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"La política no funcionará bien si no cambia la sociedad"

El analista Rosendo Fraga afirmó que en vez de seguir discutiendo sobre los sistemas electorales debemos asumir que la causa central de que la política no funcione bien está en la sociedad. En esta página está su ponencia en la Cátedra.

Mi comentario va a estar más dirigido al concepto cívico y político de la Responsabilidad Social. 

En primer lugar creo que un sistema político, el funcionamiento de la política tiene una clara correlación con la sociedad. Pensar que la política en un país es algo que está al margen de la sociedad creo que es una actitud muy exculpatoria por parte de una sociedad para justificar muchas veces su fracaso y su inacción. Permítanme dar un ejemplo muy concreto: dos años atrás, a fines del 2002, dos de cada tres argentinos decían estar identificados con la frase “que se vayan todos” todavía; un año después se votó, en una elección libre con una participación razonable, y en 20 de los 24 distritos ganó el partido que estaba gobernando. De los otros cuatro, el peronismo tomó tres que no gobernaba y en el único que hubo un cambio fue en Tierra del Fuego. Entonces ¿cómo funciona una sociedad donde 2 de cada 3 dice “estoy de acuerdo que se vayan todos” y antes del año vota dos veces con una opción libre y de mucha oferta, en esa dirección? 

Creo que es urgente cambiar la política, pero la política va a cambiar cuando cambie la sociedad. Esto es lo que me parece que tenemos que asumir. Si no vamos a seguir discutiendo y poniendo en los sistemas electorales la causa de que la política no funciona bien, cuando en mi opinión la causa central está en la sociedad. Lo que no está funcionando es la sociedad. Permítanme dar ejemplos que lo están mostrando muy claramente. Tenemos sancionada una ley que establece un mínimo de 180 días de clases para los chicos en la Argentina, que está por debajo del promedio de los países desarrollados. En el 2004 el 70 % de los chicos no cumple el mínimo de 180 días de clase. El ministro Daniel Filmus intentó prolongar el ciclo escolar para que se cumpla. Los maestros dijeron que no, y tampoco encontró apoyo en los padres. ¿Qué pasa con la sociedad? Esto es público y reciente. Todos decimos que la educación es central, que es lo más importante, en los análisis, en los discursos, pero bajamos a los hechos, sancionamos la ley, y el 70 % de los chicos no llegan a los 180 días de clase, y cuando el ministro plantea una alternativa, prolongar unos días el ciclo escolar, los maestros dicen que no y los padres no le dan ningún apoyo en cuanto a algún reclamo. ¿Qué implica eso? ¿Está funcionando mal la política? ¿Está funcionando mal la sociedad? O ¿están funcionando mal las dos? Hace un año y medio sancionamos otra ley, la de hambre cero. Muchas ONG que la promovieron dijeron que a partir de esa ley no va iba a haber más hambre en la Argentina, pero hoy el 14 % de la población argentina está subalimentada. ¿Qué pasó, no está funcionando la política, no está funcionando la sociedad o no están funcionando los dos?

La AFIP hace un estudio muy claro, y encuentra que la causa mayor por la cual los argentinos no pagan todos los impuestos como deberían es la corrupción del sistema político. El argumento es: no pago mis impuestos, o evado, porque en última instancia el producido de mis impuestos va a ser malgastado o va a ir a la corrupción. ¿Es argumento o pretexto? Para esto siempre doy un ejemplo, que es muy duro pero tenemos que asumirlo. Hay un millón cien mil personas en la Argentina trabajando en el servicio domestico y el 93 % lo hace en negro. Esto implica que hay un millón de familias argentinas de clase media, media-alta, que en su vida cotidiana y en su testimonio humano con la persona que le está trabajando le está incumpliendo el deber impositivo, sin que en este caso podamos decir de que ese impuesto va a ir al tema de la corrupción, porque va a que tenga su derecho mínimo de salud y jubilación. Sin embargo, ese millón de familias de clase media, que es gente en su mayoría honesta, no hace un razonamiento del doble estándar con el cual muchas veces está tratando las cuestiones básicas de la vida cotidiana. A veces por comodidad, a veces por desidia, le está privando de un derecho cívico. ¿Qué funciona mal, el sistema político, la sociedad, o los dos? 

Voy a dar un cuarto ejemplo que me parece muy elocuente de cómo no estamos funcionando bien. En el 2004 mueren 11.000 personas en accidentes de tránsito en la Argentina, con un incremento del 28 % con respecto al año anterior. Por mes muere en la Argentina más gente en accidentes de tránsito que en la guerra de las Malvinas. Pero voy a ir a un tema más actual. Mueren en accidentes de tránsito tres veces las personas que mueren por la delincuencia. Todos somos sujetos del derecho: somos peatones o pasajeros o conductores. Y ésto ¿no funciona por la política, por la sociedad o por los dos?

