Georgetown. Señaló que el problema en la Argentina no es económico sino político, y que el cambio pasará por las organizaciones de la sociedad civil y los empresarios. Transcribimos su ponencia en esta página: 

Siempre digo cuando estoy en este país que es un atrevimiento que un ciudadano nacido en Cuba radicado en Estados Unidos se atreva de hablar en Argentina sobre la Argentina. Por eso voy a procurar hacerlo de un modo general y si entro en algún detalle o análisis más específico, les pediría con toda la humildad que me toleren, porque lo hago con mucho cariño. Llevo 6 años viniendo bastante seguido a este país, y estoy pasando algunos años sabáticos radicado aquí con mi familia y la verdad es que tienen un país muy lindo. También un país muy complicado, en el cual importa mucho relacionar esas dos palabras claves que resaltó el Pastor Mackey: responsabilidad y esperanza. 

Creo que, tanto en Argentina como a nivel internacional, estamos viviendo una etapa de gran turbulencia, de gran incertidumbre, y es precisamente cuando las sociedades tienden a ensimismarse y también a empezar a culparse, a culpar otros, a desarrollar visiones absolutistas, a no ver las complejidades. Entonces, se lo lee en los periódicos tanto nacionales como internacionales, los que tienen la culpa de la crisis actual, sea en África del Sur, en la Argentina, en Tailandia, en Indonesia, en Estados Unidos, son los de afuera, como si las explicaciones fueran tan simples, y no lo son. Aquí hay ampliamente responsabilidades muy compartidas a nivel internacional, regional, nacional y social. 

Todos somos partícipes de lo bueno y de lo malo de nuestras sociedades, activos o pasivos. No podemos vivir, desarrollarnos, sin estar en contacto o rozar con lo bueno y lo malo de nuestra sociedad. Al respecto les quiero hablar de la corrupción. Pero antes quisiera hablar de los Estados fallidos, del desarrollo sostenible y enmarcar el tema en un análisis de la globalización. Si bien a algunos no les gusta la palabra -podríamos utilizar otra- estamos hablando de un fenómeno que avanza paulatinamente, ante el cual hay que saber reaccionar. No creo en el determinismo ciego, ni en el plano económico ni en el político. Hay un rol muy importante, en particular en los momentos de crisis, para las decisiones y las tomas de posturas individuales y personales. Pero si empezamos por la cuestión de la globalización evidentemente vemos una serie de rasgos que voy a intentar conectar con esto del desarrollo sostenible y de la corrupción.

La globalización se caracteriza por muchos elementos; solamente resaltaré los que a me parecen más relevantes con respecto a la discusión de hoy. En primer lugar: lo que se refiere a la mayor integración económica a nivel internacional, y el desarrollo un poco tardío, pero importante no obstante, de instituciones multilaterales que intentan fijar reglas con respecto a esta cuestión. Van a la carrera, es decir el mercado primero impone y después vienen las instituciones. Esa es la realidad, pero vemos claramente una mayor integración económica y la creación de instituciones multilaterales que -funcionen bien o mal- son puntos importantes.

Si nosotros trazamos a nivel de sistema internacional, financiero, los desarrollos de los últimos cincuenta años, vemos que la Organización Mundial del Comercio, por ejemplo, todavía no ha empezado a funcionar bien, pero que tiene un contenido mucho más participativo, mucho más democrático en el sentido de amplitud, que lo que tuvieron los acuerdos de Breton Woods en el año 43 cuando algunos países, y esencialmente uno o dos, decidieron el marco financiero internacional. Ahora hay toda una red de instituciones, y lo estamos viendo a través de los fallos de las OMC, y hasta los grandes van teniendo que acomodarse.

Así que en primer lugar integración económica y desarrollo de instituciones multilaterales, no siempre con signo positivo, porque la integración como el desarrollo económico siempre trae problemas económicos, siempre trae reestructuración que es la palabra elegante que utilizan los economistas cuando quieren hablar de desempleo. Las reestructuraciones implican desempleo. Eso quizás será inevitable pero también tiene que haber una respuesta social. Esa respuesta depende en parte del entorno internacional y mucho también de la capacidad de las estructuras políticas y sociales del propio país. Es decir, no es cuestión de comprar y vender ideas neoliberales a ultranza que de hecho siempre fueron una gran equivocación. Si miramos a los países que han podido desarrollarse, que han tenido un desarrollo sostenible, los llamados del “primer mundo”, y los que ahora empiezan a poder a acceder al primer mundo, nunca han comprado la idea que se vendió por ahí de dejar que el mercado hiciera todo y que el Estado desapareciera. No existe el Estado débil en Europa, en Estados Unidos, ni en muchos sitios del mundo donde funciona el capitalismo ordenado. El Estado en los países industriales es fuerte; no es grande quizás, no es demasiado burocrático, pero es eficaz. Es capaz de ejecutar sus leyes, de implementarlas a través de procesos judiciales y de cobrar impuestos, que para mí son los primeros test de si el Estado funciona.

Tendrá tamaño mayor o menor, pero el test es si funciona. Hay muchos países donde el Estado no funciona o funciona mal. 

La segunda característica es la reducción de los espacios autónomos que tienen los gobiernos para tomar decisiones económicas. Es una realidad no solo para la Argentina sino también para Alemania, Francia, Estados Unidos. Una cosa es lo que dicen los líderes políticos, otra es lo que tienen que hacer. Los marcos económicos determinan muchas de las acciones de los famosos países del G7. Los grandes sienten ese constreñimiento y también sufren a su manera las reestructuraciones. Todos los debates sobre pensiones en Italia, Francia, Alemania, Estados Unidos, tienen que ver con reacomodaciones a lo que son las presiones de reorganización, es decir, las presiones competitivas. 

La repuesta a esas presiones está en la solidez y en la capacidad de sus instituciones y -un tema que tocará Sergio Berensztein- en la capacidad de la sociedad civil. En esos dos puntos neurálgicos residen las respuestas a estos elementos. 

El tercer elemento, que ya de cierto modo lo he resaltado, es que la globalización le da un premio importante al racional, al mejor y eficaz funcionamiento de las estructuras políticas. En todo país las estructuras políticas y las estructuras sociales tienen su lógica, pero no necesariamente prima la eficacia. Puede primar la corrupción, clientelismo, el amiguismo, y de esa manera armar parcelas de poder que no van a ser capaces de generar ideas con respecto a lo que es el bien común. 

