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Reflexiones Cátedras

Distintas visiones de la cooperación internacional

Frédéric du Laurens, embajador de Francia en la Argentina, se refirió a los desafíos que presenta un país como la Argentina, con tecnologías sumamente desarrolladas, científicos brillantes, artistas de fama internacional, y por otro lado grandes situaciones de pobreza, a pesar de la recuperación económica del país.

En los años 50 y 60 en mi país la cooperación estuvo relacionada con el proceso de descolonización, concientes de la responsabilidad política y social frente a las nuevas naciones independientes, particularmente de Africa central y occidental. Esos nuevos Estados eran frágiles, con problemas institucionales, económicos, sociales, evidentes, que necesitaban proyectos bilaterales de gran alcance, abarcando una variedad de sectores, educación, lucha contra la pobreza, fomento de actividades económicas, etc. Pero esta cooperación generó inmediatamente críticas, porque dejaba en una situación insuficiente a la iniciativa local, a la responsabilidad ciudadana.
Esta etapa se superó. La filosofía de cooperación cambió en los años 70 y más en los 80. El tiempo, las experiencias, y también los fracasos, llevaron a que no se tratara más de imponer un modelo de desarrollo ni de hacerse cargo de una política sino de construir una asociación entre socios teóricamente con igualdad de derechos y deberes en la instrumentación de los proyectos de cooperación.

Evolucionó el marco institucional de cooperación con la presencia de un nuevo y prominente actor: la Unión Europea (UE). La política de cooperación es una de las muchas políticas comunes, y de las más importantes, de la UE. En los años 70 Francia puso toda su influencia para que la UE desarrollara políticas de cooperación no solo con los países que fueron colonizados por Francia, como los de Africa, sino también con otros países relacionados con España tradicionalmente, que hoy día conforman la zona de cooperación prioritaria, que agrupa a unas 80 naciones del mundo subdesarrollado. La presencia de la UE modificó y amplió el marco de nuestra cooperación. Así no se puede hablar de cooperación de Francia sin mencionar a la UE, que es el mayor valor de cooperación en el mundo.

A nivel global, hay que considerar los objetivos de la comunidad internacional con el problema del desarrollo y hoy estamos en el camino de 3 desafíos. Uno es la Ronda de Doha, de la Organización Mundial del Comercio (OMC), en la que la negociación es antes que todo para el desarrollo y la cooperación.
El segundo es que hay que considerar la obligación de todas las naciones de la ONU cuando se fijaron los Objetivos del Milenio, obligación política y moral a la cual se deben todos los países de la ONU, incluida Francia, fijando un objetivo de ayuda al desarrollo mucho más importante que lo que se hizo hasta ahora, tratando de articular bien los objetivos del milenio con las otras grandes negociaciones, como la de la OMC, que se desarrollan hoy.
En tercer lugar hubo avances significativos en estos últimos años en el tema de la responsabilidad ciudadana, con la resolución de la UNESCO sobre la diversidad cultural, que es fundamental para tener una visión ordenada de lo que puede ser un mundo globalizado con naciones que cada una tiene y quiere mantener su cultura, su propio idioma, etc, y las reglas que se fijaron en la Unesco, proceso en el que la Argentina participó de una manera importante para tener éxito, lo cual es un acto muy positivo de la comunidad internacional.

¿A qué punto llegamos hoy? Tenemos 4 visiones de la cooperación internacional. Una es la de quienes piensan que la cooperación al desarrollo es una responsabilidad de los Estados, de las naciones; es una visión francesa y también de la UE. Otros piensan que el desarrollo y la cooperación es responsabilidad de las empresas, del mercado, que hay que generar confianza porque fortaleciendo los mercados espontáneamente se permite el desarrollo y la cooperación.
La tercera es la visión de los que dicen que no hay que hacer nada; son muchos, la mayoría de los Estados prósperos. Y la cuarta visión, de la que quizás no se habla mucho porque es polémica, es la que dice que el desarrollo pasa especialmente por la ayuda a las comunidades religiosas, que el mejor método para el desarrollo y la cooperación es, por ejemplo, construir mezquitas. No digo nada en contra pero es una visión particular.

Hay que articular en este mundo global las cuatro visiones, que a veces se oponen y a veces se articulan. Pienso que es posible articular más fácilmente la visión del mercado como factor esencial de cooperación y desarrollo con la visión que es tradicionalmente la nuestra, la responsabilidad de los Estados, individuales o asociados como en la UE.
En este marco global se plantea si una política de cooperación de Francia con la Argentina tiene sentido o no. Vemos los desafíos que presenta un país como la Argentina, con tecnologías sumamente desarrolladas, científicos brillantes, artistas de fama internacional, y por otro lado un país que presenta, sobre todo en el interior, grandes situaciones de pobreza, a pesar de la recuperación económica del país.

Estas dos caras no son excluyentes y cada una puede necesitar una cooperación internacional. Muchas veces de una manera superficial se piensa que se genera una política de cooperación solo para enfrentar situaciones desastrosas. Es obvio que es necesaria en esos contextos. Pero también es necesaria y legítima para temas que necesitan el intercambio de experiencias y fomentar la creatividad, la actividad científica. Una buena cooperación es una combinación que responde a las necesidades de la gente y que sirve al interés común. Es lo que tratamos de hacer en la Argentina, cooperando con las políticas nacionales o provinciales, pero también con las organizaciones de la sociedad civil para encontrar las mejores modalidades.

No haré una enumeración precisa de los programas de cooperación porque sería largo, y solo me focalizaré en el tema de la cooperación científica para decir que en el ámbito universitario hay una tradición fuerte de cooperación entre ambos países en materia de investigación; hay unos 200 convenios en ese ámbito. Tenemos también muchos programas de cooperación bilaterales y también la cooperación a través del Centro Franco Argentino de Altos Estudios.
Estamos armando un nuevo proyecto de cooperación para la formación de ingenieros. Ya hay intercambios entre las universidades pero no están sistematizados. Con este convenio se sistematizará de manera decisiva.