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La reforma Política 

La dirigencia estuvo más preocupada por mantener privilegios que en realizar cambios, explicó Fernando Laborda en la Cátedra del Foro. Señaló que es un tema que no se agota en la modificación del sistema electoral y que requiere amplios consensos. 

Laborda es Licenciado en Ciencia Política (Universidad del Salvador), periodista profesional con estudios en la Escuela del Círculo de la Prensa; segundo jefe de Editoriales y columnista político del Diario La Nación; conductor del programa de TV “Cuarto Poder”; profesor universitario y director de la Carrera de Ciencia Política en la Universidad de Belgrano. La siguiente es su ponencia:

Si se efectuase un análisis superficial acerca del discurso político en la Argentina de los últimos cinco años, podríamos llegar a la conclusión de que la necesidad de una profunda reforma política no sólo es una demanda mayoritaria de la opinión pública, sino que también se ha ganado un importante lugar en la agenda de nuestros políticos.

Pero tal análisis encubre un enorme margen de error. Pese a que en los últimos tiempos distintos funcionarios de alto rango de diferentes gobiernos nacionales agotaron a sus auditorios con frases que prometían “pulverizar la corrupción”, investigar hechos ilícitos “hasta las últimas consecuencias” o, más recientemente, con apelaciones a la “renovación” o a una “nueva política”, sólo queda la impresión de que aquel impresionante despliegue de energía dialéctica se agotó en sí mismo, aumentando el desaliento y el escepticismo de la ciudadanía y provocando, a su vez, la inacción.

Muchas elecciones han pasado e invariablemente, después de cada proceso electoral, la ciudadanía confirmaba que no era infundada su sospecha de que no pocos de los miembros de la llamada clase política asumían como propias las preocupaciones de la opinión pública con un único propósito: neutralizar las demandas sociales orientadas a modificar los vicios de la dirigencia política y hacer que finalmente nada cambie.

En otras palabras, la vieja dirigencia asumió la retórica de aquello que la amenazaba desde fuera para seguir manteniendo sus privilegios y su lógica funcional. Y la tan mentada reforma política se convirtió, en boca de los dirigentes, en un auténtico eslogan político para ganar tiempo (o mejor dicho, para perderlo).

¿Qué es la vieja política?

La vieja política no es una denominación que guarde necesariamente vinculación con una cuestión generacional. Representantes políticos de diferentes generaciones han merecido ese rótulo, que se funda en la atribución de malos hábitos que establecen patrones de comportamiento político. Cuando los malos hábitos se repiten en el tiempo, se transforman en vicios y muchos de éstos pasan a ser asumidos como naturales y a ser defendidos en forma corporativa.

En esta dialéctica perversa de malos hábitos encontramos fenómenos tales como el clientelismo, los subsidios para los “amigos”, los puestos públicos o los beneficios de planes de “empleo” que no exigen contraprestación alguna y se otorgan arbitrariamente, los aparatos partidarios financiados con fondos públicos encubiertos, las campañas políticas poco o nada transparentes, las contrataciones públicas espurias y los créditos de bancos oficiales concedidos en forma irregular a los amigos del poder de turno.

Estos malos hábitos, convertidos en costumbres, se encadenan en un sistema, apoyado en un conjunto de procesos, grupos y personas caracterizados por un cierto grado de interdependencia recíproca, que se traduce en intercambios de favores, dádivas, privilegios, protección e impunidad, que les permiten a esos grupos “sobrevivir” políticamente pese al descrédito que tienen frente a la sociedad civil.

La institucionalización de esas prácticas reduce a su mínima expresión cualquier mecanismo real de democracia al interior de los partidos políticos. Estos, mayoritariamente, presentan a la sociedad una oferta doblemente cerrada para los cargos legislativos: por un lado, con las listas sábana y, por el otro, por el hecho de que esas listas cerradas se confeccionan normalmente a puertas cerradas.

A desterrar esas prácticas se apunta cuando, desde diferentes ámbitos, se exhorta a renovar la política y a terminar con la vieja política.

Pensar que la reforma política se agota en la modificación de un sistema electoral es equivocado. La reforma política es mucho más que eso.

También es errado pensar que una reforma política seria podrá hacerse sin un amplio consenso o desde fuera de la política.

El problema ha residido en que, atrapados en pequeños juegos de trenzas y orientados hacia la mera obtención de espacios de poder, nuestros dirigentes políticos han exhibido escasa capacidad y voluntad para alcanzar consensos básicos acerca de cuestiones sustantivas de la agenda nacional, que se tradujeran en políticas de Estado, al margen de las disputas partidarias.

En los últimos tiempos, los referentes políticos contemporáneos sólo parecieron ser capaces de celebrar grandes acuerdos nacionales en virtud de intereses personales o de un partido. Así, el pacto de Olivos, que precedió a la reforma constitucional de 1994, apuntó fundamentalmente a posibilitarle la reelección a Carlos Menem y a procurarle la conservación de determinadas cuotas de poder a un partido que se hallaba en declinación, como la UCR, vía el aumento de miembros en el Senado o los cambios en la Corte Suprema de Justicia. 