La eficacia en las instituciones es importante tanto para el buen funcionamiento del Estado como para racionalizar el capitalismo. No quiero desarrollar demasiado la idea porque no tenemos tiempo pero evidentemente el capitalismo para ser democrático necesita un marco racional, institucional. Si no el capitalismo se convierte en rapaz y es capaz de devorar a la sociedad y a las estructuras políticas; hay muchos países del mundo donde eso ha ocurrido. Por último, dentro de un marco amplio la globalización exacerba las vulnerabilidades y tendencias sociales que ya existen. Se ven exacerbadas por los procesos de la globalización y la competencia que implican estos procesos. También es un debate en el cual no quiero entrar pero quiero plantear una cuestión que ya mencioné al principio. Si buscamos puntos de referencia históricos -y no situaciones comparables estrictamente- de turbulencia, de incertidumbre, nos tendríamos que remontar por ejemplo a los años ‘20 y ‘30. Piensen cuando estalla la primera guerra mundial -de hecho se cierra el siglo 19 en el año ’14- y no se restablece algo de orden hasta el año ‘45, es decir treinta años más tarde. Quizás, recordando otra guerra de 30 años del siglo 17, es cuando se empiezan a establecer los patrones. Esos patrones duran cuarenta, cincuenta años. Ahora estamos en una situación de incertidumbre, de falta de puntos de referencia sólidos. 

El siglo 20 era entre otras cosas el siglo de los Estados-Nación, también de los partidos políticos, que se convirtieron en el eje, tanto en dictaduras como en democracias, de la organización de la vida política. Pero a a nivel internacional fue el siglo de los Estados Nación, porque si bien durante el siglo 19 había habido a la fuerza toda una concentración del poder en manos de tres o cuatro imperios, en siglo 20 hay una explosión nacionalista que nos lleva a doscientos cuarenta y tantos miembros de las Naciones Unidas. Estados supuestamente soberanos, que figuran en el mapa como si fueran Estados-Nación. Pero mientras se consolidaba ese mapa político nos fuimos dando cuenta en primer lugar que no todos los Estados son iguales, que algunos tienen más capacidad que otros, y en particular que algunos tienen grandes problemas en articular un proyecto nacional. Esto es muy importante porque hay un número muy importante de países en el mundo, y me atrevería a decir en América Latina, en los cuales los líderes no tienen estrategia, no tienen idea de hacia dónde quieren llevar al país en 20 o 25 años. Dirán ¿que utopía es esa? Yo no estoy diciendo que los líderes políticos no puedan luchar o competir. Eso es parte de lo que tiene que ser el juego político, la competencia. Pero hay temas tan importantes, como por ejemplo los referidos a políticas publicas, educación, medio ambiente, en los que no pueden tomar decisiones basados en lo que va a ocurrir el año que viene, o a los 6 meses o al mes, porque representan sectores donde hay que hacer una inversión estratégica y el rendimiento lo van a ver en 25 años. Las élites tienen que ser capaces de sostener esa inversión durante 25 años porque está demostrado en el último medio siglo que los países que han podido salir del subdesarrollo, o que han podido desarrollarse para decirlo mejor, son los que han sabido invertir en infraestructura estratégicamente. Los tigres asiáticos por ejemplo, con todas sus debilidades, con todos sus problemas, Taiwan, Corea, han sabido invertir en esa dirección, y la misma China Continental. 

Son estrategias de mediano y largo plazo que requieren consenso para que si hay conflicto político no se cuestionen las instituciones, ni su legitimidad, sino que más bien se establece un marco y dentro del mismo puede avanzar el país. Lamentablemente, y esto diciéndolo como académico, intelectual, no quiero entrar en casos concretos, si hacemos el repaso de América Latina creo que quizás podemos identificar dos o tres países que tienen proyecto de país. Les tengo que decir también que yo no estoy tan convencido de que la Argentina tenga proyecto de país. Esta es una gran debilidad porque el proyecto de país se relaciona con lo que habló el Pastor Mackey, que es el tema de la esperanza, tener perspectiva de futuro. La mejor prueba para saber si hay proyecto de país es ver cuáles son las actitudes de la gente joven. Cuando los jóvenes se marchan es muy mala señal. Cuando existen amplias capas que por razones económicas, sociales, lingüísticas, étnicas o lo que sea, o alguna combinación, están marginados, eso también es un voto en contra. Cuando se habla de altísimos niveles de pobreza, de marginalización, de caída del rendimiento productivo, etc, se habla de franjas que no están, que no participan, y de hecho es un voto en contra del futuro. En términos financieros, fiscales, el coste que representa esa marginalidad es muy superior a lo que podrían demandar programas puntuales, eficaces, de ayuda para su reincorporación.

No estoy hablando de regalar el dinero sino de programas que se han probado en otros países, que han tenido éxito, algunos menos y otros más, en la tarea de llevar a cabo la reinserción social. Hay una relación muy alta entre países que les falta proyecto de país y tasas de marginalización. Creo que ese es uno de los temas que los argentinos tienen que empezar a enfrentar. Este país no tenía ese problema tan agravado hace diez años y hoy lo tiene. En ese sentido se están pareciendo cada vez más a otros países de América Latina; ya no son tan distintos. 

Vemos Estados fallidos en varias partes del mundo, en Afganistán, en África, en América Latina, en países penetrados por ejemplo por mafias de narcotraficantes. Otros sufren fuertemente las presiones económicas y demográficas, o la corrupción, que ponen en jaque al Estado. También hay un número de países, 25 o 30, que tienen instituciones sólidas, con legitimidad. Esa penetración por parte de grupos criminales o de mafias políticas en el Estado es la raíz de la falta de desarrollo. 

Con relación a la Argentina, hablo como observador, con cariño, reconociendo lo poco que conozco el país. Ya lo saben algunos amigos que cada vez que les digo que algunas cosas van para una dirección me demuestran que estoy equivocado y la realidad va para otro lado. Mi manera de defenderme ante ese riesgo es hablar más a nivel global, aun cuando si lo que digo resuena con respecto a la Argentina. ¿Cuál es el diagnóstico que hago de la crisis de la época de la globalización moderna? Aquí yo peco de politólogo; un economista daría otra respuesta. Depende de la profesión cómo se plantea el análisis y posiblemente la solución. A la solución no quiero entrar. 

Para mí la crisis de tantos países de América Latina no es económica; no es cuestión de seguir recetas económicas. Es fundamentalmente política, de falta de legitimidad de las estructuras y de los líderes. Estaré hablando de la Argentina como podría estar hablando de una docena de países más de América Latina. 

La corrupción corroe la idea del bien colectivo, de que existe un proyecto común, una comunidad, porque supone un desgaste de las instituciones, la fuga de la juventud y supone que los distintos grupos, clanes, familias, mafias, etc., son solidarios hacia adentro, pero no son solidarios hacia afuera y hacia la comunidad. Muchas veces nos tapamos hablando de que somos solidarios. Pero hay que preguntarse qué tipo de solidaridad y a cambio de qué. ¿Es solidaridad en el sentido de pensar en el bien de la comunidad al mismo tiempo que se piensa el bien personal? No es ilegítimo pensar en el bien personal, el bien de tu grupo, y relacionarlo con el bien colectivo. Defender el interés personal, de la familia, de los amigos, es justificable. Pero lo que no es justificable es que en ese manejo se vulneren las reglas comunes de todos, en lo social, en lo cultural, en lo empresarial. En buena parte del discurso político se está organizando una falsa solidaridad que corroe profundamente a la comunidad. 

