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Reflexiones Cátedras

El microcrédito genera un fenomenal cambio social

Arnaldo Bocco, Director del Banco Central de la República Argentina, señaló que hay un nicho de pequeña y micro empresa que podría ser un actor importante, que deberían prestarle atención quienes hoy se orientan al microcrédito. Esta es su ponencia:

La introducción del microcrédito en la Argentina no es nueva. Hace mucho tiempo que viene operando casi como una relación entre iguales, entre personas. Institucionalmente es más nuevo, tendrá poco más de una década y media.

En los últimos tiempos si uno pudiera segmentarlo va a encontrar que hay diferentes tipos de instituciones involucradas en el microcrédito, por ejemplo organizaciones no gubernamentales que juegan un papel social positivo en la identificación de sujetos factibles de ser perceptores del crédito de pequeña escala.
Tenemos a su vez entidades internacionales que observan a actores sociales que también son sujetos de créditos, ya sea mujeres, familias, profesionales independientes o algunas adicionalmente que son portadoras de conocimientos, desde lo artístico hasta lo manual.
Lentamente empiezan a existir bancos de pequeñas dimensiones, incluso algunos más grandes, que encontraron también el nicho del microcrédito haciéndolo, por ahora, de manera exploratoria.

En el año 2006 el Banco Central estableció lo que se llamaron Regulaciones para préstamos de bajo valor, de tal manera de crearle a los bancos la menor cantidad de restricciones posibles, para que puedan prestar cifras bajas, montos variables, y posibilitarle el mecanismo de recupero del crédito en plazos, en períodos sumamente flexibles, de manera mensual, quincenal, semanal, y crear también condiciones necesarias para que esas regulaciones no obstruyan el sistema.
Es un gran desafío, ya que pequeños montos cambian realidades humanas de manera muy importante. Pero tenemos que ser muy francos, así como la Argentina en muchos campos está muy adelantada, hay países vecinos relativamente más rezagados y otros con instituciones más fuertes, que nos llevan décadas de ventajas.

Tenemos un caso muy conocido en un país vecino, rico en tradiciones y eficiencia. Encontramos ese hito muy importante en Chile, que es el surgimiento de una entidad privada, social, es un banco cuya historia resulta muy particular.
Como muchas experiencias europeas de tipo cooperativas artesanales y microindustriales, comenzó siendo creado en Santiago por la Iglesia, que enfrentó a la dictadura y necesitaba tener un mecanismo de manejo de sus recursos para el pago en los colegios a los maestros de las escuelas católicas. El Cardenal Raúl Silva Henríquez solicitó la apertura de un pequeño banco y al mismo tiempo con los depósitos financiaba pequeñas viviendas populares (El Banco de Desarrollo, en efecto).

De allí un poco más tarde se avanzó al microcrédito, y hoy ese banco debe tener un Activo del orden de mil quinientos millones de dólares, donde ya no son los actores sociales chilenos excluyentemente los propietarios sino el BID, el Fondo Monetario Holandés, que es un organismo del Estado de Holanda que financia el desarrollo económico, y otras instituciones de esta naturaleza, sumado a los miles de depositantes, quienes finalmente terminan siendo personas físicas o jurídicas involucradas en el financiamiento de estos pequeños créditos.
Creo que nosotros tenemos mucho por aprender, aquí está el Estado Argentino que vuelca recursos al microcrédito, hay entidades que los perciben, así como hubo un banco de los pobres que trató de emularse en distintos ámbitos geográficos del país jugando papeles muy activos desde el Gran Buenos Aires hasta Mendoza, desde Jujuy hasta la Patagonia.

A mi juicio hay un nicho de pequeña y micro empresa que podría ser un actor importante que deberían prestarle atención quienes hoy se orientan al microcrédito, que a veces no son ni sujetos del crédito ni si quiera del sistema informal que hay en la Argentina. Por lo general buena parte de esas pequeñas empresas, microemprendedores, son comunidades económicas de las más eficientes porque tienen niveles de productividad alta, son tecnológicamente innovadoras y a lo mejor son de una escala muy diminuta, pero tienen un papel muy importante; pueden ser un artesano, un artista, un profesional, un transportista, en fin, hay una gran cantidad de personas que han comenzado así.
Recuerdo el caso de una empresa familiar, de una familia tremendamente humilde, donde la portadora de la iniciativa fue una mujer. Ella con un crédito de quinientos pesos constituyó una fábrica de sillas que fue recuperando el marido y los dos hijos. Al cabo de quince años las sillas hoy se exportan a Europa y tiene empelados y arquitectos. Esos ejemplos también existen en nuestro país, son menos conocidos, pero están allí, sólo hay que potenciarlos. A veces las entidades financieras esperan a los clientes potenciales, en el exterior, la experiencia es más agresiva, las entidades van en busca de sus clientes, no despachan crédito, lo ofrecen.

La ventaja que tiene la inserción de recursos crediticios es que la incidencia es inmediata porque la persona a los tres, cuatro o seis meses amortizó el crédito, tiene capacidad de endeudamiento futuro nuevamente, en cuanto crece contrata en el mercado de trabajo a más personas, amplía la base productiva, por pequeño que resulte, expande la dotación de capital (lo que le permite mejorar la productividad y tener ganancias, eso se ve mucho en las comunidades campesinas de los Andes ecuatorianos o en Colombia), enseguida reinvierte y ese progreso, se percibe no solo en la calidad de su vida, en la educación de sus hijos, de lo que desea para su satisfacción individual, en términos de la relación hombre trabajo, sino también como empresa porque pasa a ser socialmente más eficiente.

Cuando ustedes miran una cadena de producción, y ven una gran industria, siempre el abastecedor mientras más pequeño mejor, porque ante incidentes financieros reacciona con más velocidad que en el sentido que reacciona la gran empresa. Por ejemplo el productor de leche que le va a entregar desde un tambo a la empresa láctea, va a reaccionar siempre en forma mucho más veloz y más eficientemente que la industria láctea, por las características y dimensiones culturales que adhirió a lo largo de generaciones previas que le fueron transmitiendo el conocimiento y la especialización. De manera que cada peso que se destine a una inversión de esta forma social y económica, genera progreso y un fenomenal cambio social.