Los últimos llamados a la unidad nacional o a una concertación, tales como los lanzados oportunamente por los presidentes Fernando de la Rúa o Eduardo Duhalde, parecieron apenas meros intentos por ganar tiempo. Ninguno de esos llamados encontró mayor eco en las principales fuerzas políticas, más preocupadas por no compartir costos políticos con administraciones desgastadas por el propio peso de la crisis socioeconómica. 

El sectarismo de la dirigencia política obró más de una vez, entonces, como el obstáculo para la formación de consensos básicos tan necesarios en un país sometido a un endeudamiento récord y a niveles de pobreza y desempleo propios de las naciones más atrasadas del tercer mundo. 

Es probable que el último líder que se preocupó seriamente por mejorar la calidad del sistema político haya sido el presidente Roque Sáenz Peña (1910-1914), quien impulsó el voto universal, secreto y obligatorio, avanzando hacia la democratización de la república conservadora, pese a provenir él mismo de las filas conservadoras y a arribar al poder por vías fraudulentas. Los líderes políticos que lo siguieron se preocuparon, en general, por consolidar sus propios liderazgos o por construir estructuras de poder, antes que por mejorar la calidad del sistema. 

Una reforma política posible

A modo de conclusión, podría sintetizar algunas propuestas para debatir en el marco de una reforma política posible:

1) Reducción y mayor transparencia del gasto político. Existe un creciente consenso en la sociedad argentina sobre la necesidad de reducir enérgicamente los costos de la actividad política, así como de dotarla de mayor transparencia. No es, sin embargo, el elevado costo de la política el principal problema, sino la relación indirectamente proporcional entre un gasto elevado y un nivel de calidad de ese gasto muy bajo, cuyo gran indicador es la desconfianza de la sociedad en su dirigencia política y la consecuente crisis de representatividad. Un simple ejemplo de hace algunas semanas nos trae a la actualidad: el debate que se dio en torno de la SIDE, un organismo con un presupuesto de fondos reservados de más de 600.000 pesos diarios que nadie sabe a dónde van.

Propuestas por considerar:

- Estricto control en las contrataciones y designaciones de personal por parte del Estado, para que la burocracia estatal deje de ser fuente de financiamiento y de poder político de dirigentes y aparatos partidarios.

- Libre acceso a la información pública y a las reuniones públicas.

- Eliminación de los fondos reservados para cuestiones que no hacen a la seguridad del Estado.

- Evaluación de la posibilidad de reducir la cantidad de miembros de los cuerpos legislativos nacionales, provinciales y municipales, y también la posibilidad de darle valor al voto en blanco como sufragio en favor de una banca vacía en comicios legislativos, no con el propósito de destruir la política, sino de alentar a las fuerzas políticas a mejorar su oferta electoral. 

2) Dotar de mayor eficiencia y transparencia al gasto social. El problema no es que se gaste mucho o poco; el problema pasa por la ineficiencia de un gasto social, en el que a menudo sólo una pequeña porción de lo invertido por el Estado llega efectivamente a la población necesitada, mientras que la mayor parte se diluye en las encrucijadas de burocracias, aparatos partidarios, redes de corrupción y clientelismo, donde se termina considerando a los sectores más desprotegidos de la sociedad como una masa disponible dispuesta a venderse al mejor postor y a ser utilizada como carne de cañón desde el punto de vista político.

Propuestas por considerar:

- Establecimiento de condiciones claras y objetivas y al alcance de todos para el otorgamiento de becas, subsidios y pensiones graciables, entre otros beneficios.

- Eliminación de las prácticas clientelistas, que suponen el aprovechamiento de las necesidades de la gente por parte de quienes tienen la posibilidad de administrar recursos públicos, en beneficio propio.

3) Reforma electoral. Urge terminar con la llamada lista sábana en los distritos más grandes del país, avanzando probablemente hacia un sistema mixto, que combine la elección de legisladores por lista a través del mecanismo de representación proporcional con otra en la que se elijan representantes por circunscripciones, o ir hacia un sistema de elección basado en circunscripciones binominales, y pensando siempre en que su instrumentación no podrá hacerse de inmediato sino dentro de dos turnos electorales, con el fin de que ningún sector político pueda ser acusado de beneficiarse, dado que ninguna reforma electoral es perfecta ni inocente.

Propuestas por considerar:

- Voto electrónico.

- Cómo garantizar que todo ciudadano pueda acceder a la mayor información posible sobre cada candidato antes de votarlo.

- Mejorar los canales para una efectiva rendición de cuentas de cada integrante del Poder Legislativo.

- Modificación del sistema de listas sábanas en los principales cuatro distritos electorales del país.

4) Modernización de los partidos políticos.