La corrupción empieza, penetra dentro de las instituciones, se pone al Estado en venta, pero no es porque los grupos económicos lo controlan sino porque los grupos políticos lo ponen en venta, lo sacan de la venta y lo reponen en la venta. Hace 25, 30 años las explicaciones habrían sido económicas, y se hubiera culpado a la banca, a las grandes empresas, a las multinacionales. Pero hay una lógica política, hay grupos políticos, que ponen a subasta al Estado, pero no ceden el control; lo retiran y lo recolocan en subasta, y así cíclicamente. Eso es muy peligroso y además es actuar con falta de responsabilidad y con impunidad. Demuestra una actitud de impunidad con respecto a la sociedad y va muy relacionado con un segundo punto que lo van a ampliar mucho los otros ponentes, que es la debilidad de la sociedad civil y a la sociedad económica, y la importancia de fortalecerlas. 

Dense cuenta que estoy utilizando la palabra sociedad, que no estoy diciendo capitalismo, ni intereses personales, porque el capitalismo y los intereses personales entran dentro de lo que es la sociedad. Pero la sociedad supone reglas, modelos de comportamiento, normas, sentido de comunidad. Existe el drama por un lado de estructuras políticas penetradas por la corrupción pero con una sociedad civil y sociedad económica, empresarial, relativamente débil. 

Este es un análisis más global pero evidentemente también toca a puntos de la Argentina. Desde el punto de vista politológico, la corrupción está estructurada en torno de estructuras políticas y de partido. Es decir, habrán tres o cuatro modelos de cómo se estructura la corrupción. No todos los países tienen partidos fuertes, capaces, etc., pero existe un subgrupo de países donde los partidos están estructurados; y no es que sean partidos como tal, porque también pueden ser una coalición de partidos, familias, clanes. Existen en la Argentina tales partidos, que no son perfectamente comparables. El peronismo no es la socialdemocracia alemana, ejerce funciones de partido pero también tiene una estructura y una organización muy particular. 

Pero en todo caso, hablando de la Argentina y de muchos otros países, tenemos la corrupción relacionada con la estructura de los partidos políticos, que tiene sus antecedentes históricos, es decir, el estado centralista del cual escribió elocuentemente Gustavo Beliz, ese Estado burocrático, inflado, ese Estado heredado de la colonia, que trajeron los españoles, que era el Estado borbónico pero que no funcionaba, porque es el modelo continental, francés, pero hecho a lo español, a lo latino; lo cual quiere decir que es grande, es intervencionista, pero que no funciona.

En segundo lugar están todas las oportunidades de corrupción que se dieron aquí y en tanto otros países con las privatizaciones mal hechas de fines de los ‘80 y principios de los ‘90. No quiero hablar de la Argentina, pensemos en México. La privatización es en principio una medida importante porque tiene un valor, no solamente de distribuir, sino también de romper los núcleos de poder económicos protegidos por el Estado. Pero ¿qué ocurre si esas privatizaciones se hacen a dedo, es decir, si se las das a tus amigos o a los que te pagan comisiones, como en el caso Mexicano por ejemplo? Esas privatizaciones ofrecieron enormes posibilidades para poder chupar de lo que estaba dando el Estado.

Parte de la crisis de los últimos cinco, siete años en muchos países del mundo es que ahora se están peleando por parcelas más y más pequeñas, porque una vez que lo distribuyes ya no es tan fácil, a menos que cambien la reglas de juego. Y las reglas de juego tienen la soberana capacidad de cambiarlas y las van a sufrir los que no se pueden mover. Pero los que tienen dólares, o los que son inversos internacionales se mueven. Por eso cuando hablamos de falta de esperanza piensen en el dinero de argentinos que está fuera de la Argentina, porque para bien y para mal, por buenas y malas razones, las instituciones no dan las garantías jurídicas ni políticas con respecto a cómo se van a resolver las disputas. El capital extranjero se mueve sin problema, el capital nacional que está en dólares y que lo puede hacer se fuga legal o ilegalmente, y entonces queda el 90 % de la sociedad atrapada en el corralito. Esa es la realidad, con parcelas más y más pequeñas.

Esto en el contexto, y no ya solo en la Argentina sino en América Latina, de presidencialismo exacerbado, es un hilo conductor. ¿Por qué importa la cuestión del presidencialismo? Pues porque habla de la debilidad institucional del Poder Legislativo y del Poder Judicial. Ese es el problema, no es el presidencialismo. Este presidencialismo implica una debilidad por parte de las otras instituciones. 

Entonces ¿cual seria el diagnóstico? Creo que la reforma de las estructuras de los partidos es muy, muy difícil, porque hay que invertir tiempo dentro de los partidos. Tienen mecanismos de cooptación, para eso están montados. Son eficaces. Un partido que lleva una trayectoria de 40, 50 o 60 años tiene armada toda una lógica de cooptación. Si bien identificando las estructuras de partidos como clave, no creo que es a donde se va a resolver el tema. La solución pasa por organizar sociedad en lo cívico y en lo económico; no esperar que los liderazgos políticos sean los responsables de actuar, porque si es así vamos a tener que esperar otro siglo. Así que hay que armar sociedad, organizar sociedad cívica y sociedad empresarial. 

Segundo, y parecerá capaz una utopía, educar en y con principios. Esto es una inversión de años, de décadas, y el resultado no se va a ver hasta dentro de treinta años. Es como el dicho chino, ante el camino de mil leguas hay que dar el primer paso, o sino no se mueve. Y dentro de esto, me parece que hay que darle mucha importancia a la cuestión de la reforma judicial. Con todos los medios de esta sociedad civil y de la sociedad económica impulsar, presionar, para que el Poder Judicial tenga la autonomía, la capacidad y la legitimidad de intervenir. Eso no quiere decir no criticar la politización de la justicia, pero si no caer en la trampa de que toda decisión judicial forma parte de una conspiración política. Eso debilita, corroe. Si se quiere recuperar la esperanza y la responsabilidad la sociedad se tiene que organizar en lo cívico, en lo económico, y ya después se verán las consecuencias que eso tiene a nivel político

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Campaña de la Mesa del Diálogo junto con la UBA y la banca pública

Norberto Borzece (Foro Social para la Transparencia) explicó un proyecto en marcha para difundir la responsabilidad social empresaria, que implica un compromiso ético

para cambiar la realidad tan difícil que está viviendo la Argentina hoy. En esta página damos a conocer su ponencia.

Les comentaré el primer proyecto de RSE de la Mesa del Diálogo Argentino, que estamos promoviendo a partir de una alianza con la banca pública para instalar en todo el territorio nacional el tema de la responsabilidad empresaria, de la necesidad de un compromiso ético del empresariado, de los profesionales, para ver cómo podemos cambiar esta realidad tan difícil que está viviendo la Argentina hoy. 

Esa Mesa arranca el 19 de diciembre del 2001. En el final del gobierno de De la Rua se convoca a la Iglesia, pero en un momento en que era muy poco lo que quedaba por hacer. En enero del 2002 Naciones Unidas, el ex Presidente Duhalde y la Iglesia Católica constituyen la Mesa del Dialogo Argentino. Obedecía a la difícil situación social que se estaba atravesando en ese momento y lo que se buscaba era tratar de articular entre los distintos actores sociales para ver cómo se podía contener una situación tan difícil y reencauzarla. La experiencia con los distintos actores sociales mostró una actitud muy corporativa de todos los que iban desfilando.

Nadie hablaba de bien común. Esto es lo más llamativo que surge de ese diálogo. Se trabaja fuertemente en un documento: Bases para la reforma, que hace un llamamiento a la necesidad de búsqueda del bien común, de equidad, de recrear los lazos de confianza y de credibilidad, de construir capital social. Y en esa tarea viene trabajando él dialogo desde principios del 2002 hasta hoy. 

En octubre del año pasado, el gobierno prácticamente ya ha logrado la tranquilidad social, estamos hablando de Duhalde, y no muestra interés en su participación en el Diálogo Argentino. Entonces las distintas confesiones religiosas se suman a esta tarea que venía realizando la Iglesia Católica, Naciones Unidas sigue colaborando y aportando ayuda técnica y la organización de talleres que se fueron realizando, y se sumaron más de 300 ONGs que integran hoy la Mesa.

Hago referencia a esto porque me parece muy interesante destacar que los expositores en el primer panel hablaban de la necesidad de recrear una nueva cultura y en el Diálogo estamos viviendo una experiencia inédita, que es que en una misma mesa se reúnen todas las semanas los representantes de los distintos credos con los representantes de las distintas organizaciones. Se ha logrado una gimnasia de trabajo realmente importante y que tiene mucho que ver con esto que se está impulsando hoy acá, que es cómo articular la comunidad, la sociedad, los gobiernos y las empresas. 

Hace un par de semanas la gente de la Fundación del Tucumán trajo a Buenos Aires a la que hasta diciembre del 2002 fue presidente de Costa Rica. Cuando contaban la experiencia de Siderca, del grupo Techint, un proyecto muy peculiar que sé esta replicando en toda Sudamérica que se llama él Triángulo de la solidaridad, es fantástico ver cómo pueden lograrse resultados exitosos en una sociedad que tiene la voluntad de articularse y organizarse para fijarse objetivos y establecerse plazos para cumplir sus metas. Esto es lo que desde el Diálogo buscamos con este proyecto de RSE. 

Antes de relatarlo cierro esta introducción con el documento Bases para la Reforma, de la Mesa, que refleja el estado de situación que se veía en la sociedad a partir de la puesta en marcha de este diálogo. 

“El profundo deterioro moral que ha minado la confianza entre los ciudadanos, roto la credibilidad en las instituciones públicas, alterado la convivencia y las reglas de juego de la vida económica, y que ha generado niveles éticamente inaceptables de pobreza y exclusión, tiene profundas causas que han desdibujado los conceptos fundamentales de Nación y el bien común, sin los que ningún país puede regirse a sí mismo. 

La Mesa del Diálogo Argentino está reclamando compromisos de las diferentes expresiones comunitarias, sobre la necesidad de introducir urgentes cambios y nuevas actitudes para convertir esta crisis en una real oportunidad que permita una genuina tarea de reconstrucción. 

En este orden de ideas el Dialogo está estableciendo con los distintos ministerios una mesa de enlace para trabajar entre las ONG y los ministros de cada área en políticas publicas. Lo que nos faltaba desarrollar era todo lo vinculado con el tema empresario. Por eso hemos suscripto un acuerdo con el Banco de la Nación Argentina y estamos avanzando ahora con el Banco de la Provincia de Buenos aires. 

El Banco Nación tiene 650 sucursales y el Banco Provincia 350 sucursales más. Entre los dos bancos cubren el 30% del mercado bancario de la Argentina. La idea es que un oficial de cuenta de cada sucursal bancaria de todos los lugares de la Argentina, en la extensión territorial del Banco Nación, y en menor escala en el Banco Provincia, va a llegar a todos los empresarios para entregarles material que va a surgir desde la Mesa del Diálogo, vinculado a la necesidad de promover un compromiso ético y nuevas conductas y comportamientos en los ciudadanos para tratar de cambiar esta realidad. 

Para eso vamos a contar con apoyo de profesores universitarios de distintas cátedras de Gerencia Social, la UBA entre ellas. Se capacitará a todos los funcionarios del banco para que ellos transmitan a las distintas empresas la necesidad de empezar a involucrarse, para que además de cumplir con el rol que les corresponde como empresarios, obviamente con toda la normativa, empiecen a ver cómo se pueden ir acercando a la comunidad. El ideal es que de acá a un mediano plazo, aparte del balance económico financiero que se requiere a todas las empresas, también vamos a acceder con el tiempo a un balance social que tenga que ver con la evaluación del empresario. 

Por esto no lo vamos a conseguir de un día para el otro. Tendremos en cuenta también los intereses de los bancos. Obviamente ellos están para cobrar plata, para cobrar intereses, pero vamos a tratar de trabajar fuertemente. Empezamos con la banca pública porque le asignamos un rol social, que esperemos que cumplan eficazmente y que colaboren con la Mesa del Diálogo.

Las empresas no pueden limitar su accionar a una mera explotación económica en el sentido tradicional del concepto y ya vimos que muchas empresas en esta Cátedra han demostrado que participan activamente y tienen un mayor protagonismo social, en cuanto son socialmente responsables, lo cual incorpora aspectos como que sus productos y servicios contribuyan al bienestar de la sociedad, cumplan estrictamente la normativa vigente, sus directivos tengan un comportamiento adecuado, concedan una importancia adecuada a la relación con sus empleados, sean respetuosas con el medio ambiente y asuman un compromiso ético de apoyo a la comunidad.

En este proyecto la visión es una Argentina en crecimiento, con pleno empleo, empresas competitivas y ciudadanos satisfechos con el rol de éstas en la comunidad. 

Como misión tenemos promover la responsabilidad social empresaria para contribuir al desarrollo sostenido de la sociedad. Creemos que con toda esta tarea vamos a vamos a mejorar las calificaciones corporativas en la sociedad, las empresas van a tener mayores oportunidades y vamos construir una relación de confianza dentro de la empresa y con los principales actores que operan en su entorno. 