Ninguna reforma política puede estar dirigida a renunciar a la política o a destruirla. Porque eso equivaldría a pretender destruir lo que permite disfrutar la variedad sin padecer la anarquía ni la tiranía de las verdades absolutas. La política es el elemento que permite la convivencia pacífica de las ideas y concepciones contrapuestas en un clima de respeto y tolerancia; es la expresión de un relativismo que acepta la existencia y la eventual validez de las tesis contrarias, que asume ser parte de un mundo que no tiene cabida para absolutos. La política, entonces, debe ser entendida como el gran elemento para la conciliación entre los distintos intereses que conviven en la pluralidad y la diversidad.

En este mismo sentido, ninguna reforma que se plantee debería apuntar a tener menos política, sino a una política mejor.

La mejor reforma política no será aquella que se quede en el debate sobre nuestro sistema electoral, sino aquella que permita terminar con la percepción de un Estado que se asemeja a un aparato burocrático ofrecido en concesión a sectores particulares que sólo procuran su saqueo y que dispensan favores para sostener redes clientelistas, deslegitimando el poder político y reduciendo la participación.

La mejor reforma política será aquella que permita que la ciudadanía deje de percibir que hay una oligarquía que se apropia de los recursos fiscales y que hay un Estado ausente para sancionar la ilegalidad. 

La mejor reforma política será aquella que rompa el círculo vicioso donde buena parte de la sociedad reniega de sus obligaciones argumentando que los funcionarios le roban el dinero de sus impuestos.

En síntesis, la auténtica reforma política que se requiere es aquella que garantice el fin de los nichos parasitarios en el sector público. En otras palabras, que menos gente viva de arriba

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Un faro de iniciativas

Miembro de la Comunidad Islámica, Omar Abu Arab, tuvo a su cargo la presentación de la quinta sesión de la Cátedra Abierta. Estas fueron sus palabras:

Hacer una nueva presentación de la Cátedra Abierta de Responsabilidad Social Empresaria, que es una iniciativa de nuestro Foro, para mí y para todos nosotros que lo conformamos es un orgullo y un gran placer. Particularmente como musulmán iniciar una actividad de este tipo, que tiene un proyecto y una fundamentación basados en buscar horizontes nuevos, tiene la bendición de Dios y torna mucho más prometedor todo lo que estamos haciendo. 

El Foro siempre se planteó como faro de iniciativas, para recomponer el pacto social, el contrato social, la palabra empeñada y esa misma idea la venimos plasmando desde el origen.

La consecución de los actos que realizamos nos indica que la perseverancia en este esfuerzo nos va a dar éxito, porque la sociedad argentina lo necesita. Nosotros tenemos que dar nuestro aporte; en mi caso y en el caso de las religiones, desde la fe; los empresarios desde el hacer, desde el emprender, desde la búsqueda de horizontes para lograr superar la crisis, mejorar el estándard de vida y nuestras expectativas como sociedad organizada. 

Creemos que la cátedra es un elemento idóneo para las herramientas que están fluyendo en el empresariado, en la gente pensante vinculada con el hacer, con los intelectuales que quieren aportar para crecer. Es una instancia que posibilita a todos estar al día y darnos esperanzas y elementos de juicio para saber que estamos en el camino correcto. Estamos avocados al trabajo de construir instancias nuevas, que superen la crisis. El Islam es una expresión de paz, de fe en Dios y queremos compartirlas con todos para superar los problemas que existen, que no hay que olvidar, pero podemos vivir en paz tanto en la Argentina como en el mundo.

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Amplia participación de la sociedad para reconstruir las bases de la convivencia

Mons. Agustín Radrizzani, obispo de Lomas de Zamora, miembro de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Argentina, explicó la experiencia del Diálogo Argentino en la Cátedra.

La participación, este encuentro, dan visos de esperanza. Cuando concluyó Fernando Laborda, le dije a Miguel Lifschitz: “Menos mal que está usted aquí, que representa a los políticos en este momento, porque entonces quiere decir que no todos los políticos son deleznables, que tenemos gente que se está deslomando, que está trabajando”. Entonces por un lado cuenta la participación de cada uno de nosotros en el ámbito en que le toca actuar, y por el otro hay que desencadenar procesos. Creo que en Rosario hay un aire distinto, estoy convencido que desde el 2001 la Argentina ha cambiado.

Carmelo Angulo Barturen, que fue Representante de las Naciones Unidas, nos dijo: “ustedes no saben lo que es la Argentina, es un país maravilloso, estupendo”. El se metió con alma y vida en todo este proceso de diálogo que vamos llevando adelante. También nos dijo: “ustedes tienen una riqueza cultural impensada, insospechada, una riqueza natural que es fantástica, una riqueza de relaciones humanas”. Entonces quiere decir que se puede mirar ese medio vaso lleno.

Nosotros tendríamos que seguir avanzando pero me parece importante detectar objetivos, como por ejemplo el bien común y poder establecer puentes en la medida de las posibilidades. Les hago una referencia muy personal. Mi mamá me pregunta: ¿seguís con el Diálogo Argentino? La viejita -tiene 81 años- me dice: ¿qué vas a hacer con el Diálogo? ¿Qué se piensan que son ustedes? Le contesto: “mami, no me entusiasmes tanto”. Entonces me dice: “mirá, mientras los que reciben 10.000 pesos de sueldo, sigan haciéndolo, no les importará nada de lo que digan ustedes”. 