En el Coloquio de Idea los dirigentes empresarios hicieron un llamado al diálogo, a la concordia, o sea que hay que empezar a articularse. Estos son caminos idóneos para instalar en la sociedad el tema de cómo cada uno de nosotros tenemos que involucrarnos de manera más fuerte. Pensamos que, con la campaña a la cual ya se han sumando los diarios La Nación y Clarín, se va a trabajar fuertemente en toda la ciudadanía. 

Ya no hablamos de consumidores, sino de ciudadanos. Necesitamos cambiar este estado de situación y creemos que las empresas, los medios de difusión, todos los credos, las ONGs, pueden lograr una sinergia muy fuerte. 

Bernardo Kliksberg dice: “La política social es un actor estratégico del futuro en sociedades tan golpeadas por la pobreza. Si la sociedad en su conjunto tiene una visión apropiada de su rol, se adoptan las políticas apropiadas y se gerencia con efectividad, su contribución puede ser fundamental. Si por el contrario la visión es errónea y da lugar a políticas débiles y aisladas, el deterioro social seguirá aumentando con riesgos graves de implosión”. 

Entonces de lo que se trata es de cuán eficientes podamos ser todos los actores en esto, para que este proyecto realmente logre el objetivo deseado. No buscamos repetir lo que otras ONGs vinculadas al tema de responsabilidad empresaria están haciendo, sino potenciarlas, que cada una desde su lugar nos ayude en esta tarea de relación con los bancos. El gerente de banco puede empezar a ubicar en cada sucursal, hasta las más alejadas del país, cuáles son las empresas más comprometidas y que mejor están trabajando en el tema de responsabilidad social, para que a partir de ellas se convoque a otros empresarios y otras ONG

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Los managers deben guiarse por un sistema de valores

Horacio Fernández, profesor del Instituto Tecnológico de Buenos Aires, expuso en la Cátedra del Foro sobre el marco conceptual de la RSE y sobre lo que hace su empresa,Total.

En esta página damos a conocer su ponencia.
La Responsabilidad Social Empresaria es un fenómeno que ha irrumpido en términos recientes en la sociedad y en las empresas y por lo tanto no hay un marco teórico definido. Voy a ensayar algunas preguntas o algunas causas de por qué estamos hoy hablando con tanta fuerza de la Responsabilidad Social Empresaria, Responsabilidad Corporativa, o Desarrollo Sustentable como preferimos decir nosotros en Total.

Vamos a empezar por una de las causas más frívolas. Podríamos legítimamente preguntarnos si es una moda. Ustedes saben que las empresas por más grandes que sean no están exentas de sucumbir a las modas pasajeras. Pero las modas muchas veces tienen raíces más profundas y creo que es el caso de la Responsabilidad Social Empresaria. 

Una segunda causa importante es el poder creciente que toman las empresas como organizaciones en la sociedad moderna. Las empresas producen eficientemente bienes y servicios y tienen creciente poder económico. La contrapartida -o la otra cara de la misma moneda- es una ausencia del Estado en muchas de las actividades básicas que el Estado estaba destinado a desarrollar en el sistema formal jurídico que conocimos en los siglos 19 y 20. Entonces se da por un lado el creciente poder de las empresas y un retiro del Estado en muchas áreas básicas, o el fracaso del Estado directamente. Todo eso hace que la sociedad empiece a demandar a las empresas y a las grandes corporaciones actividades que tradicionalmente fueron de la órbita del Estado. Las empresas recogen el guante y empiezan acciones -un poco desordenadamente- en áreas elegidas un poco arbitrariamente en materia de Responsabilidad Social. 

Acá voy a hacer una digresión académica: se nota una convergencia de las disciplinas de derecho, economía y ética en todo los fueros académicos del mundo. Para los griegos estas ciencias eran una sola bajo lo que se denominaba filosofía política o ética política. Después por razones metodológicas de análisis de las disciplinas, se fueron separando y hoy nos damos cuenta de que en el fondo son la misma cosa. Por ejemplo, en Derecho hay ahora una escuela llamada “Law Economics” que estudia al derecho desde el punto de vista de su eficacia económica. En economía por su parte hay una escuela que se llama “Institutional Economics” que estudia los marcos jurídicos en donde se desarrollan los principios económicos de las economías de mercado. Finalmente, tanto en Derecho como en Economía el tema de la ética está siendo objeto de estudios muy profundos. Todas las grandes escuelas de negocio de Estados Unidos y del mundo desarrollado tienen, cada vez con más intensidad, cursos de ética empresaria y ética en los negocios. Entonces hay una convergencia de estas tres disciplinas, que tratan a reunificarse de vuelta en los curriculums académicos y por lo tanto en la sociedad. 

Otro fenómeno que se da también como razón de la Responsabilidad Social Empresaria es que -por la innovación tecnológica y la gran productividad del capital- se ha producido un desacople entre la función de producción de la empresa y la generación del empleo, lo cual produce fenómenos de exclusión social crecientes y genera problemas sociales bastante importantes que de alguna manera tienen que ser remediados, y no por la mera función de la producción que ya no da empleo a todos aquellos que lo quieren, sino que hay que hacer algo más. 

Otro problema también muy estudiado por la literatura del managment de los años ‘50 es el desacople en las grandes corporaciones entre el poder de los managers y los accionistas, la propiedad de los accionistas. Esto hace que muchas veces los managers puedan desviar fondos fuera de su estatuto legal, de sus obligaciones formales para hacerlo. O sea, adquieren un poder independiente de la voluntad de los accionistas, que son teóricamente los propietarios. 

Esto me retrotrae entonces a un famoso artículo que escribió Milton Friedman en 1970 sobre si las empresas deben tener o no obligaciones de Responsabilidad Social. Tiene una lógica impecable, de la cual se enamoran mis alumnos en el ITBA. Básicamente lo que dice es que los managers estarían malversando los fondos de los accionistas si dedican fondos a otras funciones que no sean la de optimización de la ganancia de la empresa. O sea que la única función de los managers como agentes o representantes de los accionistas es optimizar y maximizar los beneficios. Friedman dice que una empresa que se dedica a hacer acciones de responsabilidad social está no solo malversando fondos de los accionistas sino usurpando una función básica del Estado, que es la redistribución de la riqueza. ¿Porqué las empresas tienen que redistribuir riquezas si es una función que formalmente le incumbe al Estado? Pero para que ustedes vean que no estaba tan equivocado Milton Friedman, hay un párrafo en el artículo famoso en el que se cuela un concepto muy interesante. Termina diciendo que los managers tienen que optimizar las ganancias de las empresas pero siempre conformándose a las reglas básicas de la sociedad, tanto las legales como las éticas. Allí introduce sin querer, o queriéndolo, la palabra de ética, y se cuela todo el concepto de la Responsabilidad Social Empresaria.