Entonces yo le digo: “Sí, es verdad, vos tenés sentido común, pero también creo que hay una conciencia en la Argentina. Por ejemplo, el cuestionamiento al mundo político”. Hace cinco años eran poquísimos los que lo hacían, y en este momento está muy difundido. Como también lo está seguir avanzando en la educación, en políticas de Estado, en un proyecto de país, en saber hacia dónde vamos, qué pretendemos, qué queremos. Eso en el Diálogo se le ha dicho al entonces presidente Duhalde y lo sabe el presidente Kirchner, se lo hemos dicho explícitamente a Aníbal Fernández, a la hermana del presidente, a la esposa del presidente y a Alberto Fernández. ¿Cuál es el proyecto? ¿Hacia dónde caminamos? ¿Cuál es el proyecto político, el proyecto económico y el proyecto social?

Es como cuando de noche nos despertamos y escuchamos al mosquito volar. No sé si a ustedes les pasará, pero yo hasta que no prendo la luz y no lo liquido, no sigo durmiendo. Entonces eso es lo que se está desencadenando en la Argentina, esos son datos para mi positivísimos. Es que hay un aire distinto entre nosotros.

Lo el ideal es llegar a estos diálogos a nivel municipal, provincial y nacional, en todos los estamentos. En este momento tenemos diálogos en más de diez provincias con diversas modalidades; algunos los propician más los credos, otros los propician más las ONGs, y por ejemplo en Tierra del Fuego es el mismo gobernador el que lo lleva adelante. Todos aquellos que quieran intervenir pueden llamar por teléfono a la sede de Caritas.

No es sencillo, se avanza lentamente, primero porque tenemos una cultura individualista. Por ser creyentes, estamos hechos a imagen de un dios trinitario, y entonces en tanto funcionamos como comunidad nosotros encontramos la alegría de vivir, y no cuando vivimos en un individualismo enfermizo.

Les digo tres cosas que me parecen fundamentales. La primera es que el joven de hoy, sobre todo en los estamentos más populares, es incapaz de seguir un razonamiento lógico. Entonces si le decimos: pasa esto, y estas son las consecuencias, fijate qué te puede pasar, te cierra la persiana o no te escucha, o si tiene mucha confianza dice “no me molestes”. No es capaz de mantener un razonamiento. Todos nosotros somos capaces de hacerlo. Fíjense que las exposiciones que escuchamos han sido todas de líneas deductivas. Es decir, presentan sus ejemplos, su experiencia, la reflexión y después dicen las consecuencias. El joven de hoy eso no lo puede hacer.

Segundo, resulta impactante que el joven, sobre todo en los estamentos más humildes, es incapaz de mantener por largo tiempo una opción. Ustedes conocerán muchachos que están comenzando la tercera carrera. Comienzan y dejan. Son muchísimos los universitarios que en tercer año dejan de estudiar, porque no pueden mantener una opción por largo tiempo. Piensen la repercusión social que eso tiene para el compromiso ciudadano, el compromiso familiar y el compromiso de una vida de total entrega.

Tercero, han aumentado notablemente a nivel mundial y a nivel nacional los niveles de suicidio, que expresa una falta de interés por la vida. De ahí la preocupación grandísima de Juan Pablo II, con todas las cartas encíclicas y las intervenciones sobre el tema de la vida. Porque la vida en este momento no vale nada. De hecho, los chicos, cuando te piden un cigarrillo, te dicen pasame el cáncer. No les interesa. Después cuando llega el momento, llega el drama. No les interesa tampoco la posibilidad del sida. Para nosotros la vida era como el vértice de la pirámide; hoy en día, el vértice de la pirámide es gozar. Por eso aludía también a la falta de compromiso y de esfuerzo. Eso no interesa, porque se preguntan ¿a qué lleva?

Esto nos va dando un panorama distinto y entonces cuando me preguntan si se puede intervenir en el Diálogo Argentino digo que lo planteamos a largo plazo.

Después de que haber escuchado al intendente de Rosario, a quien conocí en esta reunión, me parece que hay dos puntos que son fundamentales: se nota que tiene pasión por lo que hace, que trata de hacer las cosas bien. No estoy hablando de Jesucristo ni del Evangelio ni de los mandamientos, sino de tratar de hacer las cosas bien. Eso es lo que me parece que está fallando en nuestra sociedad. Y también poner pasión en lo que se hace. ¿No notaron ustedes ese deseo de hacer las cosas bien? Y por otro lado, ser un caballero, ser un hombre correcto. Eso es de lo que se adolece en nuestra patria.

Con la fe religiosa, la Mesa del Diálogo es algo espléndido. Tenemos la comunidad hebrea, la islámica, la evangélica y la católica. Queremos defender los valores y ahí nos sentimos todos aglutinados.

Le quiero agradecer a estos cuatro hermanos nuestros que hablaron en esta Cátedra, por la pasión que ponen en lo que hacen, porque se nota que dieron lo mejor de sí y que tratan de hacer las cosas bien. Eso me parece que es hombría, caballerosidad, sentido de responsabilidad y si eso se va multiplicando, al final es una revolución en cadena. Estoy convencido que son muchos más los que quieren una Argentina distinta que los que quieren una Argentina vieja, pero nos tenemos que unir.

El “Diálogo Argentino”

El “Diálogo Argentino” es un espacio que mediante la amplia participación de la sociedad busca contribuir a la reconstrucción de las bases para la convivencia social frente a la profunda crisis política, institucional, económica y social que sufre nuestra Patria.

Historia

  • Ya en diciembre del año 2001 la Iglesia emitió un comunicado “El diálogo que la Patria necesita” en vistas a superar la crisis.
  • El 14/1/2002 el Presidente Duhalde hizo una convocatoria al Diálogo Argentino. La C.E.A. brindó el espacio espiritual de la Iglesia Católica y tuvimos el apoyo técnico del P.N.U.D. Fueron 3 los objetivos:
    1. Lograr la participación de las distintas fuerzas para enfrentar el derrumbe que nos ponía en el límite de la anarquía y violencia fratricida.
    2. Encontrar soluciones concertadas para el mediano y largo plazo.
    3. Trabajar en la definición de un proyecto nacional sustentable.
  • Se dieron 3 etapas:
    1. Reuniones bilaterales con actores de los diversos sectores de las sociedad. Se elaboró el documento “Bases para el Diálogo Argentino”.
    2. Experiencia de concertación con las mesas sectoriales y “Diálogo en las Provincias”.
    3. Se elaboró el documento “Bases para las Reformas” 11/VII/2002.
  • Resultados positivos: - Recuperación del diálogo.
    - Contribución a la pacificación.
    - Atender a la emergencia social.
    - Identificación de consensos básicos.
  • El 18/X/2002 se realizó la primera reunión de la Mesa ampliada del Diálogo Argentino. Tuvo una amplia representación de la sociedad civil = diversas confesiones y credos, las ONG’s, entidades empresariales y trabajadores. Cambió la sede por dejar de prestar PNUD la asistencia técnica.
  • Síntesis de los avances en políticas de estado.

    Propuestas

    Las hay en el plano político, social, económico, institucional y sindical.

    Contribución a la trasparencia.

    El reclamo de justicia y el fin de la impunidad es particularmente exigente en nuestra sociedad. Por eso entre otras iniciativas, se propone la presentación de la declaración jurada de toda la dirigencia y de todo funcionario público.

    Lecciones aprendidades

  • El D.A. ha servido para disminuir la violencia política y favorecer la búsqueda de consensos.
  • El D.A. ha contribuido a superar la puja sectorial y partidaria fijando políticas de estado.
  • El D.A. ha contribuido a respaldar las instituciones frente a un gran desprestigio de los actores políticos.
  • El D.A. impulsó la participación de toda la sociedad y esto regeneró la confianza y reconstruyó el tejido social. Esto impulsó el cambio de la cultura política dominante.
  • El D.A. debe contar además de las organizaciones sociales, civiles, también con actores políticos con poder de decisión.
  • El D.A. necesita recursos humanos y financieros para hacer sustenible el trabajo. Necesita asimismo el apoyo constante de los M.C.S.
  • El D.A. debe buscar una amplia participación de todos los actores.
  • La evaluación ha de ser constante para reorientar objetivos y métodos.
  • Debe finalmente integrar demandas sociales y exigencia económicas.

    Para el futuro

  • Establecer un programa de “cultura de diálogo” que de cabida y comprometa a todos los actores de la sociedad civil y los credos que lleve a superar el actual predominio de la cultura de la confrontación. La tarea fundamental hoy es presentar valores de confianza, honestidad y dedicación al buen común.
  • Contar en todo momento con un diagnóstico social actualizado que acompañe el proceso de recuperación de la crisis. Se requieren nuevos incentivos para que la sociedad civil quiera intervenir y haga planteos sensatos.

    Dos grandes líneas de acción

  • Retomar el diálogo multiactores.
    La sociedad civil que conforma el D.A. no alcanza a dar respuesta a los problemas estructurales que dieron origen en la crisis al D.A. y una vez fortalecida la confianza entre los actores sociales, se debe ampliar el espacio a otros sectores y actores.
    - Institucionalizar un espacio que puede ser la creación de un “Consejo Económico y Social” en la Argentina (organo de consulta del Poder Ejecutivo y Legislativo) para debatir los problemas económicos y sociales sustanciales.
    - Crear un espacio de confianza para detectar legítimas inquietudes y posiciones sobre temas institucionales. Acercar a actores sindicales y empresarios.