Ese artículo salió en The New York Times Magazine en septiembre del ‘70. 

Entonces tomando como base esa frase de Milton Friedman yo pienso que la ética es el fundamento de la RSE. El problema con la ética es que no está formalizada en leyes escritas, en códigos o reglas que los abogados llamamos normas positivas y por lo tanto son principios y valores que no están, como vuelvo a decir, formalizados o explicitados en la sociedad. Entonces un gerente le pregunta a su abogado si puede hacer o no algo y el abogado le contesta que si se puede o no puede según esté en el derecho positivo, y se olvida generalmente del tema ético, básicamente porque no esta escrito en ningún lado y porque cree que no es función del abogado asesorar en temas éticos. Se trata o trataba de valores que se presuponía que estaban incorporados en la sociedad aunque no estuvieran explicitados en los códigos y en las normas positivas. 

Estos valores deberían funcionar implícitamente, como lo reconoce Friedman. Entonces la ética debió haber estado siempre presente en las decisiones de los empresarios. El problema es que la ética, al no estar formalizada, es en muchos casos no determinante o invisible en las decisiones de los empresarios. Como dijo el Principito lo esencial suele ser invisible a los ojos. Entonces la ética empresaria no aparecía hasta hace poco tiempo como variable fundamental de las decisiones gerenciales, con las graves consecuencias que se hicieron más que evidentes con las quiebras de empresas como Enron, Worldcom, etc.

Hoy la ética se explicita en los códigos de conducta que tienen las empresas, que ya pasan de ser un sistema de valores o principios generales a ser reglamentos internos de las empresas. Las empresas los están incorporando con mucha fuerza en los llamados códigos de ética. Y ¿qué es la ética? En el fondo la ética es un conjunto de reglas de conducta que permiten la supervivencia y el desarrollo de cualquier organización humana en el largo plazo. Lo que hace la ética es mirar más a largo plazo que la coyuntura. Ese es el valor fundamental de la ética, es crear buenas costumbres que permitan el Desarrollo Sustentable en una sociedad, en una comunidad o en una empresa. De allí la importancia que tiene. Ahora se están dando cuenta todas las organizaciones lo importante que es incorporar principios éticos a su conducta, en forma de códigos expresos así todo el mundo los puede ver y leer.

¿Cuales son los límites de la responsabilidad social? Ese es un tema interesante, y como es un tema relativamente nuevo es muy difícil saber en qué áreas deben actuar las empresas y en cuales no ¿Por qué se acepta que actúen educación y salud, que son áreas o resortes básicamente del Estado, y no en justicia o defensa? ¿Cuáles son los límites? Ese es un problema teórico que va a tener que plantearse. ¿Debe consensuarse con los gobiernos cada acción de RSE? Si las empresas están inmiscuyéndose en temas del Estado ¿debe obtener el consenso la empresa del gobierno en cada acción que va a hacer? ¿debe seguir los programas oficiales de educación? Hay un montón de problemas que no están claramente definidos. ¿Cómo se fija el presupuesto en una empresa para programas de Responsabilidad Social? 

Dijimos antes que el tema de la optimización de las ganancias en teoría es el único objetivo de los accionistas ¿Quién lo fija, quién decide cuánto se gasta en programas de responsabilidad social, que en teoría no van dirigidos a maximizar las utilidades? ¿Qué responsabilidades asumen las empresas cuando se equivocan o fallan o fracasan en sus programas de responsabilidad social, o cuando discontinúan un programa de responsabilidad social? Una empresa que emprende una tarea alimentaria de dar de comer a gente desnutrida, qué responsabilidad tiene cuando discontinúa ese programa. Finalmente ¿qué tratamiento impositivo deben tener los gastos en Responsabilidad Social? ¿deben ser deducibles de impuestos a las ganancias, deben ser acreditables para los impuestos a las ganancias? Son todas áreas que no están exploradas o no están definidas. Como ven, dejé más preguntas que respuestas con esta charla sobre el marco conceptual. 

Ahora voy a pasar a la segunda parte, a lo que hacemos en Total, en lo que ha definido como Desarrollo Sustentable. No lo llamamos RSE. Pasa por cinco ejes fundamentales. 

Como cuarta empresa petrolera mundial, Total tiene su objetivo en la búsqueda y la optimización de las reservas hidrocarburíferas y la generación de energía a precios competitivos. Esa es su primera razón de ser y por lo tanto es uno de los ejes principales del Desarrollo Sustentable de nuestra empresa como organización. 

El segundo eje es la calidad y el abastecimiento en productos y servicios, es decir luchar permanentemente para que los consumidores se beneficien con mayor calidad y un abastecimiento adecuado de los productos. 

El tercer eje es la Seguridad y el Medio Ambiente. La seguridad en el trabajo y los problemas ambientales son los temas que han iniciado hace varios años todos el concepto de RSE. Fue la punta del iceberg en los años 70. Estos temas han traído otros arrastrándolos, como parte de la RSE. 

El desarrollo de energías renovables es el cuarto eje importante del desarrollo sustentable en Total y, finalmente, el quinto: las relaciones con la comunidad o la política del buen vecino. Viendo brevemente ejemplos de acciones de Total en el mundo se observa la diferencia entre los problemas que está enfrentando una corporación en el mundo y los que enfrentamos nosotros acá a diario. Por ejemplo en seguridad y medio ambiente está preocupada Total por el tema de emisiones de gases, el efecto invernadero. Los accidentes de barcos también ha hecho que Total y otras empresas colegas tengan una política muy estricta respecto al tipo de buques a emplear, no solamente en las zonas de gran desarrollo industrial sino también en todo el mundo. En la tutela del medio ambiente hay un creciente movimiento por certificar plantas de la empresa con las normas ISO de calidad ambiental. En materia de seguridad hay un fuerte impulso para reducir la tasa de accidentes. 

En energías renovables actuamos bastante intensamente en materia de optimización de grandes yacimientos en Venezuela y Canadá. Tenemos fábricas de células fotovoltaicas y de paneles solares, y hemos equipado 16000 hogares en Marruecos y 15000 hogares en Sudáfrica. La energía eólica es otro de los aspectos que se está estudiando intensamente, con plantas eólicas en el Mar del Norte, y toda la problemática de los biocombustibles, o sea, combustibles a partir de materia orgánica. 

Frente a las comunidades actuamos en intenso contacto con ONGs y los gastos en responsabilidad social en el año 2002 ascendieron a 75 millones de euros. 