    Federalización

    Elaborar mecanismos para profundizar la experiencia del diálogo en el marco de una democracia participativa. Asimismo conformar un equipo que pueda desarrollar un proyecto sustentable en algunas regiones del país. Vincular las experiencias entre si para generar la cooperación. 

    Conclusión

  • Experiencia única y fecunda.
  • El objetivo es construir ciudadanía. El Diálogo nos aproxima a la verdad.
  • Es un espíritu y no puede transformarse en institución.
  • El problema social es grave. Es urgente implementar encuentros con empresarios, gremialistas, piqueteros y actores emergentes.
  • Es un instrumento de carácter democrático. Hace a la cultura de la paz, el consenso y a la participación.
  • Se logra con el esfuerzo de todos.

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Socialmente responsable desde y dentro la empresa

Norberto Lovaglio, Vicepresidente Regional en el Cono Sur de Sudamérica de la empresa DHL Express, a cargo 7 países (Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay, Bolivia, Perú y Ecuador), habló en la cátedra del Foro. Esta fue su ponencia:

Es un verdadero desafío contarles lo que estamos haciendo como empresarios en un país que enfrentó y enfrenta una crisis de la envergadura que comenzó hace tres años y que requirió a las empresas hacer algo más que trabajar y vender los servicios o productos que tienen. Nuestra idea dentro de la compañía fue trascender -algunos dicen dar un salto adelante- tratar de ver cómo la compañía puede impactar en su empleado y en su núcleo de pertenencia, mas allá de la obligación formal que tenemos como empleadores.

DHL es una compañía muy interesante para trabajar en materia de Responsabilidad Social, porque nos da a quienes la dirigimos el marco de referencia para concretar actividades vinculadas con la relación con la sociedad. 

Pero, en vez de referirme a la “Responsabilidad Social Empresaria”, que es algo muy abstracto, prefiero hablar de la “Responsabilidad Social de los empresarios”. ¿Por qué? Porque si te dan el marco dentro del cuál te podes manejar, queda en uno la decisión de hacerlo o no; y entonces la pregunta se profundiza un poco más, ¿cuánta gente lo hace porque tiene vocación para hacerlo? o ¿cuánta gente no lo hace pudiendo hacerlo? Y citando al Rabino Daniel Goldman, “este criterio (tener responsabilidad social) recién comienza”, y para mí lo más importante es que la gente joven empiece a interpretarlo como una de las importantes obligaciones que uno tiene como dirigente de empresas del día de mañana. 

La primera responsabilidad de una empresa es trabajar dentro de su comunidad interna, garantizar que lo que el trabajador percibe y vive es lo máximo que uno les puede ofrecer y recién ahí pensar cómo trascender hacia el núcleo primario de ese trabajador, que es su familia y, por último, a la comunidad inmediata que es el barrio. 

La primer pregunta que deberíamos hacernos como empresarios es ¿cuál es el espacio que tengo para trabajar desde la organización? La organización tiene un poder dentro de la sociedad, puede generar cosas y a veces, con muy pocos recursos. No hace mucho llevamos a 70 chicos de Villa la Rama a Mundo Marino a pasar un día entero y todo financiado con lo que se recauda en varios meses por el reciclado de papel.

Realmente el mensaje que interesa transmitir es que si alguien decide participar o formar parte de una organización es un deber estar atento a las necesidades para luego contribuir comprometidamente a cambiar la realidad. No es necesario ser grandes personajes, ni grandes ejecutivos; es más, la fuerza de los jóvenes es la que está haciendo las cosas en la compañía. Me interesa brevemente contarles lo que hicimos en los últimos 5 años, desde que empezamos a trabajar en 1999 en la empresa hasta el 2004. En primer lugar, luego de hacer un diagnóstico de la situación de la compañía, planificamos un proceso de cambio de paradigmas y re-acomodamiento como compañía para el 2001, y la búsqueda de resultados para el 2002; para en el 2003 volver a replantearnos e iniciar un proceso de reingeniería y consolidarnos como líderes en el 2004. Puedo decir con absoluta confianza que producto del éxito de este proceso nuestras ventas crecen a razón del 25 % anual. 

Es de suma importancia definir si en la cultura de la organización o en los valores de la misma la Responsabilidad Social va a tener trascendencia o no.

El Deutsche Post, grupo al cual pertenece DHL desde el año 2002, definió a nivel mundial siete valores dentro de los cuales se encuentra “Aceptar nuestra responsabilidad social”. Parece no tener mucha importancia colocar eso en un folleto pero puedo garantizar el impacto en cascada que se produce cuando el empleado lee que es tan importante ser honesto e íntegro, pro-activo y emprendedor como ser socialmente responsable desde y dentro la empresa. El impacto de la comunicación relativa a estos temas es altísimo. 