Volviendo al tema del compromiso ético en nuestras empresas, tratamos con productos potencialmente peligrosos como son los combustibles y actuamos en países también con cierta inestabilidad política, de manera que el compromiso ético se vuelve todavía más exigente. Creemos que tenemos que cumplir ciertas normas, aunque no estén esas normas explicitadas en los respectivos marcos jurídicos de los países donde actuamos. En materia de medio ambiente y en otros aspectos nuestras empresas aplican códigos internos propios más estrictos, muchas veces, que las propias legislaciones de los países. Tenemos un código de ética publicado en 10 idiomas. Hay un Comité de Etica en cada subsidiaria, que trata de canalizar y resolver los problemas éticos que, en forma anónima, le presentan los empleados. La transparencia y todo lo que hace al manejo corporativo son temas también muy importantes que se están dando en todo el mundo, la transparencia en los balances, en lo que se paga, en los impuestos, las regalías. Es una obligación publicar esta información y ponerla a disposición del público de todos los países. 

En la Argentina tenemos otra temática. Con la crisis en el 2002 nos hemos dedicado en Tierra del Fuego a apoyar un programa alimentario, que se llamó Aurora, con otras fuerzas de la comunidad de Río Grande. Por suerte en el 2003 hemos podido cambiar un poco el eje de nuestra acción de responsabilidad social y nos dedicamos a temas más de largo plazo, como la educación y la salud. 

En la Argentina tenemos una importante gama de actividades industriales que va desde los lubricantes hasta la industria petroquímica, hasta la fabricación de autopartes, somos el primer generador eléctrico privado y el segundo operador de Gas Natural.

Nuestros ejes en materia de RSE son educación, salud, cultura-arte, ciencia y tecnología y deportes. En eso nosotros actuamos en relación con la comunidad. 

Los requisitos que le exigimos a los programas para que sean viables son: que impacten en los lugares donde trabajamos, o sea que concentramos todo nuestro esfuerzo económico en las áreas de operación, que son básicamente Tierra del Fuego y Neuquén, iniciativa o consenso local de la comunidad donde trabajamos, excelencia de los prestadores, es decir, elegir prestadores de indiscutible capacidad técnica y moral, y la posibilidad de medir resultados, lo cual es bastante difícil de hacer pero se están elaborando métodos en todo el mundo. 

En salud concretamos un programa para la comunidad en Tierra del Fuego en el 2003. En ciencia, hemos construido un Museo-Laboratorio en la Estancia Harberton. Es un Museo de Mamíferos Marinos manejado por una bióloga, una autoridad mundial en el tema. En educación tratamos de detectar estudiantes con gran potencial que no pueden continuar sus carreras por falta de recursos, con muchachos de Tierra del Fuego, de Neuquén y de Buenos Aires. 

Finalmente trabajamos en capacitación de jóvenes políticos y funcionarios. Nuestras empresas no pueden contribuir a campañas políticas ni a candidatos, ya que es una exigencia muy rígida del código de ética, pero sí podemos contribuir a organizaciones no gubernamentales que tratan de mejorar la política, y podemos becar a jóvenes políticos y funcionarios para cursos de políticas públicas en Buenos Aires. 

Expirado

La Responsabilidad Social Corporativa a partir de la vivencia individual 

Richard Spies (Pan American Energy) comentó su experiencia personal sobre el tema, el punto de vista de un hombre que lidera empresas y que si bien es extranjero, actúa en la Argentina desde

hace más de 10 años. En esta página damos a conocer su ponencia.

Mi objetivo es transmitir mi experiencia personal sobre el tema, el punto de vista de un hombre que ha liderado empresas y que si bien es extranjero, ha actuado en la Argentina durante más de 10 años y comprende bastante el tema de la comunidad y las empresas en este país. Por eso propongo, como punto de partida, analizar el concepto de Responsabilidad Social Corporativa a partir de la vivencia de la Responsabilidad Social Individual.

¿Cómo asumo mi responsabilidad social como individuo?

Trabajo, cumplo con la ley, pago impuestos, cumplo con mi compromiso cívico y político hago aportes materiales y trabajo personalmente en organizaciones sin fines de lucro en las comunidades donde vivo.

Podemos extrapolar las conductas derivadas de la experiencia personal a la empresa en tanto miembro de una sociedad.

En primer término, la empresa debe crear valor y hacerlo en la forma más eficiente posible. Esta es la forma de dar trabajo y de hacer que ese trabajo sea sostenible en el tiempo. Segundo, cumplir con la ley y pagar sus impuestos.

Apoyar a las comunidades donde la empresa desarrolla su actividad contribuyendo a sus necesidades en materia educacional o de salud o en cualquier otra área en que por las razones que fuera, el Estado no pudiera asumir esa responsabilidad.

En tanto y en cuanto la empresa se rige por criterios de eficacia es inevitable que apliquen los mismos criterios a sus proyectos comunitarios.

Por lo tanto, las empresas como las personas, buscan que los proyectos con los que contribuyen o se involucran sean exitosos. Esto es, que se pongan en marcha, que cumplan con sus objetivos y que sean sustentables.

Para eso, es fundamental la vocación individual del personal de la compañía para participar en esos proyectos. Me ha tocado vivir la experiencia de programas que no han sobrevivido porque carecían del entusiasmo y el compromiso de los empleados. Esto nos remite al concepto de voluntariado.

El voluntariado juega un papel clave en la calidad de los programas sociales de una compañía y en consecuencia resulta muy importante tener en claro qué acciones podrían estimularlo. Una posibilidad, es considerar parte del tiempo dedicado al trabajo voluntario dentro del horario de trabajo de la compañía.

Otra forma de compartir el esfuerzo entre la empresa y los empleados, es el compromiso del “matching fund” que permite multiplicar con fondos de la compañía el esfuerzo y el compromiso efectivamente realizado por la gente.

Así es posible el mejoramiento de la sociedad a través de la acción de empresas, que no se limitan a realizar aportes económicos sino que además motivan a sus empleados a invertir su tiempo en proyectos sociales

Expirado

Una crisis provocada por fallas en la dirigencia y en el Estado

El empresario Eduardo Costantini dijo que la demanda de responsabilidad social es gigante en la Argentina porque estamos viviendo la peor crisis social con el mayor porcentaje de familias sin empleo. En esta página ofrecemos su ponencia. 

En el tema responsabilidad social del empresario, básicamente todos mis pensamientos me llevan con mucha fuerza a pensar en el disfucionamiento de nuestra sociedad, de nuestra Argentina. Creo que tal vez estemos atravesando la peor crisis de responsabilidad social. Hay una oferta y una demanda de responsabilidad social. La demanda viene acompañada por las necesidades básicas que hacen a la dignidad de las personas, de las familias insatisfechas, y sin duda en la Argentina estamos viviendo la peor crisis social con el mayor porcentaje de familias sin empleo. 