¿Cómo fue que iniciamos este proceso? Hay dos proyectos fundamentales y pilares que son cimiento firme para todo lo que siguió: “Pasión por nuestra gente” y “Ayudando a ayudar”. En el primero, como les fui contando, buscamos poner el foco en nuestros empleados seguido de su grupo familiar y una vez consolidado éste comenzar a realizar acciones para la comunidad desde las fortalezas de nuestra organización. No es cuestión de inventar nada sino de intentar sacar lo mejor que tenemos desde dentro, con nuestra gente.

Primeramente trabajamos en el liderazgo, los gerentes, la dirección, se hizo un trabajo de sensibilización sobre el cambio.

Cuando en diciembre del 2001 detectamos que todos los sistemas de salud estaban atravesando una severa crisis, lo vimos como oportunidad de mejora, negociamos con nuestro servicio médico para incluir a los familiares de los empleados que se habían quedado sin trabajo durante de la crisis.

Paralelamente a estas acciones y como consecuencia de la Encuesta Anual de Opinión del Empleado, se formo el grupo EOS, voluntarios de las distintas áreas focalizados en detectar necesidades y planificar planes consecuentes. El orgullo que les genera pertenecer y colaborar es más valioso que cualquier aumento o cambio de categoría. El grupo fue evolucionando y re creándose constantemente y hoy es el coordinador en materia de Responsabilidad Social dentro de la empresa colaborando en las áreas de comunicación, clima laboral y mejora continua. Por ejemplo, fueron los coordinadores y encargados de negociar con Wall Mart una compra con precios de mayorista para poder armar la canasta familiar y buena parte de lo que la gente recibió lo donó. 

Para el logro de las acciones que a lo largo de este texto fue enumerando lo fundamental es definir los valores que queremos que dirijan nuestro rumbo, ser claro en la comunicación y ser consistente en las acciones que uno emprende. Como líderes es tan importante ser socialmente responsable como consistentes, rentables y buenos. De nada sirve hacer donaciones si no cumplo la ley en cuanto a las cuestiones formales ni soy un buen empleador. Con el segundo programa, “Ayudando a ayudar”, comenzamos trabajando con la Fundación Leer y los empleados voluntarios concurrían a leer a las escuelas, a chicos de distinta edades. Continuando con el voluntariado comenzamos a colaborar activamente con el grupo Vox Populi, que organiza festivales musicales (cancha de Boca Juniors y Luna Park) en los cuales la entrada es un alimento. 

Otro gran esfuerzo en este marco fue la gran inundación en la provincia de Santa Fe; juntamos 60 mil kilos de donaciones (alimentos, ropa, etc) con un acuerdo con Blockbuster, y los llevamos junto con 120 voluntarios empleados y familiares en 1 camión y 18 camionetas de la empresa a esa provincia.

Pero con todo esto no quiero decir que querer ser una empresa socialmente responsable significa no pretender ganar dinero. De hecho, es el objetivo principal de una empresa, más aun si lo que quiero rescatar y mostrar es como evolucionó significativamente en esos años la rentabilidad ligado a la responsabilidad social. Es muy interesante observar no solo la evaluación de la rentabilidad de la empresa sino también la evolución de los diferentes aspectos, y no solo el salario sino también los otros beneficios que se fueron agregando en la compañía. Se observa que el salario fue creciendo en una proporción relativamente menor si se lo compara con todos los demás aspectos como participación en la compañía, beneficios, clima organizacional, estabilidad, desarrollo de las personas, capacitación, apoyo social, comunicación y comunidad. La compañía comenzó a ampliar el espectro de temas, beneficios y servicios del contrato implícito con el empleado elevando consecuente y considerablemente la rentabilidad. 

Por último, un programa que estamos desarrollando hace dos años y que este año extendimos a la comunidad. Una escuela interna con instructores voluntarios de las mismas áreas que compartían sus conocimientos con los distintos departamentos y que hoy es una escuela para chicos finalizando el nivel secundario, o bien familiares directos o amigos de los mismos empleados, en la cual se brindan herramientas de auto conocimiento y capacitación que facilitan la inserción o reinserción en el mercado laboral. Se generó con este proyecto un altísimo sentimiento de pertenencia por parte de los empleados. Se brindaron en el primer año de lanzamiento 1648 horas de capacitación para todo el público beneficiado e incluso ya hemos empleado a 9 estudiantes que asistieron al programa.

Para finalizar insisto en una sola cuestión: de nada sirve que haga una donación o miles de planes para ayudar a comunidades si adentro de mi empresa no se refleja el mismo espíritu. Estaríamos hablando solamente de marketing, de hipocresía. Las donaciones o las distintas acciones son muy importantes y necesarias pero es mucho mayor el efecto si nos focalizamos en algo sustentable, y no en apagar incendios puntuales. 

Solo me contenta imaginarme la incidencia que tendríamos si estableciéramos una red que empuje a las empresas a buscar el bienestar de sus empleados, después trascender a la familia de sus empleados para luego cada uno a su barrio…no tengo dudas que la historia sería otra

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CÁTEDRA ABIERTA DE RESPONSABILIDAD SOCIAL Y CIUDADANA