Todos conocemos la crisis por la cual atravesamos, producto de un desmanejo de nosotros, los dirigentes, y del país o de la sociedad como un todo. Una sociedad que sin duda es excluyente, que no puede crecer, que no puede lograr crecimiento económico y a su vez que tiene problemas de distribución del ingreso, va generando un aumento enorme, gigantesco, de millones de familias que quedan excluidas de la posibilidad de tener la satisfacción de esas necesidades básicas como la alimentación y la educación.

Cuando se habla de responsabilidad social del empresario, es muy distinto pensarlo en países exitosos que han logrado una forma de crecer, como Suiza, Estados Unidos, Francia, o España, y un país en el que estamos fracasando en ese sentido. Aquí la demanda de responsabilidad social es gigante. 

Entonces el primer diagnóstico es que como sociedad institucionalmente hablando, integralmente, funcionalmente, sin duda que estamos fallando. Marcelo Paladino había dicho que en realidad no influye tanto el peso de las instituciones sino las personas que integran esas instituciones. La calidad de las personas hace a la institución, a que cumpla con su función, a su estabilidad, su permanencia en el tiempo. Para que esa institución esté en cierta forma dignificada, sobre todo me parece que es muy importante el tema de la justicia en la Argentina. Hay un error generalizado, o un comportamiento moral equivocado, en los argentinos y que da este resultado. 

La demanda es enorme y en cuanto a la oferta de responsabilidad social, cada uno en su rol, los sindicatos, los empresarios, el Estado, deben tener un comportamiento que trate de satisfacer algunos de los puntos que se han tocado en esta Cátedra. 

Creo que la responsabilidad social del empresario en su mayor medida no va a ser impulsada desde el empresariado. Yo realmente no creo en la benevolencia de las personas. No quiero dar un enfoque tan pesimista de la naturaleza del ser humano, pero me parece que cuando uno piensa en términos sociales y en términos de país es fundamental una discusión política de un acuerdo y -debo insistir- de un contrato social en el cual al empresariado se lo encarrile en un camino que fomente la responsabilidad y se castigue la irresponsabilidad social. Por eso digo que es muy importante el funcionamiento de la justicia en nuestro país y por supuesto el funcionamiento como habíamos dicho de todas las instituciones y las personas que hacen a esas instituciones. Por supuesto, los dirigentes -los políticos, los empresarios, los sindicalistas, etc- tenemos la mayor responsabilidad. Tenemos una sociedad en la que los dirigentes están devaluados; sobre todo si se quiere hablar -si uno ya tiene la etiqueta de empresario, banquero, sindicalista, político- ya arranca mal. Esto no hace más que reflejar la demanda de responsabilidad social que existe. 

Cuento anecdóticamente que me enteré que en un programa de televisión habían hecho una crítica a mi persona por la construcción de un edificio a dos cuadras del Museo Malba en el que el metro cuadrado se vendió a 2900 dólares, un valor realmente elevado. De nuevo, la queja se da en esta Argentina bipolarizada, en la cual hay un sector de la población que tiene acceso a bienes y hay un enorme segmento de la población que no tiene acceso. Al mismo tiempo se ve en programas de televisión panaderías en las que hay colas de gente pidiendo por las sobras a la tarde. Evidentemente, la sociedad, nosotros, no respondemos a esa necesidad vital de las familias argentinas. ¿Cómo puede ser que se construya un edificio de departamentos que valen más de un millón de dólares cada uno y al mismo tiempo la gente se muera de hambre? Lo que está mal es la totalidad, la resultante que nosotros hemos generado. 

Por otro lado el Estado no reconoce la dimensión social de las empresas. Primero, no hay una política fiscal que aliente la inversión social por parte del sector privado en las ONGs. No hay desgravación fiscal ni para las familias ni para las empresas. Yo pertenezco también al mundo de la cultura y hace algunos pocos años se trató la aprobación de una Ley de Mecenazgo, en la que de alguna manera había un incentivo fiscal para todas las donaciones con un fin cultural. Independientemente de las imperfecciones que tenía, el cuello de botella para la aprobación de esa ley estuvo en el ministerio de Economía, por las restricciones fiscales que tiene la Argentina debido a su incapacidad para recaudar. Siempre faltan recursos. No era tanto un tema conceptual sino que la que tiene mayor autoridad es la secretaría de Hacienda, que dijo: “Esto me va a producir tal perjuicio impositivo”. En este caso se demuestra la falta de una política de Estado global referida al rol de las familias y las empresas en su dimensión social. Pero aun si esa ley se llegaba a aprobar, era absurda porque el que donara para un museo, o para un proyecto cultural, tendría desgravación y aquel que donara para un hospital o un colegio no la tendría. 

No creo en la benevolencia per se, creo en la caridad como un don, pero cuando estamos hablando en términos de país tiene que haber una legislación apropiada y el funcionamiento de la justicia para castigar todas las conductas que van en contra de la responsabilidad social. Recuerdo que hace unos pocos años hubo un corte de luz en California y después de siete u ocho horas la gente empezó a asaltar los supermercados en una sociedad pudiente. Es decir, cuando ellos vieron que no había control y no había penalidad, actuaron en consecuencia. Entonces para mí es fundamental tener políticas de Estado, que tengan un rol todas las instituciones, y que exista una justicia efectiva que vaya sancionando de acuerdo al mal comportamiento. 

Hay un tema bastante duro de expresar y es que en la Argentina en general los empresarios y las familias pudientes tienen una menor propensión a las actividades filantrópicas si las comparamos con las de otros países.

Tal vez esté diciendo una barbaridad, pero por la experiencia que tengo, por los números que conozco de otras fundaciones, de otras instituciones, de otras ONGs, me doy cuenta de lo difícil que es obtener recursos de una magnitud más o menos significativa. Me parece que los argentinos estamos de alguna forma con un pie acá y un pie afuera. Sobre todo los que tenemos mayores recursos, tenemos menor adherencia a nuestro país. También es lógico que sea así, ya que es la consecuencia de ese mal funcionamiento de nuestra sociedad, que lleva a darle un valor menor al que debería tener. O sea, uno ve en otras sociedades un compromiso mucho mayor de las familias con las distintas instituciones. Por ejemplo lo vemos en Estados Unidos, en Harvard o el Museo de Arte Moderno de Nueva York, que obtienen fondos en una cantidad realmente muy significativa. Si bien allá las fortunas son mucho mayores que las que hay acá, se involucra más a las familias y a los empresarios, están más integrados, hay un sentido de comunidad mayor. 

También Marcelo Paladino hablaba de construir el tejido social, de esa pertenencia, y me parece que nosotros estamos más disgregados, y que es producto de la crisis, del disfuncionamiento, de la corrupción, de las prácticas que nos hacen tener un menor sentido de identidad y de pertenencia. Todas esto es fundamental considerarlo para corregir en gran parte el problema de la responsabilidad social del empresario. 

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CÁTEDRA ABIERTA DE RESPONSABILIDAD SOCIAL Y CIUDADANA